Dice el profesor Guillermo Vargas Uribe que el uso de estimulantes en Michoacán es muy viejo, que viene desde la época prehispánica y hay registro del uso de mariguana y amapola como plantas silvestres, a la postre cultivadas en varias regiones del estado.
En su trabajo Michoacán en la red internacional del narcotráfico, el investigador de la Escuela de Economía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (Vargas Uribe, 1993) apunta que, en el Calendario Botánico de Michoacán, de finales del siglo XIX, el doctor Miguel Tena “reporta el uso de mariguana con fines artesanales en los distritos de Morelia y Tacámbaro, y el cultivo de la amapola como planta de ornato en Zamora y para usos farmacéuticos en Pátzcuaro”.
Acerca del cultivo con fines comerciales, señala que es a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando surge debido a la demanda de Estados Unidos, que empieza a hacerse notoria a partir de la postguerra. Como ejemplo de esto, indica que en la investigación hemerográfica encontró la primera referencia al narcotráfico en Michoacán en el diario El Sol de Morelia el 26 de octubre de 1952, cuando se descubrió un “escandaloso tráfico de enervantes” en San Antonio Obispo (en realidad se trata de San Nicolás Obispo, comunidad agraria ubicada al suroeste de la ciudad de Morelia). Ahí se encontró a un hombre en posesión de “diez cartuchos de mariguana”. En 1956, en tanto, se hizo otro decomiso en la población de Aguililla. Se confiscaron enervantes con valor de 6.5 millones de pesos.
Desde hace más de medio siglo las semillas del narcotráfico están diseminadas principalmente en el sur de la tierra michoacana. Esa zona comprende las regiones de Tierra Caliente, Costa y una parte de la Sierra Madre Sur. Aquí es donde se ha concentrado buena parte de la economía agrícola de Michoacán, con la concomitante formación de cacicazgos y terratenientes poderosos y la generación de grupos del crimen organizado que se disputan la producción de mariguana y amapola, sobre todo porque la entidad colinda con Colima y Jalisco y tiene la salida natural de drogas sintéticas hacia Estados Unidos por el puerto de Lázaro Cárdenas.
En esta región es donde, el 24 de febrero de 2013, surgieron los grupos de autodefensa ciudadana.
No es casual, entonces, que en esta zona se haya presentado el conflicto armado o la guerra entre el gobierno federal, los grupos del crimen organizado y las autodefensas,
Salvador Maldonado describe muy bien esta región de Michoacán en Transición política, seguridad y violencia en México (Maldonado Aranda, 2012b): “Se distingue por una larga historia de conflictos entre el Estado y las poblaciones, indígenas por el lado de la Costa del Pacífico y rancheras por el lado de la Sierra. El sur de Michoacán tiene una larga y complicada historia en el cultivo y tráfico de drogas, con intervenciones asistenciales escasas y quizá fallidas. En la Tierra Caliente se desarrolló una economía agrícola de grandes dimensiones conectada a procesos transnacionales, luego de que el Estado desarrollista decidió transformar las abandonadas tierras fértiles en campos de cultivo de frutas y hortalizas para la exportación.
“Paralelamente, la transnacionalización agrícola dio lugar a una internacionalización más ágil y exitosa del narcotráfico. Sin embargo, tan pronto como el Estado abandonó sus programas de asistencia social y económica en la década de los ochenta, los grandes capitales privados revirtieron el modelo asistencial e impusieron nuevas prácticas de dominación.
“La crisis del campo y las inversiones agrícolas posibilitaron un mayor aumento de cultivos ilegales. En los años noventa, el fenómeno de la migración internacional, que había sido un soporte significativo para aquellas familias excluidas del modelo económico, sufrió un gran impacto con las reformas a las leyes migratorias aprobadas por Estados Unidos. Así, la crisis del campo agrícola, el retiro del Estado y sus programas de apoyo y la crisis de la migración internacional afectaron grandes poblaciones, cuyo saldo es el de una mayor marginación social, como veremos más adelante. En estas circunstancias el narcotráfico creció de manera sorprendente.”
El crecimiento del narcotráfico llegó a ser tal en Apatzingán que, según el sacerdote Gregorio López, vicario de la catedral de esta ciudad, más de 30% de la población era parte de Los Caballeros Templarios. Mientras que en Arteaga, el pueblo natal de Servando Gómez La Tuta, jefe de este grupo criminal, casi todo el pueblo lo protegía y obtenía dinero de parte del capo.
