II
LA CASA DE EORL

«Eorl el joven era señor de los Hombres de Éothéod. Esa tierra se encontraba cerca de las fuentes del Anduin, entre las más lejanas estribaciones de las Montañas Nubladas y el extremo norte del Bosque Negro. Los Éothéod se habían trasladado a esas regiones en los días del Rey Eärnil lI desde las tierras de los valles del Anduin entre Carroca y los Gladios, y eran por origen parientes cercanos de los Beórnidas y de los hombres de los bordes occidentales del bosque. Los antepasados de Eorl se decían descendientes de los reyes de Rhovanion, cuyo reino se extendía más allá del Bosque Negro, antes de la invasión de los Aurigas, y de este modo se consideraban parientes de los reyes de Gondor que descendían de Eldacar. Amaban sobre todo las llanuras y eran aficionados a los caballos y a todo cuanto se relacionaba con cabalgatas; pero había muchos hombres en los valles centrales del Anduin [60] en aquellos días, y además la sombra de Dol Guldur estaba alargándose, de modo que cuando supieron de la derrota del Rey Brujo, buscaron otras tierras en el Norte, y expulsaron al resto del pueblo de Angmar al lado oriental de las Montañas. Pero en los días de Léod, padre de Eorl, habían llegado a ser un pueblo numeroso y se sentían otra vez algo bastante apretados en la tierra natal.

»En el año dos mil quinientos diez de la Tercera Edad, un nuevo peligro amenazó a Gondor. Una gran hueste de hombres salvajes venidos del nordeste invadió Rhovanion, y descendiendo de las Tierras Pardas, cruzó el Anduin en balsas. Al mismo tiempo, por azar o designio, los Orcos (que en ese tiempo, antes de trabarse en guerra con los Enanos, estaban en la plenitud de sus fuerzas) descendieron de las Montañas. Los invasores penetraron en Calenardhon, y Cirion, Senescal de Gondor, envió mensajeros al norte en busca de ayuda; porque había una vieja amistad entre los Hombres del Valle del Anduin y el pueblo de Gondor. Pero en el valle del Río los hombres eran ahora pocos, y estaban esparcidos, y sólo lentamente podían prestar la ayuda que se les pedía. Por fin le llegó a Eorl la noticia del apuro en que se encontraba Gondor, y aunque parecía ya tarde, partió con un gran ejército de jinetes.

»Así llegó a la batalla del Campo de Celebrant, porque ése era el nombre de la tierra verde que se extendía entre el Cauce de Plata y el Limclaro. Allí se encontraba en peligro el ejército septentrional de Gondor. Derrotado en El Páramo y aislado del sur, había sido expulsado más allá del Limclaro, y fue entonces atacado de súbito por la hueste de Orcos que lo rechazó hacia el Anduin. Se había perdido toda esperanza cuando, inesperadamente, los jinetes llegaron del Norte y atacaron al enemigo por la retaguardia. Entonces se invirtió la fortuna de la batalla y el enemigo fue rechazado en medio de una gran matanza hacia el Limclaro. Eorl condujo a sus hombres tras ellos, y tan grande fue el miedo que cundió delante de los jinetes del Norte, que los invasores de El Páramo [61] fueron también ganados por el pánico, y los jinetes les dieron caza por las planicies de Calenardhon».

El pueblo de esa región se había vuelto escaso desde la Peste, y la mayor parte de los que quedaban habían sido muertos por los Hombres salvajes del Este. Cirion, por tanto, en recompensa por la ayuda recibida, cedió Calenardhon entre el Anduin y el Isen a Eorl y su pueblo; y ellos enviaron mensajeros al norte en busca de sus mujeres y sus hijos y sus bienes y se instalaron en esa tierra. Le dieron nuevo nombre: la Marca de los Jinetes, y se llamaron a sí mismos los Eorlingas; pero en Gondor esta tierra recibió el nombre de Rohan, y a su pueblo llamaron los Rohirrim (esto es, los Señores de los Caballos). De este modo Eorl se convirtió en el primer Rey de la Marca, y eligió como morada una colina verde al pie de las Montañas Blancas, que eran la frontera austral del reino. Allí vivieron los Rohirrim en calidad de hombres libres, regidos por sus propios reyes y leyes, pero en perpetua alianza con Gondor.

