APÉNDICE F

[154]

I
LOS LENGUAJES Y LOS PUEBLOS
DE LA TERCERA EDAD

La lengua representada en esta historia por el inglés [castellano] era el Oestron o la «Lengua Común» hablada en el oeste de la Tierra Media durante la Tercera Edad. En el curso de esa edad se había convertido en la lengua nativa de casi todos los pueblos hablantes (salvo los Elfos) que vivían dentro de los límites de los viejos reinos de Amor y Gondor; es decir, a lo largo de todas las costas desde Umbar hacia el norte, hasta la Bahía de Forochel, y tierra adentro hasta las Montañas Nubladas y las Ephel Dúath. El Oestron se había extendido también hacia el norte, remontando el Anduin, por las tierras al oeste del Río y al este de las montañas hasta los Campos Gladios.

En tiempos de la Guerra del Anillo, cuando concluía la edad, tenía aún estos límites como lengua nativa, aunque amplias extensiones de Eriador habían sido abandonadas por entonces, y a orillas del Anduin, entre los Gladios y el Rauros, vivían pocos Hombres.

Unos pocos de los antiguos Hombres Salvajes acechaban todavía en el Bosque Drúadan en Anórien; y en las colinas de las Tierras Brunas había todavía restos de un viejo pueblo, antiguos habitantes de gran parte de Gondor. Éstos conservaron sus propias lenguas; mientras que en las llanuras de Rohan vivía ahora un pueblo nórdico, los Rohirrim, que habían penetrado en esa tierra unos quinientos años antes. Pero el Oestron era utilizado como segunda lengua por todos los que conservaban un idioma propio, aun por los Elfos, no sólo en Amor y Gondor, sino en todos los [155] valles del Anduin y hacia el este hasta los límites del Bosque Negro. Aun entre los Hombres Salvajes y los Dunlendinos, que evitaban a los extraños, había algunos que eran capaces de hablarlo, aunque de manera entrecortada.

DE LOS ELFOS

Hace ya mucho, en los Días Antiguos, los Elfos se dividieron en dos grandes ramas: los Elfos del Oeste (los Eldar) y los Elfos del Este. A esta última especie pertenecía la mayor parte de los pueblos que habitaban el Bosque Negro y Lórien; pero sus lenguas no aparecen en esta historia, en la que todos los nombres y las palabras élficas se dan en la forma Eldarin.[49]

De las lenguas Eldarin, en este libro aparecen dos: el alto élfico o Quenya y la de los Elfos Grises o Sindarin. El alto élfico es una antigua lengua de Eldamar, más allá del Mar, la primera en la que aparecen documentos escritos. No era ya una lengua nativa, sino que se había convertido, por así decir, en una especie de «latín élfico», y los Altos Elfos, que habían vuelto a la Tierra Media al término de la Primera Edad, lo utilizaban todavía en las ceremonias y en los elevados asuntos de la ciencia y el canto.

En su origen la lengua de los Elfos Grises estaba emparentada con el Quenya; porque era la lengua de aquellos Eldar que habían llegado a las orillas de la Tierra Media y no habían atravesado el Mar, quedándose un tiempo en las costas del país de Beleriand. Allí Thingol Mantogrís de Doriath era el rey, y en el largo crepúsculo la lengua había cambiado junto con los cambios de las tierras mortales, y se había apartado [156] mucho de la lengua de los Eldar de más allá del Mar.

Los Exiliados, que habitaban entre la más abundante población de los Elfos Grises, habían adoptado el Sindarin para el uso cotidiano; por tanto, ésa era la lengua de todos los Elfos y señores élficos que aparecen en esta historia. Pues éstos eran todos de raza Eldarin, aun cuando el pueblo al que gobernaran fuera de clanes menores. La más noble de todos era la Señora Galadriel, de la casa real de Finarfin y hermana de Finrod Felagund, Rey de Nargothrond. En el corazón de los Exiliados la nostalgia por el Mar fue una inquietud que jamás se apaciguó; dormitaba en el corazón de los Elfos Grises, pero, una vez despierta, ya no era posible calmarla.

DE LOS HOMBRES

El Oestron era una lengua humana, aunque enriquecida y dulcificada por la influencia élfica. Era en su origen la lengua de quienes los Eldar llamaron Atani o Edain, los «Padres de los Hombres», específicamente el pueblo de las Tres Casas de los Amigos de Elfos que, avanzando hacia el oeste, entraron en Beleriand durante la Primera Edad y ayudaron a los Eldar en la Guerra de las Grandes Joyas contra el Poder Oscuro del Norte.

Después de la derrota del Poder Oscuro, en la que la mayor parte de Beleriand quedó anegada o destruida, se concedió a los Amigos de los Elfos, como recompensa, que también ellos, al igual que los Eldar, pudieran trasladarse hacia el oeste por sobre el Mar. Pero como el Reino Imperecedero les estaba prohibido, se apartó para ellos una gran isla, más occidental que ninguna otra tierra mortal. El nombre de esa isla fue Númenor (Oesternesse). Por tanto, la mayor parte de los Amigos de los Elfos habitó en Númenor, y allí se hicieron grandes y poderosos, marinos de renombre y señores de múltiples navíos. Eran hermosos de cara y de elevada estatura y tenían una vida tres veces más larga que la de los Hombres de la Tierra Media. [157] Éstos fueron los Númenóreanos, los Reyes de los Hombres, a quienes los Elfos llamaron los Dúnedain.