Para el historiador José Luis González y González la región de Tierra Caliente “es un país tropical, un medio de mala reputación, distante de las rutas máximas del tráfico mercantil. Está fuera de camino”. (González y González, 2001)
Por siglos esta región del país fue inhóspita e inaccesible por su difícil situación geográfica, poblada de serranías y barrancas que impedían la construcción de buenos caminos. A esto se sumó el desinterés gubernamental para impulsar su desarrollo. “Por su débil situación respecto de las veredas del hombre, se le estampó el epíteto culto de Última Tule y el apodo de fondillo del mundo”, señala José Luis González, quien recuerda que incluso se le llegó a catalogar como “un estuche de horrores”.
Tal era el abandono de la zona que, según un “inspector” que visitó la zona en el siglo XVIII, los calentanos eran considerados “obtusos, inquietos, insubordinados, ebrios, traidores, holgazanes, inclinados a la lujuria desenfrenada, tahúres, ignorantes y supersticiosos”. (González y González, 1991)
No es casual que este rincón abandonado fuera el refugio de los rebeldes desde hace siglos. Hace 200 años, en 1814, el general José María Morelos y Pavón decretó la Constitución de Apatzingán configurando el perfil soberano de México. Durante la guerra de Independencia y en los tiempos posteriores, la región fue refugio de los ejércitos rebeldes y sus caudillos. Morelos incluso celebró misas en las iglesias de algunos pueblos como Nuevo Urecho, donde en la plaza hay una imagen del llamado Siervo de la Nación. Los habitantes les dieron acogida y alimentos, construyendo un perfil social de rebeldía.
Pero dada su lejanía, difícil acceso y abandono por parte del gobierno central, también se convirtió en refugio de los bandidos de aquella época y de la actual.
El investigador Salvador Maldonado cita al respecto: “En parte, caciques y hacendados ejercieron su dominio utilizando ejércitos particulares contra la rebelión y los asaltos, y contra la intervención del centro político nacional. Así es como surgieron soberanías paralelas, pues nada menos que una gran parte del territorio del sur estaba controlada por cinco haciendas hacia el siglo XIX. Fuentes históricas señalan que es muy probable que durante ese tiempo se haya generalizado el cultivo de droga junto con la explotación minera, paliando las extenuantes jornadas de trabajo y aislamiento. Con todo, la región fue terreno fértil para todo tipo de comercio ilegal de madera, tabaco, animales, armas y drogas”. (Maldonado Aranda, 2012b)
Tierra Caliente está ubicada en los municipios de Tepalcatepec, Buenavista, Apatzingán, Aguililla, Arteaga, Coalcomán y Felipe Carrillo Puerto, conocido como La Ruana. Está rodeada por la Sierra de Jalisco y Michoacán, la Meseta Purépecha y la Sierra Madre del Sur, y colinda con los estados de Jalisco y Colima al norte, y al sur con Guerrero. Tiene caminos que la comunican con la costa, principalmente con el puerto de Lázaro Cárdenas.
Toca tres estados: Michoacán, Estado de México y Guerrero. En esta región se han creado zonas dominadas completamente por el crimen organizado, por lo que se le ha llamado “pequeño triángulo dorado”, en alusión al gran triángulo dorado del narco mexicano, formado en la serranía que hay entre Sonora, Durango y Sinaloa.
Señala Maldonado: “La reputación de la región como una zona periférica, malsana, indomable e indolente siguió reproduciéndose hasta principios de siglo XX. Sin embargo, dicha reputación volvió a adquirir predominio público con la emergencia de una zona narcotizada y, en los últimos años, por ser presa de una gran violencia en todos los niveles y desde todas las trincheras. Hacia mediados de siglo XX, el narcotráfico comienza a dominar gran parte de la economía y probablemente la política regional, generando una de las transformaciones más significativas a nivel económico, político y espacial.
“Por un lado, la Tierra Caliente, situada a unos 400 metros sobre el nivel del mar, se especializa en la producción agrícola nacional e internacional, cuya ciudad más importante, Apatzingán, alberga las principales oficinas de gobierno, agroempresas y residencias de los ricos empresarios, ejidatarios y narcotraficantes. Como esta franja bordea la Sierra Madre del Sur, muchas localidades se convirtieron en narcopueblos cada vez más peligrosos y situados al margen del Estado”. (Maldonado Aranda, 2012b)
Partes de esta zona estratégica para el narcotráfico son también la Sierra Madre del Sur, que corre de este a oeste por todo Michoacán, Guerrero y Jalisco. Se trata de una región llena de caminos secundarios y veredas que sólo los que nacieron ahí conocen, y que forman una amplia red de comunicación por donde se realiza de manera continua y sin problemas el trasiego de la droga.
