Este libro, como muchas de las obras y acciones individuales, es producto de un esfuerzo colectivo sin el cual no habría podido realizarse. Entre las personas a quienes tengo que agradecer por su invaluable apoyo está Francisco Castellanos, corresponsal de Proceso en Michoacán, quien me compartió su profundo conocimiento del conflicto en su estado. También doy gracias al director de dicha revista, Rafael Rodríguez Castañeda, por su apoyo para realizar esta investigación periodística, que duró más de un año en tierras michoacanas. De la misma manera agradezco al investigador Salvador Maldonado por haber compartido sus fundamentales indagaciones sobre la historia de Tierra Caliente.
Sobre todo doy las gracias a quienes me ayudaron desinteresadamente a entender las múltiples historias que hay detrás del crimen organizado en Michoacán y que reflejan el entramado que se ha tejido a lo largo de los años en todo el país, donde el narcotráfico ha crecido tanto que se ha convertido en gobierno.
Finalmente, a manera de homenaje, dedico este trabajo a la memoria de las miles de víctima de la violencia generada irresponsablemente por el gobierno mexicano merced a la declaración de guerra contra el narco, con el compromiso de que no habrá olvido hasta que tengan justicia.