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Masklin siempre había mantenido una actitud abierta respecto al tema de la existencia de Arnold Bros (fund. en 1905). Si uno lo pensaba un poco, la Tienda había sido bastante impresionante, con las escaleras mecánicas y todo lo demás; si no la había creado Arnold Bros (fund. en 1905), ¿quién lo había hecho? Al fin y al cabo, la única posibilidad alternativa era pensar en los humanos. Lo cierto era que Masklin no consideraba a los humanos tan estúpidos como parecía creerlo el resto de los gnomos. Aunque fueran grandes y lentos, aquellos seres parecían imparables en su torpeza. Sin duda, se les podía enseñar a hacer algunos trabajos sencillos.

Por otra parte, el mundo tenía kilómetros de extensión y estaba lleno de cosas complicadas. Esperar que Arnold Bros (fund. en 1905) lo hubiera creado todo parecía que era pedir demasiado.

Así pues, Masklin había resuelto no tomar ninguna decisión respecto a Arnold Bros (fund. en 1905), con la esperanza de que, si éste existía realmente y lo conocía, no le prestara mucha atención.

«Cuando uno tiene una mentalidad abierta —se dijo Masklin—, el problema es, naturalmente, que la gente insiste en tratar de meterle cosas en ella.»

El descolorido periódico caído del cielo había sido extendido con cuidado sobre el suelo de uno de los viejos barracones.

El papel estaba cubierto de palabras, la mayoría de las cuales era comprensible incluso para Masklin, pero hasta Grimma hubo de reconocerse incapaz de interpretar qué significaban cuando se leían de corrido. ESCUELA CRÍTICA ENCUESTA ESCÁNDALO, por ejemplo, resultaba un tanto misterioso. Igual que FURIA SOBRE OBJETOR FISCAL. Igual que JUEGUE AL SUPERBINGO ESPECTACULAR DE LA GACETA DE BLACKBURY. Pero habría que esperar para descifrar estos misterios.

Lo que todos los ojos estaban mirando era una pequeña zona de palabras, del tamaño de un gnomo, bajo la palabra GENTE.

—Eso significa «gente» —apuntó Grimma.

—¿De veras? —dijo Masklin.

—Y las palabras que hay debajo dicen: «El millonario Richard Arnold, famoso playboy trotaglobos, llegará en su jet a la soleada Florida la próxima semana para presenciar el lanzamiento del Arnsat 1, el primer sat… —Grimma vaciló—, satélite de comu…, comunicaciones construido por el grupo ínter… nacional Arnco. Este salto al futuro se produce sólo unos meses después de que un incendio des…, destruyera…»

Un escalofrío recorrió a los gnomos, que habían leído en silencio el anuncio mientras ella lo hacía en voz alta.

—«… Arnold Bros, los grandes almacenes de Blackbury, decanos de la cadena de esta… blecimientos Arnold y base de su multi… millonario grupo de empresas. Los almacenes Arnold Bros fueron abiertos en 1905 por Alderman Frank W. Arnold y su hermano, Arthur. Su nieto Richard, de treinta y nueve, que pronto…»

La voz de Grimma se convirtió en un susurro.

—«Su nieto Richard, de treinta y nueve» —repitió Gurder con una expresión de triunfo en el rostro—. ¿Qué decís ahora, eh?

—¿Qué significa trotaglobos? —preguntó Masklin.

—Bueno —respondió Grimma—, un globo es una especie de pelota y el trote es una especie de carrera lenta. Por lo tanto, trotaglobos significa que corre lentamente sobre una pelota. Trota globos.

—Esto es un mensaje de Arnold Bros —proclamó Gurder con rotundidad—. Él nos lo ha enviado. Un mensaje.

—¡Un mensaje dirigido a nosotros, hum! —exclamó Nisodemo, situado justo detrás de Gurder. Alzando las manos, añadió—: ¡Sí! ¡Directamente de…!

—Está bien, Nisodemo —lo cortó Gurder—. Ahora, sé buen chico y cállate.

Dirigió una mirada perpleja a Masklin y éste comentó:

—No suena muy lógico, eso de correr lentamente. Se caería. Si lo hiciera encima de una pelota, me refiero.

Los gnomos observaron de nuevo la Foto. Estaba compuesta de pequeños puntos y mostraba un rostro sonriente, con dientes y barba.

—A mí me suena razonable —declaró Gurder, con más confianza—. Arnold Bros (fund. en 1905) ha enviado a Su Nieto, de treinta y nueve, a…, a…

—Pero esos dos humanos que, según dice aquí, abrieron la Tienda… —insistió Masklin—. No lo comprendo. Yo pensaba que el creador de la Tienda era Arnold Bros (fund. en 1905).