Sólo los Dúnedain entre todas las razas de los Hombres conocían y hablaban la lengua élfica; sus antepasados habían aprendido la lengua Sindarin, y la transmitieron a sus hijos junto con todo lo que sabían, y cambió muy poco con el paso de los años. Y los sabios de entre ellos aprendieron también el Alto Élfico, Quenya, y lo estimaron por encima de toda otra lengua, y en ella dieron nombre a múltiples sitios de reverencia y fama y a muchos hombres de la realeza y de gran renombre.[50]

Pero la lengua nativa de los Númenóreanos siguió siendo sobre todo su lengua humana ancestral, el Adûnaic, y a ella volvieron en sus postreros días de orgullo los reyes y señores, abandonando la lengua élfica, salvo sólo unos pocos que conservaban su antigua amistad con los Eldar. En los años de su poder, los Númenóreanos habían mantenido muchos fuertes y puertos sobre las costas occidentales de la Tierra Media para beneficio de sus barcos; y uno de los principales estaba en Pelargir, cerca de las Bocas del Anduin. Allí se hablaba el Adûnaic, y mezclado con muchas palabras de las lenguas de hombres menores, se convirtió en la Lengua Común que se extendió a lo largo de las costas entre todos los que tenían trato con Oesternesse.

Después de la Caída de Númenor, Elendil condujo de regreso a los sobrevivientes de los Amigos de los Elfos a las costas noroccidentales de la Tierra Media. Allí vivían ya muchos que eran en parte o plenamente de sangre Númenóreana; pero pocos de ellos recordaban la lengua élfica. De modo que los Dúnedain fueron [158] así desde un principio más escasos en número que los hombres menores entre quienes vivían y a quienes gobernaban, pues eran señores de larga vida y gran sabiduría y poder. Por tanto, en el trato con otros pueblos y en el gobierno de sus vastos reinos emplearon la Lengua Común; pero la ampliaron y la enriquecieron con muchas palabras élficas.

En los días de los reyes Númenóreanos, esta ennoblecida lengua se extendió ampliamente aun entre pueblos enemigos, y los Dúnedain mismos la utilizaron cada vez más, de modo que en el tiempo de la Guerra del Anillo la lengua élfica era sólo conocida por una parte pequeña de los pueblos de Gondor, y menos aún eran los que la hablaban cotidianamente. Éstos vivían sobre todo en Minas Tirith y las regiones vecinas, y en la tierra de los príncipes tributarios de Dol Amroth. No obstante, los nombres de casi todos los lugares y personas del reino de Gondor tenían forma y significación élficas. El origen de unos pocos estaba olvidado y provenían sin duda de antes de que los barcos de los Númenóreanos se hicieran a la mar; entre éstos se contaban Umbar, Arnach y Erech; y los nombres de montañas Eilenach y Rimmon. Forlong era también un nombre de la misma especie.

La mayor parte de los Hombres de las regiones septentrionales de las tierras del oeste descendían de los Edain de la Primera Edad y de parientes suyos muy próximos. Por tanto, sus lenguas estaban emparentadas con el Adûnaic, y algunas conservaban todavía cierta semejanza con la Lengua Común. De esta especie eran los pueblos de los valles del curso superior del Anduin: los Beórnidas y los Hombres del Bosque Negro; y, más hacia el norte y el este, los Hombres de Lago Largo y de Valle. De las tierras que se extendían entre los Gladios y Carroca, provenía el pueblo que se conoció en Gondor como los Rohirrim, los Señores de los Caballos. Hablaban todavía su lengua ancestral, y en ella dieron nuevos nombres a la mayor parte de los lugares de su nuevo país; y se llamaron a sí mismos los Eorlingas o los jinetes de la Marca. Pero los señores [159] de ese pueblo hablaban la Lengua Común con espontaneidad y nobleza según la manera de los aliados de Gondor; porque en Gondor, de donde provenía, el Oestron era aún de un estilo más gracioso y antiguo.

Muy distinto era el lenguaje de los Hombres Salvajes del Bosque de Drúadan. También distinto o sólo remotamente emparentado, era el lenguaje de los Dunlendinos. Eran éstos un resto de los pueblos que habían habitado en los valles de las Montañas Blancas en eras pasadas. Los Hombres Muertos del Sagrario pertenecían a ese clan. Pero en los Años Oscuros otros se habían trasladado a los valles australes de las Montañas Nubladas; y desde allí algunos fueron a las tierras desiertas adentrándose hacia el norte hasta las Quebradas de los Túmulos. De ellos provenían los Hombres de Bree; pero se habían sometido mucho antes al Reino Septentrional de Arnor y habían adoptado la lengua Oestron. Sólo en las Tierras Brunas los Hombres de esta raza conservaron su propia lengua y costumbres; era éste un pueblo poco comunicativo, estaba enemistado con los Dúnedain, y odiaba a los Rohirrim.