Este territorio es rico en madera, fauna y flora, y ha sido el que menos atención ha recibido con proyectos de infraestructura, sea en caminos de terracería, carreteras asfaltadas, escuelas, hospitales u oficinas de gobierno.
A contrapelo de esta desatención oficial, lo que hicieron los narcotraficantes fue construir un buen número de pistas aéreas para mantener mejor comunicación y traficar estupefacientes.
Las deficiencias, dice Salvador Maldonado, también fueron “compensadas” por otros servicios como televisión satelital, teléfonos celulares, camionetas de lujo, luz de energía solar y bienes de una modernidad efímera, haciendo de los municipios que integran la región los más emblemáticos de los narcopueblos, ya que son puerta de entrada a la Sierra, cuyos sinuosos caminos hacia las comunidades más pequeñas sólo son transitables en tiempo de secas.
La otra franja que integra esta región estratégica es la llamada Costa Michoacana, donde habitan pueblos nahuas. Es el caso de Aquila, que por mucho tiempo resistió invasiones mestizas, hasta que en el siglo XX ya no aguantó. El territorio siguió disputándose por el desplazamiento de sociedades rancheras en terrenos comunales comprados o tomados a la mala, señala Maldonado.
El investigador explica que el municipio de Lázaro Cárdenas se transformó en uno de los centros estratégicos para el cultivo y tráfico de droga. Es la puerta de entrada y salida hacia la Sierra y salida a la Costa del Pacífico, y embarcaciones sudamericanas han sido interceptadas en sus costas.
De ahí que, paradójicamente, algunas comunidades rechazaron la construcción de brechas de terracería como parte de proyectos de explotación minera y maderera, pero exigieron otros servicios, como educación o salud.
El académico detalla: “Varias comunidades indígenas entraron al cultivo ilegal por ciclos económicos u oportunidades políticas, pero siempre manteniendo agudos conflictos agrarios con los mestizos por pretender privatizar la tierra, arrendarla para sembrar droga o porque ellos mismos la cultiven. Algunas localidades específicas se convirtieron en puertas de entrada y salida de enervantes, sobre todo cuando la droga se transportaba por lanchas bajo ríos permanentes o a lomo de mula hacia la costa. Estas localidades adquirieron mayor relevancia cuando se construyen redes de ferrocarril y, en los ochenta, con la carretera federal que conecta el puerto de Lázaro Cárdenas, Manzanillo y Zihuatanejo, edificada a partir del proyecto de construcción de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas y la ciudad del mismo nombre.
De esta manera, agrega, la economía de la droga construyó una ciudadanía al margen del Estado, aunque profundamente relacionada con el establecimiento de normas locales para la eventual solución de algún conflicto, lo cual contribuyó a generar huecos cada vez más hondos entre la ciudadanía y el Estado, sobre todo cuando el Ejército se ocupa de campañas de erradicación de enervantes y realiza aprehensiones.
Concluye: “El uso de la violencia como estado de excepción es una práctica desde hace varias décadas en la región michoacana, que conllevó a generar mayores conflictos y distanciamiento hacia y desde las instituciones”. (Maldonado Aranda, 2012b)
Lázaro Cárdenas es uno de los puertos más importantes del país por el comercio con las naciones asiáticas. Por ahí salen toneladas de tierra con minerales como hierro no procesado rumbo a China y entran otras cantidades enormes de insumos químicos para la elaboración de droga sintética.
Un cable de la agencia Notimex, citando datos del Servicio de Administración Tributaria (SAT), asienta que en 2013, en Lázaro Cárdenas, se realizaron 91 mil 296 operaciones de comercio exterior.
El valor de las importaciones ascendió a poco más de 121 mil 825 millones de pesos y, el de las exportaciones, a 43 mil 182 millones. Dichas operaciones representaron una recaudación de más de 16 mil 556 millones de pesos.
El valor de las importaciones asciende a poco más de 121 mil 825 millones de pesos, y el de las exportaciones a 43 mil 182 millones, lo que dio un movimiento total de más de 165 mil millones de pesos en 2013. Dichas operaciones representan impuestos por más de 16 mil 556 millones de pesos, por lo que esta aduana marítima se encuentra en el número cuatro a escala nacional en recaudación tributaria. En el recinto portuario diariamente se realizan operaciones comerciales con 41 empresas privadas y entidades públicas como Pemex y la CFE.
