os siguientes días transcurrieron muy lentos para Paula.
Pasó casi todo el tiempo estudiando los exámenes del segundo trimestre. Sin embargo, todo lo que le sucedió le afectó demasiado y suspendió dos asignaturas: Filosofía e Historia.
Ángel la llamó tres veces. El sábado para preguntarle qué tal estaba y si había pensado ya en lo que tuviera que pensar. Paula le respondió que era pronto y que le dejase un tiempo para reflexionar. El martes, para lo mismo, con idéntica respuesta. Y el viernes también, cuando estuvieron muy fríos. Ángel entonces sacó el tema de que si estaban rompiendo y Paula le respondió que no lo sabía.
De Álex no sabe absolutamente nada. Ni siquiera le respondió al mensaje del hotel. Estuvo varias veces tentada de llamarlo, pero finalmente decidió no hacerlo.
Con Mario no fue fácil. El lunes en clase ella lo miró, pero él no quiso saber nada. Así hasta el jueves, cuando Diana intercedió entre ambos y hablaron un poco de temas intranscendentes. El viernes fue mejor e incluso hubo alguna broma entre los dos.
Diana aprobó Matemáticas con un 8.25 y Miriam suspendió con un 0.5. Cris también salió indemne del segundo trimestre en la asignatura.
Un día de abril, en Disneyland-París.
—¡Mira! ¡Allí está Mickey! —grita Erica, nerviosa.
—¿Dónde? No lo veo —pregunta Paula, que lleva buscando todo el día al ratón de Disney para hacerle una foto con él a la pequeña.
—¡Allí!
La niña se suelta de la mano de su hermana y sale corriendo.
—¡Erica! ¡Espera, que te vas a perder!
La hermana mayor se ve obligada a correr detrás de la niña hasta que por fin se para. Y sí, allí está Mickey.
—Hola, guapa, ¿cómo te llamas? —pregunta el ratón, que habla un curioso español con acento francés.
—Erica.
—Qué bonito nombre. ¿Y la chica que viene contigo?
—Es mi hermana, se llama Paula.
—Es muy guapa.
—¿Te gusta? Podrías casarte con ella.
Paula no oye nada de lo que hablan Mickey y su hermana.
—Oye, Mickey, ¿podrías agacharte un poco? Es que no te consigo enfocar la cabeza —comenta Paula mientras prueba con la cámara en vertical.
Mickey obedece. Se inclina y abraza a la niña.
Clic. Clic. Clic.
—Claro que me gusta. Dile a tu hermana que si le gustaría cenar conmigo esta noche.
Erica corre hasta Paula.
—Dice Mickey que si cenas con él esta noche.
—¿Qué?
—Eso. Que si quieres cenar con él esta noche.
La chica sonríe, coge a su hermana de la mano y se alejan de allí.
Pero si hay alguien que tiene capacidad para conseguir lo que quiere, ese es el ratón más famoso del planeta.
¿Sabes que te quiero? Puede sonar a melodía si la escuchamos de la persona a la que amamos; pero también puede a llegar a romperte los esquemas y desbaratar toda tu vida si no es algo esperado o somos nosotros quien lo pronunciamos.