De esa lengua nada aparece en este libro, salvo el nombre Forgoil, que dieron a los Rohirrim (que, según se dice, significa Cabezas de Paja). «Oscuros» y «dunlendinos» son los nombres que los Rohirrim les dieron, porque eran cetrinos y de cabellos negros; no existe conexión entre las palabras «oscuro», «bruno» [dunn] y la palabra Sindarin Dûn, «oeste».

DE LOS HOBBITS

Los Hobbits de la Comarca y de Bree habían adoptado la Lengua Común desde hacía ya probablemente unos mil años. La empleaban a su propio modo con espontaneidad y descuido; aunque los más instruidos de entre ellos dominaban aún un lenguaje más formal cuando la ocasión lo requería.

No hay registro de que haya habido una lengua peculiar de los Hobbits. En días antiguos siempre parecen haber empleado las lenguas de los Hombres de [160] las cercanías. De este modo no tardaron en adoptar la Lengua Común después de haber penetrado en Eriador, y por el tiempo en que se asentaron en Bree ya habían empezado a olvidar la otra lengua. Ésta era evidentemente una lengua humana hablada en los alrededores del curso superior del Anduin, emparentada con la de los Rohirrim; aunque los Fuertes del sur parecen haber adoptado una lengua relacionada con el Dunlendino antes de que llegaran al norte de la Comarca.[51]

De todas estas cosas en tiempos de Frodo había todavía algunas huellas en las palabras y los nombres locales, y muchos tenían una estrecha semejanza con los que aparecían en el Valle o en Rohan. Era esto muy evidente en el nombre de los días, los meses y las estaciones; varias otras palabras de la misma especie (tales como mathom y smial) eran todavía de uso corriente, y muchas más se preservaban en los nombres de los lugares de Bree y la Comarca. Los nombres personales de los Hobbits eran también peculiares y muchos provenían de días remotos.

Hobbit era el nombre que habitualmente aplicaba el pueblo de la Comarca a todos los de su especie. Los Hombres los llamaban Medianos y los Elfos Periannath. El origen de la palabra hobbit había sido olvidado por la mayoría. Parece, sin embargo, haber sido al principio un nombre que los Fuertes y los Albos dieron a los Pelosos, y una forma desgastada de una palabra más enteramente preservada en Rohan: holbytla, «cavadores de agujeros».

DE OTRAS RAZAS

Ents. El pueblo más antiguo que sobrevivía en la Tercera Edad eran los Onodrim o Enyd. Ents se los llamaba en la lengua de Rohan. Conocieron a los Eldar en los días antiguos, y de ellos tomaron por cierto no una [161] lengua, pero sí el deseo de hablar. La lengua que se forjaron difería de todas las otras: lenta, sonora, acumulativa, repetitiva, de largo aliento por cierto; formada por una multiplicidad de matices vocálicos y distinciones de tono y cantidad que ni siquiera los más eruditos de entre los Eldar intentaron representar. La empleaban sólo entre ellos; pero no les hacía falta mantenerla en secreto, pues nadie era capaz de aprenderla.

Sin embargo, los Ents eran hábiles para las lenguas, las aprendían pronto y jamás las olvidaban. Pero preferían las lenguas de los Eldar, y la que más les gustaba era el antiguo alto élfico. Las palabras y los nombres extraños que los Hobbits registraron (de los empleados por Bárbol y los otros Ents) son, pues, élficos o fragmentos de lenguas élficas entrelazadas a la manera de los Ents.[52] Algunas son Quenya: como Taurelilómëa-tumbalemorna Tumbaletaurëa Lómëanor, que puede traducirse como: «Bosqueplurisombrío-negrovalleprofundo Boscosovalleprofundo Tierralúgubre», con lo que Bárbol quería expresar poco más o menos: «hay una sombra negra en los profundos valles del bosque». Algunas son Sindarin: como Fangorn, «barba-(de)-árbol», o Fimbrethil, «haya esbelta».

Los Orcos y la Lengua Negra. Orco es el nombre que otras razas dieron a este pueblo inmundo en la lengua de Rohan. En Sindarin era orch. La palabra uruk de la Lengua Negra, sin la menor duda, estaba relacionada con ella, aunque se aplicaba por lo general sólo a los grandes soldados Orcos que por ese tiempo salían de Mordor e Isengard. Las especies menores eran llamadas, especialmente por los Uruk-hai, snaga, «esclavo».

Los Orcos fueron criados por primera vez por el Poder Oscuro en los Días Antiguos. Se dice que no tenían lengua propia, pero tomaban lo que podían de otras [162] y lo pervertían a su antojo; no obstante, sólo conseguían jergas brutales, apenas suficientes para sus propias necesidades, a no ser que se tratara de maldiciones e insultos. Y estas criaturas, colmadas de malicia y que odiaban aun a los de su propia especie, no tardaron en desarrollar tantos bárbaros dialectos como grupos o colonias había de esta raza, de modo que la lengua orca les era de poca utilidad para comunicarse entre las diversas tribus.