«Muchos señores y guerreros, y muchas bellas y valientes mujeres, se nombran en los cantos de Rohan que el Norte todavía recuerda. Frumgar, dicen, era el nombre del capitán que llevó a su pueblo a Éothéod. De su hijo, Fram, cuentan que dio muerte a Scatha, el gran dragón de Ered Mithrin, y la tierra desde entonces se vio libre de grandes gusanos y tuvo paz. De este modo ganó Fram gran riqueza, pero estaba enemistado con los Enanos, que reclamaban el tesoro de Scatha. Fram no quiso cederles ni un centavo, y les envió en cambio los dientes de Scatha, con los que había hecho un collar, diciendo: “Joyas como éstas no tendréis de seguro en vuestros tesoros, pues no es fácil conseguirlas”. Dicen algunos que los Enanos dieron muerte a Fram por este insulto. No hubo gran amor entre Éothéod y los Enanos.

»El padre de Eorl se llamaba Léod. Era domador de caballos salvajes; porque abundaban en aquel tiempo en esa tierra. Atrapó a un potro blanco que pronto se convirtió en un caballo fuerte, y hermoso, orgulloso [62] e indomable. Cuando Léod se atrevió a montarlo, el caballo se lo llevó lejos y terminó por dar en tierra con Léod, que golpeó de cabeza contra una roca y murió. Tenía entonces sólo cuarenta y dos años, y su hijo era un joven de dieciséis.

»Eorl juró que vengaría a su padre. Persiguió largo tiempo al caballo, y por último lo vio; y sus compañeros creyeron que intentaría acercársele hasta que lo tuviera a tiro de arco, y que entonces lo mataría. Pero cuando se le aproximaron, Eorl se irguió y dijo en alta voz: “¡Ven aquí, Aflicción del Hombre, y recibe un nombre nuevo!”. Para gran asombro de todos, el caballo miró a Eorl, se le acercó y se quedó allí junto a él, y Eorl le dijo: “Felaróf te llamo. Amabas tu libertad y no te culpo. Pero tienes ahora una grave deuda conmigo, y me someterás tu libertad hasta el fin de tus días”.

»Entonces Eorl lo montó y Felaróf se sometió; y Eorl cabalgó en él de vuelta a su casa sin embocadura ni riendas; y siempre en adelante cabalgó en él de ese modo. El caballo comprendía todo cuanto los hombres decían, pero no permitía que nadie lo montara, salvo Eorl. En Felaróf cabalgó Eorl al Campo de Celebrant; porque la vida de ese caballo fue tan larga como la de los Hombres, y lo mismo la de sus descendientes. Eran éstos los mearas, que no soportaban a nadie salvo al Rey de la Marca o a sus hijos, hasta el tiempo de Sombragrís. Dijeron los hombres de ellos que Béma (a quien los Eldar llaman Oromë) tuvo que haber traído a su antepasado desde el Occidente por sobre el Mar».

«De los Reyes de la Marca que hubo entre Eorl y Théoden, de ninguno se ha hablado más que de Helm Mano de Hierro. Era un hombre ceñudo de gran fuerza. Había en aquel tiempo un hombre llamado Freca, que se pretendía descendiente del Rey Fréawine, aunque tenía, según dicen, abundante sangre Dunlendina y cabellos oscuros. Se volvió rico y poderoso y poseía extensas tierras a ambas márgenes del Adorn.[15] Cerca [63] de las fuentes del Adorn se hizo construir una fortaleza y hacía muy poco caso del rey. Helm no le tenía confianza, pero le pedía que asistiera a los consejos de palacio, y él iba cuando le parecía bien.

»A uno de esos consejos Freca fue con una gran compañía de hombres y pidió la mano de la hija de Helm para su hijo Wulf. Pero Helm dijo: “Te has vuelto grande desde la última vez que estuviste aquí; pero es casi todo grasa, me parece”. Y los hombres rieron al oírlo, porque Freca era ancho de cintura.

»Entonces Freca tuvo un ataque de rabia e insultó al rey, y terminó por decir: “Los reyes viejos que rechazan el bastón que se les ofrece, suelen caer de rodillas”. Helm respondió: “¡Vamos! El matrimonio de tu hijo no es más que una bagatela. Que Helm y Freca hablen de él más tarde. Entretanto el rey y el consejo tienen asuntos urgentes que considerar”.