—Sí, él la creó y, luego, esos dos la abrieron —aventuró Gurder—. Tiene sentido. La Tienda era muy grande y seguro que Arnold Bros (fund. en 1905) les encargó la apertura de las puertas. Supongo que se trata de algo así —continuó con cierto titubeo—. Sí, tiene sentido.

—Está bien —intervino Dorcas—. Veamos qué tenemos, entonces. El mensaje dice que Su Nieto, de treinta y nueve, está en Florida, dondequiera que quede eso…

—Estará en Florida —lo corrigió Grimma.

—Florida es una especie de zumo de color —apuntó un gnomo—. Lo sé porque un día estuve en el vertedero de basura y vi un envase viejo donde ponía «Naranjada Florida». Yo mismo lo leí —añadió con orgullo.

—Entonces, va a estar en ese zumo de color naranja, si lo he entendido bien —continuó Dorcas, dubitativo—. Va a estar ahí corriendo lentamente sobre una pelota con eso que llaman jet, sea lo que sea. Y pasándolo bien, al parecer.

Los gnomos permanecieron en silencio mientras meditaban sobre la interpretación que acababan de oír.

—Las palabras sagradas suelen ser difíciles de entender —dijo Gurder en tono grave.

—Pues ésta debe de ser muy sagrada —protestó Dorcas.

—A mi modo de ver, no es más que una coincidencia —añadió Angalo con altivez—. Todo esto no es más que una historia acerca de un ser humano, como las de algunos de los libros que he leído.

—¿Y cuántos humanos serían capaces de sostenerse sobre una pelota, y mucho menos correr lentamente sobre ella? —replicó Gurder.

—Está bien —aceptó Angalo—, pero ¿qué vamos a hacer, entonces?

Gurder abrió y cerró la boca varias veces. Por último, titubeante, murmuró:

—¡Es evidente!

—Dínoslo, pues —insistió Angalo, impaciente.

—Bueno, es…, hum…, evidente. Tenemos que ir a…, al lugar donde está el zumo de naranja…

—¿Y?

—Y…, esto…, encontrar a Su Nieto. No creo que sea difícil, porque tenemos su Foto.

—¿Y? —siguió insistiendo Angalo. Gurder le lanzó una mirada arrogante.

—¿Recuerdas el mandamiento que Arnold Bros (fund. en 1905) colocó en la Tienda? ¿No decía «Si No Encuentra Lo Que Busca, Pregunte, Por Favor»?

Los gnomos asintieron. Muchos de ellos habían visto el rótulo. Y los restantes mandamientos: «Fin de Existencias» y, junto a las Escaleras Automáticas, «Lleven sujetos los Perros y las Sillas de Ruedas». Aquéllas eran palabras de Arnold Bros (fund. en 1905). Y no debían discutirse. Sin embargo, por otra parte… En fin, todo eso había sido en la Tienda, y ahora no estaban allí.

—¿Y? —repitió, pues, Angalo. Gurder empezó a sudar.

—Bueno, esto… Entonces, le pediremos que nos dejen en paz en la cantera.

Un embarazoso silencio siguió a sus palabras. Luego, Angalo comentó:

—Tu plan parece muy descabellado.

—¿Qué significa jet? —preguntó Grimma.

—Es un tipo de avión —informó Angalo, el experto en medios de transporte.

—Entonces, «viajar en jet» significa volar como un avión. O en avión —dijo la gnoma.

Todos se volvieron hacia Masklin, cuya fascinación por el aeropuerto era conocida por todos.

Pero el gnomo había desaparecido.

Masklin extrajo la Cosa de su escondite en la pared y volvió al exterior corriendo pesadamente. No era preciso conectar la Cosa a cable alguno. Bastaba con acercarla a ellos.

En la vieja oficina del encargado había electricidad. Corrió por el vacío callejón entre los edificios en ruinas y se coló por una rendija de la puerta medio caída.

A continuación, dejó el negro cubo en el centro de la estancia y esperó. A la Cosa siempre le costaba un poco despertar, pero pronto sus luces parpadearon al azar y empezó a emitir unos extraños pitidos. Masklin supuso que era el equivalente en la máquina al despertar matutino de un gnomo.

Finalmente, la cosa preguntó:

¿Quién está ahí?

—Soy yo, Masklin —respondió éste—. Escucha, necesito saber qué significan las palabras «satélite de comunicaciones». Yo te he oído mencionar la palabra «satélite» en alguna ocasión. Dijiste que la luna era uno, ¿verdad?