Así fue que en la Tercera Edad los Orcos utilizaron para comunicarse entre sus diversos grupos la lengua Oestron; y muchas de las tribus más antiguas, como las que se demoraban todavía en el Norte y las Montañas Nubladas, utilizaban desde hacía mucho el Oestron como lengua nativa, aunque de una manera que apenas resultaba menos desagradable que el orco. En esta jerga, tark [tarco], «hombre de Gondor», era una forma corrompida de tarkil, palabra Quenya utilizada en Oestron para designar a quien tuviera ascendencia Númenóreana.

Se dice que la Lengua Negra fue inventada por Sauron en los Años Oscuros, y que había querido convertirla en la de todos los que lo servían, pero que fracasó en este propósito. De la Lengua Negra, sin embargo, derivaban muchas de las palabras ampliamente difundidas entre los Orcos durante la Tercera Edad, tales como ghâsh, «fuego», pero después de la primera derrota de Sauron, la forma antigua de la lengua fue olvidada por todos, excepto por los Nazgûl. Cuando Sauron se levantó otra vez, se convirtió nuevamente en la lengua de Barad-dûr y de los capitanes de Mordor. La inscripción del Anillo estaba en la antigua forma de la Lengua Negra, mientras que la maldición de los Orcos de Mordor (que aparece al comienzo del capítulo Los Uruk-Hai de Las Dos Torres) era una forma más corrupta utilizada por los soldados de la Torre Oscura, de quienes era capitán Grishnâkh. Sharku en esa lengua significa viejo.

Trolls. La palabra troll se utilizó para traducir la Sindarin Torog. En un principio, mucho tiempo atrás, en el crepúsculo de los Días Antiguos, éstas eran criaturas [163] de naturaleza torpe y estúpida, y no tenían más lenguaje que las bestias. Pero Sauron las utilizó, enseñándoles lo poco que podían aprender y acrecentándoles la inteligencia con maldad. Por tanto, los Trolls tomaban el lenguaje que podían aprender de los Orcos; y en las Tierras Occidentales los Trolls de Piedra hablaban una forma corrompida de la Lengua Común.

Pero a fines de la Tercera Edad apareció en el sur del Bosque Negro y en las fronteras montañosas de Mordor una raza de Trolls nunca vista antes. Olog-hai se llamaban en Lengua Negra. Que Sauron los hubiera criado, nadie lo dudaba, aunque no se sabía a partir de qué cepa. Algunos sostenían que no eran Trolls, sino Orcos gigantes; pero los Olog-hai eran en cuerpo y mente muy distintos aun de los más grandes de los Orcos, a quienes sobrepasaban en tamaño y poder. Eran Trolls, pero llenos de la mala voluntad de su amo: una raza feroz, fuerte, ágil, salvaje y astuta, pero más dura que la piedra. A diferencia de la antigua raza del Crepúsculo, podían soportar el Sol en tanto los dominara la voluntad de Sauron. Hablaban poco, y la única lengua que conocían era la Lengua Negra de Barad-dûr.

Enanos. Los Enanos constituyen una raza aparte. De su extraño comienzo y por qué son semejantes a los Elfos y a los Hombres y a la vez difieren de ellos, lo cuenta el Silmarillion; pero de esta historia los Elfos menores de la Tierra Media no tenían conocimiento, mientras que las historias de Hombres posteriores se confunden con memorias de otras razas.

Constituyen en su mayoría una raza persistente, grave, reservada, laboriosa, que no olvida las injurias (ni los actos de bondad), amantes de la piedra, de las gemas, de las cosas que cobran forma en sus manos de artesanos, más que de las cosas con vida propia. Pero no son malos por naturaleza, y pocos son los que sirvieron al Enemigo por libre voluntad, sea lo que fuere lo alegado por los Hombres. Porque los Hombres de antaño codiciaban los tesoros y las obras de los Enanos, y hubo enemistad entre ambas razas. [164]

Pero en la Tercera Edad, y en muchos lugares, había aún gran amistad entre los Hombres y los Enanos; y era propio de la naturaleza de los Enanos que, al viajar y trabajar y traficar por las tierras, como lo hicieron después de la destrucción de sus antiguas mansiones, emplearan las lenguas de los hombres entre los que vivían. No obstante, en secreto (un secreto que, a diferencia de los Elfos, no revelaban de buen grado ni siquiera a los amigos), empleaban su extraña propia lengua, muy poco cambiada por los años; porque se había convertido en una lengua de sabiduría más que en una lengua materna, y la atendían y la guardaban como un tesoro del pasado. Pocas son las gentes de otras razas que hayan podido dominarla. En esta historia sólo aparece en los nombres de lugares que Gimli reveló a sus compañeros; y en el grito de batalla que lanzó en el sitio de Cuernavilla. Ése al menos no era un secreto, y había sido escuchado en muchos campos de lucha desde que el mundo era joven. Baruk Khazâd! Khazâd aimênu! «¡Hachas de los Enanos! ¡Los Enanos están sobre vosotros!»

