01 March 2007 @ 11:48 am

Entrada Final de Apocalipsis Zombie 1

Sentí una enorme sensación de gozo en el pecho. Íbamos a salir de allí. No me lo podía creer.

Así que ahora, mientras Prit le pega los últimos toques a las turbinas del Sokol, una reluciente montaña de bidones repletos hasta los bordes de combustible de helicóptero se apilan ordenadamente atados en el borde de la pista, dentro de una enorme y ultraresistente red de transporte. La idea es llevar colgada esa enorme bolsa de la panza del helicóptero, en el lugar donde normalmente tendría que ir el dichoso «Bambi». Cada vez que necesitemos repostar, Viktor posará el aparato en una zona despejada y tranquila para trasegar parte de esos barriles al depósito del helicóptero. Parece una empresa fácil, después de todo lo que hemos pasado.

El helicóptero ya está cargado con nuestras pertenencias y todo está listo para salir mañana, con las primeras luces del día. Las chicas están descansando dentro del hangar y Viktor acaba de cerrar la tapa de las turbinas con una expresión satisfecha en su rostro.

Estoy sentado en esta enorme roca del final del helipuerto, con Lúculo enroscado entre mis pies, mordisqueandome los cordones. El sol se está poniendo sobre la Ria, lanzando destellos dorados sobre el agua. Siento una sensación rara en el estómago. Posiblemente, no vuelva a ver este paisaje nunca más.

Somos el último tren que sale de esta estación. Si todavía queda alguien por esta zona, mucho me temo que esté condenado a corto o medio plazo.

De todas formas, aunque es una posibilidad remota, puede que alguien venga por aquí, en algún momento, en el futuro. He dejado esta copia completa de mi diario dentro de una funda de plástico, en la mesa principal del hangar. Si todo se va al diablo, y nos quedamos por el camino, por lo menos, si alguien lee esto sabrá que durante nueve largos meses un grupo de personas peleó duramente por sus vidas. Que no nos rendimos en ningún momento. Y que siempre llevamos en nuestro interior el sentimiento más noble, bello y diferenciador del ser humano: La esperanza.

En fin. Me voy a dormir un rato. Mañana va a ser un día de locos.