»Cuando la reunión del consejo hubo terminado, Helm se puso de pie y apoyó su gran mano sobre el hombro de Freca diciendo: “El rey no permite bravatas en esta casa, pero los hombres están más libres fuera”. Y obligó a Freca a andar por delante de él fuera de Edoras al campo. A los hombres de Freca que se acercaban, les decía: “¡Alejaos! No nos hacen falta testigos. Hablaremos solos de un asunto privado. ¡Id y hablad con mis hombres!”. Y miraron a su alrededor y vieron que los hombres del rey y sus amigos los excedían con mucho en número, y retrocedieron.

»“Pues bien, Dunlendino —dijo el rey—, sólo tienes que vértelas con Helm, sin compañía y desarmado. Pero ya has dicho mucho, y ahora me toca hablar a mí. Freca, tu locura ha crecido junto con tu vientre. ¡Hablas de bastones! Si a Helm le disgusta un bastón retorcido que arrojan contra él, lo rompe. ¡Así!” Y le asestó a Freca un golpe tal con el puño, que éste cayó de espaldas sin sentido, y al poco tiempo murió.

»Helm proclamó entonces al hijo de Freca y sus parientes, enemigos del rey; y ellos huyeron, porque Helm envió sin demora a muchos jinetes a las fronteras occidentales». [64]

Cuatro años más tarde (2758) sobrevinieron grandes dificultades en Rohan, y desde Gondor no era posible enviar ayuda alguna porque tres flotas de Corsarios la estaba atacando y había guerra en todas las costas. Al mismo tiempo Rohan era invadida otra vez desde el Este, y los Dunlendinos aprovecharon la oportunidad y cruzaron el Isen y bajaron desde Isengard. Pronto se supo que Wulf era quien los conducía. Eran una fuerza poderosa, pues se les habían sumado enemigos de Gondor que habían desembarcado en las desembocaduras del Lefnui y el Isen.

Los Rohirrim fueron derrotados y sus tierras invadidas; y los que no fueron muertos o esclavizados huyeron a los valles de las montañas. Helm fue expulsado con grandes bajas desde los Cruces del Isen y se refugió en Cuernavilla y el desfiladero que había detrás (que se conoció luego como el Abismo de Helm). Allí fue sitiado. Wulf tomó Edoras y se instaló en Meduseld llamándose rey. Allí cayó Haleth, hijo de Helm, último de todos, en defensa de las puertas.

«Poco después empezó el Largo Invierno, y Rohan quedó bajo la nieve casi durante cinco meses (desde noviembre de 2758 hasta marzo de 2759). Tanto los Rohirrim como sus enemigos sufrieron grandemente a causa del frío, y también de la escasez, que duró todavía más. En el Abismo de Helm hubo una gran hambruna después de Yule; y desesperado, en contra del consejo del rey, Háma, el hijo menor, condujo un grupo de hombres en una incursión en busca de alimentos, pero se perdieron en la nieve. Helm se volvió feroz y macilento por causa del hambre y la pena; pero el temor que despertaba valía tanto como la fuerza de muchos defensores. Salía solo, vestido de blanco, y entraba como un troll de las nieves en los campamentos del enemigo y mataba a muchos hombres con las manos desnudas. Se creía que no llevaba armas y que ninguna era capaz de dañarlo. Los Dunlendinos decían que si no encontraba alimentos, devoraba hombres. Esta historia se contó mucho tiempo en las Tierras Brunas. Helm tenía un gran cuerno, y no pasó mucho tiempo sin que se advirtiera que antes de una salida, [65] soplaba en él, y que el eco del cuerno resonaba en el Abismo; y entonces las fuerzas enemigas sentían tanto miedo que en lugar de unirse para atraparlo o matarlo, huían descendiendo por el Valle.

»Una noche los hombres oyeron que sonaba el cuerno, pero Helm no regresó. A la mañana brilló el sol, el primero en largos días, y vieron una figura blanca todavía erguida en la Empalizada, sola, porque ninguno de los Dunlendinos osaba acercársele. Allí estaba Helm, muerto como una piedra; pero no había doblado las rodillas. No obstante, los hombres dijeron que el cuerno se escuchaba aún de vez en cuando en el Abismo, y que el espectro de Helm andaba entre los enemigos de Rohan y los mataba de miedo.