El nombre del propio Gimli, sin embargo, y los nombres de toda su parentela son de origen septentrional (humano). Sus propios nombres secretos e «interiores», sus verdaderos nombres, los Enanos no los han revelado nunca a nadie de otra raza. No los inscriben ni siquiera sobre sus tumbas.

II
SOBRE LA TRADUCCIÓN

Al presentar el asunto del Libro Rojo como historia que pueda leer la gente de la actualidad, el entero marco lingüístico se ha traducido en la medida de lo posible a términos de nuestro propio tiempo. Sólo las lenguas ajenas a la Lengua Común se han dejado en su forma original; pero éstas aparecen sobre todo en los nombres de personas y lugares.

La Lengua Común, como lenguaje de los Hobbits [165] y sus historias, inevitablemente se ha volcado al inglés [castellano] moderno. En el proceso se han reducido las diferencias entre las variedades observadas en el Oestron. Se ha intentado en parte representar estas variedades como variaciones del inglés [castellano]; pero la divergencia entre la pronunciación y el idioma de la Comarca y la lengua Oestron en boca de los Elfos y los altos hombres de Gondor era mayor que lo que se muestra en este libro. En verdad, los Hobbits hablaban en su mayoría un dialecto rústico, mientras que en Gondor y Rohan se utilizaba una lengua más antigua, más formal y más tersa.

Puede observarse aquí un punto de esta divergencia, puesto que, aunque con frecuencia importante, no fue posible representarlo. La lengua Oestron, en los pronombres de la segunda persona (y a menudo también en los de la tercera), hacía una distinción, independientemente del número, entre el tratamiento «familiar» y el «respetuoso». Pero una de las peculiaridades del idioma de la Comarca consistía en que las formas de tratamiento respetuoso habían desaparecido del uso coloquial. Sólo se conservaban entre los aldeanos, especialmente los de la Cuaderna del Oeste, que las utilizaban como tratamientos de afecto. A cosas como ésta se refería la gente de Gondor cuando hablaba de la rareza de la lengua Hobbit. Peregrin Tuk, por ejemplo, en los primeros días que pasó en Minas Tirith, utilizaba las formas familiares con las gentes de todo rango, incluyendo al Señor Denethor. Esto pudo haber divertido al viejo Senescal, pero los sirvientes seguramente se asombraron. Sin duda esta utilización pródiga de las formas familiares contribuyeron a esparcir el rumor de que Peregrin era persona de alta jerarquía en su país.[53] [166]

Se advertirá que algunos hobbits, como Frodo, y otras personas como Gandalf y Aragorn, no siempre emplean el mismo estilo. Esto es intencional. Los más eruditos y capaces de entre los Hobbits tenían cierto conocimiento del «lenguaje de los libros», como se lo llamaba en la Comarca; y eran rápidos para observar y adoptar el estilo de aquellos con los que tenían trato. De cualquier modo era natural para gente tan viajera que hablaran poco más o menos como aquellos que encontraban, especialmente en el caso de hombres a quienes, como Aragorn, les era difícil ocultar de dónde venían y la empresa que tenían entre manos. Sin embargo en aquellos días los enemigos del Enemigo veneraban lo antiguo, en la lengua no menos que en otros asuntos. Los Eldar, que por sobre todo eran hábiles con las palabras, dominaban múltiples estilos, aunque hablaban con un máximo de naturalidad en el modo que más se aproximara a su propio lenguaje, aun más antiguo que el de Gondor. También los Enanos la hablaban con habilidad, adaptándose sin trabajo a la compañía de los Eldar, aunque algunos opinaban que la pronunciación era algo gutural y áspera. Pero los Orcos y los Trolls hablaban a su antojo, sin amor por las palabras ni las cosas; y su lenguaje era de hecho más degradado e inmundo que lo que he mostrado. No creo que nadie desee una transmisión más fiel, aunque no es difícil encontrar ejemplos. Todavía suele oírse un modo de hablar semejante entre gente de mentalidad no muy distinta de la de los Orcos; monótono y repetitivo de odio y desprecio, demasiado alejado del bien como para retener siquiera fuerza verbal, salvo para los oídos de aquellos a los que sólo lo sórdido resulta vigoroso.

Traducciones de este tipo, por supuesto, son frecuentes por inevitables en cualquier narración que trate del pasado. Rara vez van más allá. Pero yo las he dejado atrás. También he traducido todos los nombres en Oestron de acuerdo con su sentido. Cuando en este libro aparecen nombres o títulos ingleses [castellanos] esto significa que los nombres en Lengua Común eran corrientes por ese entonces, además, o en lugar de, [167] los que aparecen en lenguas extrañas (de ordinario élficas).

Los nombres Oestron eran por regla general traducciones de otros más antiguos: como Rivendel, Fontegrís, Cauce de Plata, Playa Larga, El Enemigo, la Torre Oscura. La significación de algunos difería: como Monte del Destino para Orodruin, «montaña ardiente», o Bosque Negro para Taur e-Nadaedelos, «bosque del gran temor». Unos pocos eran alteraciones de nombres élficos: Lune y Brandivino, por ejemplo, derivaban de Lhûn y Baranduin.

