Nos gustaría dar las gracias efusivamente, por su valiosa ayuda y constante apoyo a las siguientes personas:
A nuestro agente, Ray Peuchner, fallecido trágicamente de cáncer en el verano de 1987. Ray, a quien siempre recordaremos como a una persona amable y tierna, no sólo fue nuestro agente sino también nuestro amigo, y lloramos su muerte del mismo modo en que nos alegramos de que su vida fuera tan hermosa.
A Laura Hickman por sus consejos, su apoyo, y por soportar a Tracy.
A nuestros colaboradores Larry Elmore y Darryl Viscenti, Jr.
A Valerie Valusek, y a Steve Sullivan, ambos amigos nuestros y a la vez valiosos miembros de nuestro «equipo».
A Patrick Lucien Price por compartir con nosotros sus conocimientos sobre las cartas del tarot y el arte de la adivinación.
A John Hefter por facilitarnos las frases en lengua latina y por ayudarnos a descubrir la verdadera naturaleza de la búsqueda de la comprensión espiritual. Es a John, precisamente, a quien dedicamos el personaje del prudente y bondadoso sacerdote, Saryon.
A nuestra editora, Amy Stout, quien probablemente eliminará esta pequeña nota de reconocimiento, aunque esperamos que no lo haga porque se la merece.
Y finalmente a vosotros —nuestros lectores— cuyo continuado y entusiasta apoyo unido a vuestros amables comentarios hizo que disfrutáramos tanto escribiendo esta obra.