Desde 2008 los grupos del crimen organizado de Michoacán empezaron a realizar el negocio millonario de la minería con empresarios de China. Según cifras oficiales, la cantidad de hierro exportada a ese país se cuadruplicó entre 2008 y la primera mitad de 2013, llegando a 4.6 millones de toneladas por año. Este aumento se vivió precisamente durante el periodo en que La Familia y luego Los Caballeros Templarios afianzaron su control sobre Michoacán.
En 2008, por Lázaro Cárdenas pasaba sólo 1.5% de las exportaciones de hierro mexicanas a China; para mediados de 2013, por el puerto pasaba casi la mitad de esas exportaciones. En 2010, la PGR calculó que los cárteles enviaron por ahí, ese año, 1.1 millones de toneladas de mineral de hierro extraído ilegalmente.
El boom de la minería ilegal en Michoacán sigue y se han cuadruplicado las exportaciones del mineral en sólo seis años: de 1.5 millones de toneladas en 2006 a 4 millones de toneladas en 2012.
El cártel de Los Caballeros Templarios ha hecho de este lugar uno de sus principales negocios. Desde que hace una década se abrió a los barcos de gran calado, Lázaro Cárdenas comenzó a competir con otros puertos del Pacífico como Manzanillo y Los Ángeles, California, para recibir las mercancías asiáticas y –evidente aunque ilegalmente– para mandar drogas hacia Estados Unidos.
Sólo el 4 de noviembre de 2013 el gobierno mexicano decidió poner en manos del Ejército la ciudad de Lázaro Cárdenas, por donde, desde hacía seis años, se traficaban miles de toneladas de droga sintética y minerales de Michoacán –el estado que produce más hierro, metal fundamental para la economía china.
Días después de que la Marina interviniera, el gobernador Fausto Vallejo estimó que el valor de los negocios ilegales de Los Caballeros Templarios en torno a Lázaro Cárdenas podía ascender a unos 2 mil millones de dólares al año, cerca de la mitad del presupuesto de Michoacán en 2012.
Se calcula que casi la mitad de la actividad minera en la zona fue realizada sin los permisos adecuados en 2013. El hierro no procesado se vende a operadores chinos a 32 dólares por tonelada, lo que dejaba una ganancia de cinco a siete dólares por tonelada. Según cálculos de algunos mineros michoacanos, en China se podía vender el mineral con una ganancia de casi 15 dólares por tonelada.
El país asiático produce cerca de 45% del acero en el mundo y consume poco más de 46%, según los datos más recientes de la Asociación Internacional del Acero. A pesar de que hubo un descenso de precios de 187 dólares por tonelada en 2010 a casi 151 a finales de 2013, esto no aminoró el negocio de los grupos delictivos y los mineros chinos en Michoacán.
Servando Gómez La Tuta encontró en la industria minera un negocio tan próspero como el de las drogas. Una investigación de la agencia de noticias Reuters reveló en 2013 que el jefe de Los Caballeros Templarios reunió en su pueblo natal Arteaga, ubicado a una hora del puerto, a cientos de camiones para transportar miles de toneladas de mineral no procesado.
“Gómez comprendió el potencial de Lázaro Cárdenas, apenas conocido por sus cocoteros, hasta que hace 40 años el gobierno decidió construir fundiciones siderúrgicas. Los camiones de la banda (templaria) se movieron rápidamente por las minas de hierro de Michoacán para satisfacer la demanda china, lo que contribuyó a aumentar las exportaciones del mineral a 4 millones de toneladas hasta octubre, desde entre 1 y 1.5 millones de toneladas en años anteriores”, señaló Reuters.
“El negocio se apoya en varios pilares, según testimonios de funcionarios locales, mineros y empresarios. En primer lugar, Los Caballeros Templarios controlan el movimiento del mineral. Tras volverse el grupo dominante en la ciudad hace algunos años, el cártel exigió a las cooperativas locales de transporte pagos a cambio de protección. También ayudaron a los extractores locales a apropiarse de áreas mineras que no habían sido reclamadas por otros o estaban fuera del control de los propietarios de concesiones existentes. Luego de eso, Los Caballeros exigieron su cuota.” (Graham, 2014)
El presidente de China, Xi Jinping, se reunió con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto en tres ocasiones en 2013. En su visita a México en junio de ese año, firmó una serie de acuerdos de cooperación económica. Todo indica que los gobiernos de ambos países quieren cerrar los ojos ante las relaciones entre el crimen organizado mexicano y las mineras asiáticas. Así, este negocio sigue funcionando a pesar de la presencia de las fuerzas armadas.