Este procedimiento necesita quizá de una cierta defensa. Me pareció que presentar todos los nombres en su forma original habría oscurecido un rasgo esencial de esos tiempos tal como lo percibían los Hobbits (cuyo punto de vista quise preservar por sobre toda otra cosa): el contraste entre una lengua ampliamente difundida, tan ordinaria y habitual para ellos como es para nosotros el inglés [el castellano], y los restos vivientes de lenguas mucho más antiguas y venerables. Si todos los nombres se transcribieran tal cual, serían igualmente remotos para el lector moderno; por ejemplo, si el nombre élfico Imladris y la traducción Oestron Karningul se hubieran dejado los dos inalterados. Pero referirse a Rivendel como Imladris, sería como llamar hoy Camelot a Winchester, excepto que la identidad era indudable, mientras que en Rivendel vivía aún un señor de renombre, mucho más viejo de lo que sería hoy Arturo si fuera todavía rey en Winchester.

Para el nombre de la Comarca (Sûza) y todos los otros lugares de los Hobbits, se han adoptado, pues, formas inglesas [castellanas]. Esto rara vez resultó difícil, pues tales nombres comúnmente estaban constituidos por elementos similares a los nuestros, más sencillos en inglés, fueran palabras todavía corrientes como hill [colina] o field [campo], o algo simplificadas como ton en lugar de town [ciudad]. Pero algunos derivaban, como se observó ya, de viejas palabras hobbit en desuso, y a éstas se las representó por elementos semejantes en inglés [castellano], tales como wich, o bottle «morada», o michel «grande». [168]

Pero en el caso de las personas, los apellidos hobbits en la Comarca y Bree, eran peculiares en aquellos días, especialmente por el hábito desarrollado desde hacía algunos siglos: los nombres de familia heredados. La mayor parte de estos apellidos tenían significaciones obvias (en la lengua corriente, derivados de motes puestos por broma o de nombres de lugares o [especialmente en Bree] de plantas y árboles). La traducción de éstos no era de gran dificultad; pero quedaban uno o dos nombres antiguos de significación olvidada; en este caso me contenté con las formas inglesas, como Took [Tuk] por Tûk o Boffin por Bophîn.

En la medida de lo posible, he tratado los nombres de pila de la misma manera. Los Hobbits daban comúnmente a sus hijas el nombre de flores o de joyas. A los hijos varones les ponían nombres que no tenían significado en el lenguaje cotidiano; y algunos de los nombres de las mujeres eran similares. De esta clase son Bilbo, Bungo, Polo, Lotho, Tanta, Nina, etcétera. Hay muchas semejanzas inevitables aunque accidentales con nombres que ahora llevamos o conocemos: por ejemplo, Otho, Odo, Drogo, Dora, Cora y otros por el estilo. Estos nombres los he conservado aunque por lo general alteré finales, pues en los nombres Hobbit la a era una terminación masculina y o y e eran femeninas.

Sin embargo, en algunas viejas familias, especialmente las de origen Albo como los Tuk y los Bolger, era costumbre poner nombres de pila altamente sonoros. Como la mayoría de éstos parecen haber sido extraídos de leyendas del pasado, de Hombres tanto como de Hobbits, y muchos de ellos, aunque sin significado para los Hobbits contemporáneos, tenían una estrecha semejanza con los nombres del Valle del Anduin, o de Valle, o de la Marca, los he transformado en esos antiguos nombres, en gran parte de origen franco o godo, que usamos hoy todavía o que encontramos en nuestra historia. Así, de cualquier modo, he conservado el cómico contraste entre los sobrenombres y los nombres del que los mismos Hobbits eran conscientes. Rara vez se han utilizado nombres de [169] origen clásico; porque los equivalentes más próximos al latín y al griego en los conocimientos de los Hobbits eran las lenguas élficas, que los Hobbits apenas utilizaban. Pocos de entre ellos conocieron nunca las «lenguas de los reyes», como las llamaron.

En Los Gamos, los nombres eran diferentes de los del resto de la Comarca. El pueblo del Marjal y sus vástagos al otro lado del Brandivino eran peculiares por diversos motivos, como se ha dicho. Muchos de sus extraños nombres los heredaron sin duda de la vieja lengua de los Fuertes del sur. A éstos por lo general los he dejado inalterados, pues si resultan extraños ahora, también lo eran entonces. Tenían un estilo que quizá podríamos considerar vagamente «celta».

Como la supervivencia de huellas de la antigua lengua de los Fuertes y de los Hombres de Bree se asemeja a la supervivencia de elementos celtas en Inglaterra, he imitado a veces a estos últimos en mi traducción. De este modo Bree, Combe (Commb [Valle del Bajo]), Archet y Chetwood [Bosque de Chet] están modelados sobre estas reliquias de la nomenclatura inglesa, escogidos de acuerdo con el significado: bree, «hill» [«colina»]; chet, «wood» [«bosque»]. Pero sólo un nombre de persona ha sido alterado de este modo. Se escogió Meriadoc para dar cabida al hecho de que el nombre abreviado de este personaje, Kali significaba en Oestron «jovial, alegre», aunque era en realidad una abreviación del nombre gamo Kalimac, cuya significación estaba ya perdida.

