Cuando tocaba con mi estilo primitivo la guitarra acústica en un grupo llamado Rock Bottom Remainders, Warren Zevon solía acompañarnos en nuestras actuaciones. Le encantaban las camisetas de color gris y las películas tipo Tarántula. Insistía en que yo cantara su tema «Werewolves of London» en los bises. Yo le aseguraba que no era digno, pero él insistía en que sí. «Clave de sol —me decía Warren— y aúlla como un descosido. Lo más importante: Toca como Keith».
Nunca podré tocar como Keith Richards, aunque siempre lo hice lo mejor que pude. Con Warren a mi lado, acompañándome nota a nota y partiéndose de risa como un tonto, siempre lo pasé genial.
Warren, este aullido va por ti, dondequiera que estés. Te echo de menos, amigo.