Los días pasaron a una velocidad vertiginosa, y llegó el momento en que Donna y su familia tenían que regresar de nuevo a su hogar, Chicago. Las vacaciones juntos habían sido una autentica maravilla, y la hora de despedirse, como siempre, fue triste.
—Prométeme que vendrás —pidió Donna a su hermana con los ojos llorosos.
Rebeca asintió; apenas podía hablar de la emoción.
—No te preocupes —contestó Paul—. Prometo que yo la llevaré en octubre o noviembre, cuando acabe el Mundial.
—Lo intentaré, Donna. Todo depende del trabajo que tenga —contestó Rebeca abrazada a su hermana.
—Ni trabajo, ni leches, tienes que venir —insistió su hermana—. Quiero que nos veamos más de lo que nos vemos. Te añoro mucho y…
—Eh… Donna Jo —protestó Kevin—, y a mí qué… ¡que me parta un rayo!
—Kevin, eres verdaderamente horripilante por llamarme así. Odio el nombrecito.
—Lo sé —se mofó Kevin ganándose una colleja de su hermana.
—Quiero que vengáis Bianca y tú —dijo al verle reír—. ¿Por qué no hacéis un esfuerzo y venís con ellos cuando vengan en octubre?
—Me encantaría ir —aplaudió Bianca sorprendiéndoles.
Mientras los hermanos se abrazaban, Paul se acercó al marido de Donna y le tendió la mano.
—Miguel, ha sido un placer conocerte.
—El gusto ha sido mío. —Y mirando a su cuñada, susurró—: Cuida a esta jovencita, porque como sea como la fiera de su hermana, ¡caray, chico, vas a tener trabajo!
Ambos sonrieron y Donna, miró con malicia a su marido.
—¿Se puede saber qué has dicho? —pero sin dejarle hablar, sonrió—. Anda, coge a María y termina de despedirte, que tenemos que embarcar. —Volviéndose hacia Paul murmuró—: Estoy encantada de ver feliz a Rebeca. Llevaba tiempo sin verle en la cara esa sonrisa y me consta que es gracias a ti.
—Me alegra saberlo —asintió divertido y Donna prosiguió.
—Muchas gracias por habernos recibido tan bien, y ya sabes, tienes parte de la familia al otro lado del charco. Allí te esperamos.
Paul sonrió. Donna, tras darle un beso, se volvió de nuevo hacia Rebeca y Kevin y los volvió a abrazar. Nunca sabían cuándo iban a volver a estar los tres de nuevo juntos. Finalmente Miguel, Donna y María desaparecieron tras la puerta de embarque. Tres días después, Kevin y Bianca se marcharon a Eslovenia, y la vida de Rebeca, sin sus hermanos, volvió a la normalidad.