En mis transposiciones no he utilizado nombres de origen hebreo u otros parecidos. Nada en los nombres Hobbit corresponde a ese elemento. Nombres breves como Sam, Tom, Tim, Mat eran abreviaciones corrientes de nombres hobbits existentes, como Tomba, Tolma, Matta y otros por el estilo. Pero Sam y su padre Ham se llamaban en realidad Ban y Ran. Éstas eran abreviaturas de Banazîr y Ranugad, originalmente apodos que significaban «mentecato, simple» y «lerdo»; pero aunque eran palabras que habían caído en desuso en el lenguaje coloquial, continuaron siendo nombres tradicionales en ciertas familias. Por tanto, [170] he intentado preservar estos rasgos utilizando Samwise [Samsagaz] y Hamfast [Hamveloz], modernizaciones del inglés antiguo samwís y hámfoest, con significados semejantes.

Habiendo avanzado hasta aquí en mi intento de modernizar y hacer familiar el lenguaje y los nombres de los Hobbits, me encontré inmerso en otro proceso. Las lenguas humanas relacionadas con el Oestron, me pareció, tenían que volcarse en formas relacionadas con el inglés. En consecuencia hice que la lengua de Rohan se pareciera al inglés antiguo, pues estaba relacionada tanto con la Lengua Común (más remotamente) como con la vieja lengua de los Hobbits del norte (muy de cerca), y comparada con el Oestron era una lengua arcaica. En varios pasajes del Libro Rojo se observa que cuando los Hobbits oyeron la lengua de Rohan, reconocieron muchas palabras y consideraron que estaba emparentada con la de ellos, de modo que pareció absurdo dejar los nombres y las palabras registradas de los Rohirrim en un estilo completamente distinto.

En varios casos he modernizado las formas y la ortografía de los nombres de lugares de Rohan, como en Dunharrow [El Sagrario] o Snowbourn [Río Nevado]; pero no he sido coherente, pues he seguido a los Hobbits. Alteraron los nombres que oían de la misma manera si estaban constituidos por elementos que reconocían o si se parecían a nombres de sitios de la Comarca; pero a muchos los dejaron inalterados, como lo hice yo, por ejemplo, en el caso de Edoras, «las cortes». Por las mismas razones se han modernizado también unos pocos nombres personales, como Shadowfax [Sombragrís] y Wormtongue [Lengua de Serpiente].[54]

Esta asimilación sirvió también para representar [171] las palabras Hobbit locales que eran de origen nórdico. Se les ha dado la forma que ciertas palabras perdidas del inglés habrían podido tener, si hubieran llegado hasta nuestros días. Así, pues, mathom pretende evocar la vieja palabra inglesa máthm, y de ese modo representar la relación de la palabra hobbit contemporánea kast con la de Rohan kastu. Del mismo modo smial (o smile), «madriguera», es una forma probable para una palabra derivada de smygel, y representaba adecuadamente la relación de trân en lengua hobbit, con trahan en lengua de Rohan. Sméagol y Déagol son equivalentes y proceden de los nombres Trahald, «excavación, horadación», y Nahald, «secreto», en las lenguas septentrionales.

La lengua aún más septentrional del Valle sólo se ve en este libro en los nombres de los Enanos venidos de esa región, que continuaban usando la lengua de los Hombres de allí y adoptaban sus nombres «exteriores» en esa lengua. Es posible observar que en [las ediciones inglesas de] este libro, como en The Hobbit, se ha utilizado la forma dwarves [enanos], aunque los diccionarios nos dicen que el plural de dwarf [enano] es dwarfs [enanos]. Hubiera sido dwarrows (o dwerrows) si el singular y el plural hubieran seguido su propio camino a lo largo de los años, como lo han hecho man [hombre] y men [hombres] o goose [ganso] y geese [gansos]. Pero ya no hablamos tan a menudo de un enano como lo hacemos de un hombre o aun de un ganso, y el recuerdo no se ha conservado tan fresco entre los Hombres como para mantener una forma plural para una raza relegada ahora a los cuentos de hadas, donde al menos se preserva una sombra de verdad, o, por último, a las historias sin sentido [nonsense-stories], en las que se han convertido en meras figuras de diversión. Pero en la Tercera Edad todavía relumbraba un vestigio del viejo carácter y poderío de los Enanos aunque ya algo oscurecido: éstos son los descendientes de los Naugrim de los Días Antiguos, en cuyos corazones arde todavía el antiguo fuego de Aulë el Herrero y echa humo el rescoldo de su viejo rencor contra los Elfos; y en cuyas manos vive aún la habilidad [172] para los trabajos de piedra que nadie ha sobrepasado nunca.