El poder de Los Templarios en Lázaro Cárdenas sigue presente. Aunque los empresarios y comerciantes guardan silencio, pagan cuota como lo hacen los chinos para sacar el mineral no procesado.
Apenas en marzo de 2014, el gobierno federal realizó un operativo en el que incautaron mineral y maquinarias pesadas con un valor de aproximadamente 15 millones de dólares, según datos oficiales.
Al dar a conocer la operación, el comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, designado por el presidente Enrique Peña Nieto, reconoció que la minería ilegal en esta entidad generó ganancias a los narcos de al menos 28 millones de dólares solamente en 2013.
Más recientemente, el 30 de abril en el puerto de Manzanillo, Colima, la Marina interceptó un barco que transportaba desde Lázaro Cárdenas, de manera ilegal, más de 68 mil toneladas de mineral de hierro
Castillo Cervantes dijo que el metal era producto de las actividades ilícitas de Los Caballeros Templarios. Informó que fue a través de una llamada anónima como se enteraron de su existencia.
El líder de las autodefensas ciudadanas José Manuel Mireles reveló al reportero que fueron ellas las que informaron de este cargamento, y también de que estaban usando empresas mineras fantasma para aparentar la extracción legal del mineral. La compañía que operaba la embarcación, Jian Hua, no pudo probar que el mineral fue extraído legalmente en México.
Según las autoridades, más de 200 mil toneladas de mineral de hierro han sido decomisadas en los meses recientes. La mayoría estaba destinada a China.
Como podemos ver, el sur de Michoacán es considerado una región estratégica para todos los cárteles de la droga, porque presenta las condiciones idóneas para el trasiego de cocaína y metanfetaminas, para la producción de mariguana y goma de opio, así como por su riqueza en minerales y productos agrícolas como el aguacate, que algunos llaman “el oro verde”.
Dada la geografía de Tierra Caliente y con base en los operativos realizados por la PGR y el Ejército, se sabe que los narcotraficantes michoacanos cuentan con varias rutas para mover los enervantes. Para llegar al mar la droga se lleva a través del río Coalcomán y de ahí es trasladada hasta el Pacífico, a Punta Tejuapan o a San Juan de Alima y trasladada a Colima –a El Paraíso o La Mascota. Se sube a un avión y finalmente se entrega en Estados Unidos, bien en California o en Arizona.
En todo el sur michoacano, desde Huetamo hasta Pihuamo, hay decenas de pistas de aterrizaje, varias de ellas han sido detectadas y desmanteladas, pero otras siguen operando.
Hay elementos de investigación que hacen suponer que la droga también es trasladada por carretera a través de Guanajuato. En 1999 había dos rutas seguidas por los traficantes de opiáceos michoacanos: rumbo a San Luis Potosí y Monterrey, para alcanzar, al fin, Miami, o llegar a la sede del Cártel del Golfo en Matamoros y Laredo y enfilar a Texas, Illinois y Michigan, donde existe el mercado de consumidores más rico del planeta.
Por esto, a partir de la década de los noventa y del 2000, Michoacán se convirtió en un jugoso pastel para los cárteles de las drogas. Cada cual tiene su suculenta tajada, pero los predominantes son los grupos locales. A la cabeza están Los Caballeros Templarios, fundados por Nazario Moreno El Chayo o El Doctor.
Además de las rutas terrestres están las marítimas. Información oficial consigna que de La Tupitina, entre los municipios de Lázaro Cárdenas y Aquila, han salido submarinos cargados con cocaína, así como lanchas con doble motor fuera de borda. Se dirigen hacia La Paz, Baja California Sur, según relatan fuentes de la Secretaría de Marina. Hoy, La Tupitina es una base de la Armada de México.
Michoacán produce, en la Sierra Madre Sur Occidental, la Costa y Tierra Caliente, drogas sintéticas como efedrina, crystal y crack –el que dicen se inventó en la tierra de Los Templaros, Apatzingán, según fuentes de inteligencia.
En Aguililla, Coalcomán, Aquila, Chinicuila, Coahuayana, Tepalcatepec y Sierra de Tumbiscatío se produce amapola.
Reportes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) indican que tropas de la 21 y 43 zonas militares detectaron y destruyeron decenas de laboratorios clandestinos de heroína (o chiva), lo que ubica a la entidad en primer lugar en cantidad de narcolaboratorios, arriba de Jalisco y Sinaloa, según informó la PGR en un informe del 28 de febrero de 2013.