»Poco después el invierno cedió. Entonces Fréaláf, hijo de Hild, hermana de Helm, descendió del Sagrario, al que muchos habían huido; y con una pequeña compañía de hombres sorprendió a Wulf en Meduseld y le dio muerte, y reconquistó Edoras. Hubo grandes inundaciones después de las nieves, y el valle de Entaguas se convirtió en un pantano gigantesco. Los invasores del Este perecieron o se retiraron; y al fin vino ayuda de Gondor, por los caminos del este y del oeste de las montañas. Antes de que terminase el año (2759), los Dunlendinos fueron expulsados, aun de Isengard, y entonces Fréaláf fue rey.

»Helm fue transportado de Cuernavilla y sepultado en el noveno montículo. Desde entonces el blanco simbelmynë creció allí muy denso, de modo que el montículo parecía estar siempre cubierto de nieve. Cuando Fréaláf murió, se levantó el primero de una nueva hilera de montículos».

Los Rohirrim quedaron muy disminuidos a causa de la guerra y la escasez y la pérdida de ganado y de caballos; y fue una gran fortuna que ningún peligro de consideración los amenazara después por muchos años, pues sólo en los tiempos del Rey Folcwine recobraron sus viejas fuerzas.

Fue en ocasión de la coronación de Fréaláf cuando apareció Saruman portando regalos y hablando con [66] grandes halagos del valor de los Rohirrim. Todos lo consideraron un huésped merecedor de la mejor de las bienvenidas. Poco después fue a Isengard, autorizado por Beren, Senescal de Gondor. Pues Gondor consideraba aún que Isengard era una fortaleza del reino, y no una parte de Rohan. También dio a Saruman en custodia las llaves de Orthanc. Ningún enemigo había logrado nunca dañar esa torre, ni tampoco entrar en ella.

De este modo Saruman empezó a comportarse como señor de los Hombres; porque al principio habitó en Isengard como teniente del Senescal y guardián de la torre. Pero a Fréaláf esto lo complacía tanto como a Beren, y le alegraba que Isengard estuviera en manos de un amigo capaz. Durante largo tiempo pareció que era un amigo, y quizá en un principio lo fuera en verdad. Aunque después casi todos estuvieron seguros de que Saruman había ido a Isengard con la esperanza de encontrar la Piedra que estaba todavía allí, y con el propósito de acrecentar su propio poder. Por cierto, después del último Concilio Blanco (2953) trabajó en secreto contra Rohan. Luego se instaló en Isengard como si le perteneciera e hizo de él un lugar poderoso y temible, como si quisiera rivalizar con Barad-dûr. Escogía a sus amigos y sirvientes entre quienes odiaban a Gondor y a Rohan, fueran Hombres u otras criaturas aún más malvadas.

LOS REYES DE LA MARCA

Primer Linaje

Año[16]

2485-2545

1. Eorl el joven. Así llamado porque sucedió a su padre en plena juventud y conservó los cabellos rubios y la tez rosada hasta el fin de sus días. No vivió mucho tiempo a causa de un [67] renovado ataque de los Hombres del Este. Cayó en la batalla de El Páramo, y así se levantó el primer montículo. También se sepultó allí a Felaróf.

2512-2570

2. Brego. Expulsó al enemigo de El Páramo, y Rohan no volvió a ser atacada durante mucho tiempo. En 2569, completó el gran palacio de Meduseld. En la fiesta su hijo Baldor prometió que andaría por «el Sendero de los Muertos», y nunca volvió. Brego murió de pena al año siguiente.

2544-2645

3. Aldor el Viejo. Era el segundo hijo de Brego. Fue conocido como el Viejo porque alcanzó una edad muy avanzada, y fue rey durante setenta y cinco años. En sus tiempos el número de los Rohirrim aumentó y expulsaron o sometieron a los últimos Dunlendinos que habían quedado al este del Isen, se extendieron hasta poblar el Valle Sagrado y otros valles de las montañas. De los tres reyes siguientes poco se ha hablado, porque en ese entonces Rohan tuvo paz y prosperó.