Es para señalar esto que me he aventurado a utilizar la forma dwarves, y así apartarlos un tanto, quizá, de los cuentos algo tontos de estos más modernos días. Dwarrows habría sido mejor; pero he utilizado esa forma sólo en Dwarrowdelf, para representar el nombre de Moria en la Lengua Común: Phurunargian. Pues eso significaba «excavación de los enanos» y era ya entonces una palabra antigua. Pero Moria era un nombre élfico dado sin amor; porque los Eldar, aunque en momentos de necesidad en sus amargas luchas con el Poder Oscuro y sus sirvientes, abrieran fortalezas bajo tierra, no habitaban allí por elección. Amaban la tierra verde y las luces del cielo; y Moria significa Abismo Negro en la lengua Eldar. Pero los Enanos, y este nombre por lo menos no permaneció secreto, lo llamaron Khazad-dûm, la Mansión de los Khazad; porque tal es el nombre con que designan a su propia raza, y lo ha sido desde que se los dio Aulë, cuando los creó en las profundidades del tiempo.

Elfos se ha utilizado tanto para traducir Quendi, «los hablantes», el nombre alto élfico de toda la especie, como Eldar, el nombre de las Tres Familias que buscaron el Reino Imperecedero y llegaron allí en el principio de los Días (con la sola excepción de los Sindar). Esta vieja palabra era en verdad la única disponible, y se intentó ajustar al recuerdo de este pueblo tal como lo preservaban los Hombres, o las mentes de Hombres que no fueran del todo distintas. Pero se la ha rebajado, y a muchos ahora sugiere fantasías ya bonitas o tontas, que tanto difieren de los Quendi de antaño como las mariposas de los rápidos halcones. (Por supuesto, ninguno de los Quendi tuvo nunca alas, que les eran tan ajenas como a los hombres.) La raza de los Elfos era alta y hermosa, los Hijos mayores del mundo, y entre ellos los Eldar eran como reyes, ahora desaparecidos: el Pueblo del Gran Viaje, el Pueblo de las Estrellas. Eran altos, de piel clara y ojos grises, aunque tenían los cabellos oscuros, salvo en la casa dorada de Finarfin; y había más melodía en su voz [173] que en cualquier voz mortal que hoy pueda escucharse. Eran valientes, pero la historia de los que retornaron en exilio a la Tierra Media fue dolorosa; y aunque el destino de los Padres marcó un día esa historia, su propio destino no es el de los Hombres. El dominio de los Elfos cesó hace mucho tiempo, y habitan ahora más allá de los círculos del mundo, y no retornan.

NOTA SOBRE TRES NOMBRES:
Hobbit, Gamyi y Brandivino

Hobbit es una invención. En Oestron, la palabra usada para referirse a este pueblo, las raras veces que se lo hacía, era banakil, «mediano». Pero en ese tiempo el pueblo de la Comarca y de Bree utilizaba la palabra kuduk, que no se daba en ningún otro sitio. Meriadoc, sin embargo, consigna que el Rey de Rohan utilizaba la palabra kûd-dûkan, «morador de cuevas». Dado que, como se ha dicho, los Hobbits habían hablado en otro tiempo una lengua estrechamente emparentada con la de los Rohirrim, parece probable que kuduk fuera una forma desgastada de kûd-dûkan. A esta última, por razones ya explicadas, la he traducido como holbytla, y hobbit constituye una palabra que bien podría ser una forma desgastada de holbytla, si ese nombre hubiera aparecido en nuestra propia lengua antigua.

Gamyi. De acuerdo con la tradición familiar difundida en el Libro Rojo, el apellido Galbasi o, en forma reducida, Galpsi, provenía de la aldea de Galabas, que, según se creía popularmente, derivaba de galab-, «juego», y un antiguo elemento bas-, más o menos equivalente a nuestro wick, wich. Por tanto, Gamwich (pronúnciese Gammich) pareció una traslación bastante justa. No obstante, al reducir Gammidyi a Gamyi para representar a Galpsi, no hubo intención de aludir a la conexión de Samsagaz con la familia de Coto, aunque una broma de esa especie habría sido bastante del gusto hobbit, si en su lenguaje hubiera alguna justificación.

Coto, en verdad, representa Hlothran, un nombre de aldea bastante corriente en la Comarca, derivado de hloth, «una morada o cueva de dos cuartos», y ran(u), un pequeño grupo [174] de tales moradas sobre la ladera de una colina. Como apellido puede ser una alteración de hlothram(a), «habitante de una cueva». Hlothram, que he traducido Hombre del Coto, era el nombre del abuelo del granjero Coto.

Brandivino. Los nombres hobbits de este río eran una alteración del élfico Baranduin (acentúese and), derivado de baran, «castaño dorado»; y duin, «río (grande)». Brandivino parecía una natural corrupción de los tiempos modernos. En realidad, el viejo nombre hobbit era Branda-nîn, «agua de los bordes», que habría sido traducido más precisamente como Riacho de la Frontera; pero por una broma que se había vuelto habitual, referida una vez más al color del río, por ese entonces se lo llamaba habitualmente Bralda-hîm, «cerveza impetuosa». Ha de tenerse en cuenta, sin embargo, que cuando los Gamo Viejo (Zaragamba) cambiaron de nombre para llamarse Brandigamo (Brandagamba), el primer elemento significaba «tierra fronteriza», y Lindegamo hubiera sido una traducción más precisa. Sólo un Hobbit muy audaz se habría aventurado a llamar al Señor de los Gamos Brandagamba delante de él.