Uno de los casos más trascendentes al respecto sucedió el jueves 25 de octubre de 2012, cuando soldados del 12° Batallón de Infantería de la XXI Zona Militar hallaron y destruyeron una millonaria fábrica de crystal. Allí se aseguraron tres toneladas del enervante, cuyo valor en el mercado habría sido de unos 300 millones de pesos. La narcococina estaba oculta en la serranía del poblado Piedras de Lumbre, en el municipio de Morelia.
Datos de la 21 Zona Militar indican que en 2012 se echaron abajo 21 narcolaboratorios, se incautaron mil 500 kilos de “afa”, que es la sustancia precursora del crystal; 60 mil litros de otras sustancias químicas, 14 kilos de agentes químicos y cinco mil 845 kilos de crystal, lo que representó una merma para el crimen de más de un billón 461 millones 250 mil pesos, ya que el kilo de este narcótico cuesta alrededor de 250 mil pesos.
Fuentes cercanas a la milicia revelaron que la mayoría de las “cocinas” halladas en Michoacán han sido de tamaño mediano. La más grande fue la destruida en Piedras de Lumbre. Estos centros se ubican principalmente en zonas boscosas y de difícil acceso, y la región preferida por los maleantes para instalarlas es la Meseta Purépecha.
Un mando militar comentó que los productores instalan las narcococinas en sitios boscosos, para evitar que sean detectadas por los patrullajes aéreos del Ejército, y lejos de centros poblacionales, para que el fuerte olor no las delate.
Los “cocineros” provienen de lugares diferentes a donde se instala el “centro de fabricación”, trabajan sólo una vez cada mes para no llamar la atención y pernoctan en los narcolaboratorios. Además, su expectativa de vida es muy corta, pues el contacto con los diferentes químicos nocivos repercute en su salud.
La PGR señaló que en 2012 se desmantelaron 938 laboratorios clandestinos, 83 de los cuales eran utilizados para la elaboración de metanfetaminas. En Michoacán ocurrieron 388 de los aseguramientos; en Sinaloa, 225, y en Jalisco, 177.
Informes de la Secretaría de Marina (Semar) revelan que el crimen usa los puertos de Lázaro Cárdenas, Michoacán, y Manzanillo, Colima –los más importantes del Pacífico– para recibir los precursores químicos que vienen de China y Holanda. Así, los cárteles fabrican sus propios narcóticos de una forma más económica y “en casa”.
De este modo, la Sedena detectó que la creación de estas fábricas aumentó hasta 1,200% y desplazó el cultivo y siembra de mariguana y amapola.
De ahí vino la disputa que sostuvieron el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), La Familia Michoacana y La Resistencia contra Los Coroneles, el Cártel del Golfo, Los Templarios y La Federación de Sinaloa, a partir de 2012.
Según fuentes de inteligencia, Los Zetas pudieron haber formado entonces una alianza con el CJNG y La Resistencia –hoy unidos con el Cártel del Milenio– así como con La Familia Michoacana, ya que así reforzarían sus controles e influencia en las rutas principales de Jalisco (Zapopan, Ciudad Guzmán y Guadalajara), Michoacán y Colima.
De junio de 2013 a mediados de 2014, la guerra por el control de los territorios michoacanos en los límites con Jalisco, Colima, Guanajuato y Guerrero, dio como resultado 415 homicidios dolosos y el decomiso de 223 armas de fuego, según fuentes de la Procuraduría de Justicia del Estado de Michoacán (PJEM).
Los Caballeros Templarios, por su parte, se organizaron de una forma peculiar para resistir los embates de sus enemigos: se dividieron igual que la PJEM, es decir, en siete subregiones, cada una de ellas con un jefe. Aunque a inicios de 2013 controlaban 81 municipios, a mediados de 2014 solamente tenían poder en 41 de ellos, tras la aparición de las autodefensas en Tierra Caliente.
Acorde con esos análisis, la Familia Michoacana controla 18 municipios, de la entidad, varios del Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo y Querétaro. Nueva Generación dominaba 13 demarcaciones desde Jiquilpan hasta La Piedad, en los límites de Jalisco y Guanajuato.
En septiembre de 2014, la PGR admitió que Los Caballeros Templarios seguían operando en Michoacán, con lo que contradijo anteriores declaraciones oficiales en el sentido de que, en la entidad, ya no actuaba esta banda del crimen organizado.