2570-2659

4. Fréa. Hijo mayor, pero cuarto vástago de Aldor; era ya viejo cuando ocupó el trono.

2594-2680

5. Frëawine.

2619-2699

6. Goldwine.

2644-2718

7. Déor. En este tiempo los Dunlendinos atacaban con frecuencia, cruzando el Isen. En 2710 ocuparon el círculo desierto de Isengard y no pudieron ser desalojados.

2668-2741

8. Gram.

2691-2759

9. Helm Mano de Hierro. Al finalizar este reinado, Rohan sufrió grandes pérdidas por causa de la invasión y el Largo Invierno. Helm y sus hijos Haleth y Háma perecieron entonces. Fréaláf, hijo de la hermana de Helm, ocupó el trono. [68]

Segundo Linaje

2726-2798

10. Fréaláf Hildeson. En los días de Fréaláf, Saruman llegó a Isengard, de donde habían sido expulsados los Dunlendinos. En un principio, en los días de escasez y debilidad que siguieron, la amistad de Saruman benefició a los Rohirrim.

2752-2842

11. Brytta. El pueblo lo llamó Léofa, pues todos lo amaban; era generoso y ayudaba a los necesitados. En ese tiempo hubo guerra con los Orcos expulsados del Norte que buscaban refugio en las Montañas Blancas. Cuando murió, se creyó que ya no había más Orcos, pero no era así.

2780-2851

12. Walda. Reinó sólo nueve años. Fue muerto en compañía de todos sus compañeros en una emboscada que les tendieron los Orcos, una vez que cabalgaban por los senderos del Sagrario.

2804-2864

13. Folca. Fue un gran cazador, pero juró no volver a perseguir bestias salvajes en tanto quedara un solo Orco en Rohan. Cuando se encontró el último reducto de Orcos y se los destruyó, fue a cazar el gran jabalí de Everholt al Bosque de Firien. Llegó a matarlo, pero el jabalí lo había lastimado con los colmillos y murió poco después a consecuencia de las heridas.

2830-2903

14. Folcwine. Cuando llegó al trono, ya los Rohirrim se habían recuperado. Reconquistó la frontera occidental (entre el Adorn y el Isen) que habían ocupado los Dunlendinos. Rohan había recibido una gran ayuda de Gondor en los días de desgracia. Por tanto, cuando oyó que los Haradrim atacaban a Gondor con grandes fuerzas, envió a muchos hombres en auxilio del Senescal. Deseaba conducirlos él mismo, pero lo disuadieron, y en vez de él fueron sus hijos gemelos Folcred y Fastred [69] (nacidos en 2858). Cayeron uno al lado del otro en la batalla de Ithilien (2885). Túrin II de Gondor envió a Folcwine una rica indemnización en oro.

2870-2953

15. Fengel. Era el tercer hijo y el cuarto vástago de Folcwine. No se lo recuerda con elogios. Nunca tenía bastante de provisiones y riquezas, y disputaba con los mariscales y sus hijos. Thengel, su tercer vástago y único varón, abandonó Rohan cuando llegó a la edad adulta, y vivió largo tiempo en Gondor, donde ganó honores al servicio de Turgon.

2905-2980

16. Thengel. Se casó tarde, en 2943, con Morwen de Lossarnach en Gondor, aunque ella tenía diecisiete años menos que él. Le dio tres hijos en Gondor, de los cuales Théoden, el segundo, fue el único varón. Cuando Fengel murió, los Rohirrim lo llamaron, y él volvió de mala gana. Pero fue un rey de mérito y sabiduría, aunque en palacio se empleaba el lenguaje de Gondor y no a todos les parecía bien. Morwen le dio otras dos hijas en Rohan; y la última, Théodwyn, fue la más hermosa aunque tardía (2963) hija de la vejez de Thengel. Théoden quiso mucho a su hermana.

Poco después del regreso de Thengel, Saruman se declaró Señor de Isengard y empezó a perturbar a Rohan, amenazando sus fronteras y apoyando a sus enemigos.