Sí. Pero los satélites de comunicaciones son lunas artificiales. Se utilizan para las comunicaciones. Comunicar significa transmitir información. En este caso, mediante radio y televisión.

—¿Qué es televisión? —preguntó Masklin.

Un medio de enviar imágenes por el aire.

—¿Se emplea a menudo?

Continuamente.

Masklin tomó nota mental de buscar imágenes en el aire.

—Entiendo —mintió—. Y esos satélites… ¿dónde están, exactamente?

En el cielo.

—Pues creo que no he visto nunca ninguno —respondió Masklin, dubitativo. Una idea estaba tomando forma en su cerebro, pero aún no se sentía seguro. Fragmentos y detalles de cosas que había oído y leído empezaban a encajar. Lo importante era darles tiempo para hacerlo, sin ahuyentarlos.

Están en órbita, a muchos kilómetros del suelo. Sobre este planeta, hay muchísimos, dijo la Cosa.

—¿Cómo lo sabes?

Los detecto.

—¡Ah! —Masklin contempló las luces parpadeantes—. Eso de que son artificiales, ¿significa que no son reales? —preguntó.

Son máquinas. Por lo general, se construyen en tierra y luego son lanzados al espacio.

La idea ya casi estaba perfilada. Y subía como una burbuja…

—También dijiste que nuestra nave estaba en el espacio, ¿no? Afirmativo.

Masklin advirtió que la idea estallaba silenciosamente, como un diente de león bajo una ráfaga de viento.

—Si averiguáramos dónde van a lanzar al espacio una de esas máquinas —dijo rápidamente, antes de que las palabras se le escaparan de la mente— y pudiéramos colgarnos de sus lados o colarnos en su interior, o encontráramos la manera de conducirlo como hicimos con el Camión, y si te lleváramos con nosotros, podríamos apearnos luego, cuando estuviéramos ahí arriba, e ir a buscar esa nave nuestra de que me hablaste. ¿No te parece un buen plan?

Las luces de la parte superior de la Cosa se agitaron de forma extraña, formando dibujos que Masklin no había visto nunca. Esta actividad continuó un buen rato hasta que la Cosa volvió a hablar. Cuando lo hizo, su voz sonó casi triste.

¿Sabes lo grande que es el espacio?, preguntó.

—No —respondió Masklin—. Es muy grande, ¿verdad?

Sí. De todos modos, si me transportarais más allá de la atmósfera, eso me daría la posibilidad de detectar la nave espacial y hacerla acudir. Pero ¿conoces el significado de las palabras «suministro de oxígeno»?

—No.

¿Y «traje espacial»?

—Tampoco. En el espacio hace mucho frío.

—¿Y no…, no podríamos hacer algo así como dar saltitos para mantener el calor? —propuso Masklin, desesperado.

Me parece que ignoras lo que contiene el espacio.

—Dímelo tú, entonces.

Nada. No contiene nada. Y lo contiene todo. Pero en él hay muy poco de todo y mucha más nada de lo que puedas imaginar.

—Aun así, merece la pena intentarlo, ¿no?

La empresa que propones es terriblemente imprudente.

—Sí, pero verás —replicó Masklin con firmeza—: si no lo intentamos, vamos a seguir siempre así, huyendo de un sitio hasta encontrar otro nuevo para, justo cuando empecemos a habituarnos a él, tener que escapar otra vez. Tarde o temprano deberemos encontrar algún sitio que podamos considerar realmente nuestro. Dorcas tiene razón: los humanos llegan a todas partes. Y, al fin y al cabo, fuiste tú quien me dijo que el hogar de los gnomos estaba… en algún lugar ahí arriba.

No es el momento oportuno. Aún no estáis preparados.

Masklin apretó los puños y exclamó:

—¡Nunca estaremos preparados! ¡Yo nunca lo estaré! Yo he nacido en un hoyo, Cosa. ¡Un hoyo en el suelo, hecho de barro! ¿Cómo esperas que esté preparado para nada? ¡En esto consiste estar vivo, Cosa! ¡En no estar preparado para nada! Porque uno sólo tiene una oportunidad. ¡Sólo tiene una oportunidad, y luego muere y no se le permite nunca probar otra vez cuando uno ya le ha cogido el truco al asunto! ¿Lo entiendes, Cosa? De modo que vamos a intentarlo ahora. ¡Te ordeno que nos ayudes! ¡Tú eres una máquina y debes hacer lo que se te ordena! Las luces formaron una espiral. Aprendes deprisa, dijo la Cosa.