AGRADECIMIENTOS

Mi agradecimiento especial a cuatro personas: Rich Hasler, de la Magma Mining Corporation; William Winston, pastor episcopalista; Chuck Verrill, mi permanente (y sufrido, añadiría él) editor; y Tabitha King, mi esposa y mi más perspicaz crítico. Y el estribillo, asiduo lector, ya lo conoces, así que recita conmigo: si algún mérito tiene esta obra, a ellos se debe; en cuanto a los errores, yo soy el único responsable.

S. K.