2948-3019

17. Théoden. Fue llamado Théoden Ednew en las historias de Rohan, pues empezó a declinar hechizado por Saruman. Pero Gandalf lo curó, y en el último año de su vida se incorporó y llevó a sus hombres a la victoria en Cuernavilla, y poco después a los Campos de Pelennor, la más grande batalla de esa Edad. Cayó ante las puertas de Mundburgo. Por un tiempo descansó en la tierra natal, entre los Reyes muertos de [70] Gondor, pero fue trasladado y sepultado en el octavo montículo del linaje de Fréaláf en Edoras. Luego, empezó un nuevo linaje.

Tercer Linaje

En 2989 Théodwyn se casó con Éomund de Folde Este, primer Mariscal de la Marca. Su hijo Éomer nació en 2991, y su hija Éowyn en 2995. En ese tiempo Sauron conspiraba otra vez, y la sombra de Mordor llegaba a Rohan. Los Orcos empezaron a invadir las regiones orientales y mataban o robaban caballos. Otros bajaban también de las Montañas Nubladas; algunos de ellos eran grandes uruks al servicio de Saruman, aunque transcurrió mucho tiempo antes de que se lo sospechase. Éomund tenía sobre todo a su cargo las fronteras del este; y era un gran amante de los caballos y odiaba a los Orcos. Si llegaban nuevas de alguna incursión, a menudo los buscaba a caballo, inflamado de ira, desprevenido y con pocos hombres. Sucedió así que fue muerto en 3002; persiguió a una pequeña banda hasta los bordes de Emyn Muil, y fue allí sorprendido por una tropa que acechaba entre los peñascos.

No mucho después Théodwyn cayó enferma y murió, con gran pena del rey. Llevó a los hijos de ella y les dio el nombre de hijo e hija. Sólo tenía un hijo propio, Théodred, que contaba entonces veinticuatro años; porque la reina Elfhild había muerto en el parto, y Théoden no había vuelto a casarse. Éomer y Éowyn crecieron en Edoras y vieron cómo la sombra oscura caía sobre las estancias de Théoden. Éomer se asemejaba a sus antepasados; pero Éowyn era esbelta y alta, con una gracia y orgullo que le venían del Sur, de Morwen de Lossarnach, a la que los Rohirrim habían llamado Resplandor del Acero.

2991-C. E.

63 (3084) Éomer Éadig. Cuando era joven todavía, se convirtió en Mariscal de la Marca (3017) y se le dio el cargo de Éomund [71] en la frontera del este. En la Guerra del Anillo, Théodred cayó en batalla con Saruman en Cruces de Isen. Por tanto, antes de morir en los Campos de Pelennor, Théoden designó como heredero suyo a Éomer, y lo llamó rey. Ese día también Éowyn ganó renombre, porque luchó en esa batalla cabalgando disfrazada; y fue después conocida en la Marca como la Señora del Brazo Escudado.[17]

Éomer se convirtió en un gran rey, y como era joven cuando sucedió a Théoden, reinó durante sesenta y cinco años, más que ninguno de los reyes que lo precedieron salvo Aldor el Viejo. En la Guerra del Anillo, hizo amistad con el Rey Elessar y con Imrahil de Dol Amroth; y cabalgaba con frecuencia a Gondor. En el último año de la Tercera Edad se casó con Lothíriel, hija de Imrahil. Tuvieron un hijo, Elfwine el Hermoso, que reinó después de Éomer.

En los días de Éomer, los hombres que lo deseaban tenían paz en la Marca, y el pueblo creció tanto en los valles de las montañas como en las llanuras, y los caballos se multiplicaron. En Gondor gobernaba entonces el Rey Elessar, y también en Arnor. Era rey en las tierras de todos esos antiguos reinos, excepto en Rohan; porque renovó para Éomer el regalo de Cirion, y Éomer hizo otra vez el juramento de Eorl. Lo cumplió con frecuencia. Porque aunque Sauron ya había [72] desaparecido, los odios y los males que sembrara no habían muerto, y el Rey del Oeste tenía muchos enemigos que someter antes que el Árbol Blanco pudiera crecer en paz. Y dondequiera que fuese el Rey Elessar con sus guerras, el Rey Éomer iba con él; y más allá del Mar de Rhûn y en los campos lejanos del Sur, se oía el trueno de la caballería de la Marca, y el Caballo Blanco sobre Verde voló con muchos vientos hasta que Éomer envejeció.