No hay ningún secreto en el equilibrio. Lo único que necesitas es sentir las olas.
DARWI ODRADE
Murbella sintió que había pasado toda una eternidad desde que había reconocido la decisión de Duncan.
¡Desaparecer en el espacio! ¡Abandonarme!
El inmutable sentido del tiempo de la Agonía le decía que tan sólo habían pasado algunos segundos desde que había sido consciente de sus intenciones, pero tenía la sensación de que lo había sabido desde el principio.
¡Debía ser detenido!
Se tendía hacia la consola de comunicaciones cuando Central empezó a estremecerse. El temblor prosiguió durante un tiempo interminable, y luego recedió lentamente.
Bellonda estaba en pie.
—¿Qué…?
—La no-nave del Campo acaba de despegar —dijo Murbella.
Bellonda se inclinó hacia la consola de comunicaciones, pero Murbella la detuvo.
—Se ha ido.
No debe ver mi dolor.
—¿Pero quién…? —Bellonda guardó silencio. Tenía su propio conjunto de consecuencias, y vio lo que Murbella veía.
Murbella suspiró. Ella disponía de todas las demás maldiciones de la historia a su disposición, y no deseaba ninguna de ellas.
—A la hora del almuerzo, lo tomaré en mi comedor privado con las consejeras, y quiero que tú estés presente —dijo Murbella—. Dile a Duana que prepare de nuevo guiso de ostras.
Bellonda empezó a protestar, pero todo lo que pronunció fue:
—¿Otra vez?
—¿Recordarás que comí a solas abajo la otra noche? —Murbella volvió a sentarse.
¡La Madre Superiora tiene obligaciones!
Había mapas que cambiar y ríos que seguir y Honoradas Matres que domesticar.
Algunas olas te derriban, Murbella. Pero vuelves a ponerte en pie y sigues con ello. Siete veces abajo, ocho veces arriba. Puedes mantener el equilibrio sobre extrañas superficies.
Lo sé, Dar. Participo voluntariamente en tu sueño.
Bellonda se la quedó mirando hasta que Murbella dijo:
—Hice que mis consejeras se sentaran a una cierta distancia de mí en la cena, la otra noche. Era extraño… solamente las dos mesas en todo el comedor.
¿Por qué sigo con esa charla anodina? ¿Qué disculpas tengo para mi extraordinario comportamiento?
—Nos preguntábamos por qué a ninguna de nosotras se nos permitía entrar en nuestro comedor —dijo Bellonda.
—¡Para salvar vuestras vidas! Pero debierais haber visto su interés. Leí en sus labios. Angelika dijo: «Está comiendo algún tipo de guiso. La he oído discutirlo con el chef. ¿No es un mundo maravilloso el que hemos conseguido? Tenemos que conseguir una muestra de ese guiso que ha ordenado».
—Muestras —dijo Bellonda—. Entiendo. —Luego—: ¿Sabes que Sheeana tomó la pintura de Van Gogh de… de tu dormitorio?
¿Por qué duele eso?
—Observé que faltaba.
—Dijo que la tomaba prestada para su cuarto en la nave.
Murbella apretó los labios.
¡Malditos sean! ¡Duncan y Sheeana! Teg, Scytale… todos ellos perdidos, y sin ninguna forma de seguirles. Pero aún disponemos de los tanques axlotl y de las células de Idaho de nuestros hijos. No las mismas… pero parecidas. ¡Cree que ha escapado!
—¿Te encuentras bien, Murbella? —Preocupación en la voz de Bell.
Me advertiste acerca de las cosas salvajes, Dar, y yo no escuché.
—Una vez hayamos comido, llevaré a mis consejeras a una vuelta de inspección por Central. Dile a mi acólita que quiero sidra antes de retirarme.
Bellonda se fue, murmurando. Aquello era más propio de ella.
¿Cómo me guiarás ahora, Dar?
¿Deseas una guía? ¿Un tour dirigido por tu vida? ¿Es para eso para lo que morí?
¡Pero se llevaron también el Van Gogh!
¿Es eso lo que echarás en falta?
¿Por qué lo tomaron, Dar?
Una risa cáustica saludó aquello, y Murbella se alegró de que nadie estuviera escuchando.
¿No puedes ver lo que pretende Sheeana?
¡El esquema de la Missionaria!
Oh, más que eso. Es la siguiente fase: de Muad’Dib al Tirano a las Honoradas Matres a nosotras a Sheeana… ¿a qué? ¿No puedes verlo? Está ahí en el borde de tus pensamientos. Acéptalo del mismo modo que tragarías una bebida amarga.
Murbella se estremeció.
¿Lo ves? ¿La amarga medicina de una futura Sheeana? Hubo un tiempo en el que pensábamos que todas las medicinas tenían que ser amargas o de otro modo no eran efectivas. No hay poder curativo en lo dulce.
¿Tiene que ocurrir, Dar?
Algunos se ahogarán en esa medicina. Pero los supervivientes pueden crear interesantes esquemas.