[1] El episodio de Tentetieso (Humpty-Dumpty), como los de la Jota de Corazones, de los gemelos Patachunta y Patachún, y del León y el Unicornio, hace referencia a incidentes relatados en la familiar canción infantil. Otra elaboración completamente diferente la encontramos en el primer libro para niños de L. Frank Baum, Mother Goose in prose, 1897. En los últimos años, Mr. Dumpty (Tentetieso), ha estado editando una revista infantil (Humpty Dumpty's Magazine, publicada por el Parents Institute). He tenido el privilegio de trabajar a sus órdenes desde el primer número, aparecido en octubre de 1952, como cronista de las aventuras de su hijo, Humpty Dumpty Júnior. Un acierto de la película de Alicia realizada por la Paramount fue la caracterización de Tentetieso, a cargo de W. C. Fields. <<
[2] Peter Alexander, en su excelente artículo, «Logic and the Humor of Lewis Carroll» (Proceedings of the Leeds Philosophical Society, vol. 6; mayo 1951, págs. 551-566), llama la atención sobre esta inversión carrolliana que pasa fácilmente inadvertida. En la vida real, los nombres propios apenas tienen otra función que la de designar un objeto individual, mientras que las demás palabras tienen significado general, universal. En el reino de Tentetieso ocurre al revés. Las palabras corrientes significan lo que Tentetieso quiere que signifiquen, mientras que nombres propios como «Alicia» y «Tentetieso» poseen un significado general. La tesis de Alexander, con la que estoy totalmente de acuerdo, es que el humor de Carroll se encuentra fuertemente teñido por su interés en la lógica formal. <<
[3] Estos comentarios de Tentetieso (obsérvese también su frecuente empleo de la palabra «orgulloso» en el resto de su conversación con Alicia) revelan su orgullo antes de su caída. <<
[4] Como han señalado otros, ésta es la broma más ingeniosa y siniestra de los libros de Alicia. No es extraño que Alicia, rápida en captar una insinuación, cambie de tema. <<
[5] Tentetieso es un filósofo, y un filósofo experto ante todo en cuestiones lingüísticas. Quizá Carroll sugiere aquí que esta clase de individuos, sumamente abundantes tanto entonces como ahora en el ámbito de Oxford rara vez tienen capacidad para las matemáticas. <<
[6] Lewis Carroll era plenamente consciente de la profundidad que encierra el extravagante discurso de Tentetieso sobre semántica. Tentetieso adopta el punto de vista conocido en la Edad Media como nominalismo: la opinión de que los términos universales no se refieren a objetos existentes sino que son tan sólo flatus vocis, emisiones de voz. Esta opinión fue hábilmente defendida por Guillermo de Occam, y hoy la defienden casi todos los empiristas lógicos contemporáneos.
Incluso en lógica y en matemáticas, donde los términos son normalmente más precisos que en otras materias, se produce una enorme confusión cuando uno deja de tener en cuenta que las palabras no significan «ni más ni menos» que lo que pretenden significar. En tiempos de Carroll se suscitó una viva polémica en el terreno de la lógica formal, a propósito del «valor existencial» de las cuatro proposiciones fundamentales de Aristóteles. ¿Implican los juicios universales «Todo A es B» y «Ningún A es B» que A es un conjunto que realmente contiene miembros? ¿Lo implican los juicios particulares «algunos A son B» y «algún A no es B»?
Carroll contesta a estas cuestiones con cierta amplitud en la página 165 de su Symbolic Logic. El pasaje merece citarse porque procede directamente de la ancha boca de Tentetieso:
«Los autores, y editores, de los libros de texto de lógica que circulan corrientemente —a quienes en adelante me referiré con el (espero que inofensivo) título de 'los Lógicos'— adoptan, sobre este particular, lo que considero que es una postura más humilde de lo necesario. Hablan de la Cópula de una Proposición en 'voz baja'; casi como si fuese una Entidad viva y consciente, capaz de declarar por sí misma lo que quiere decir, y que a nosotros, pobres criaturas humanas, no nos cumple más que averiguar cuál es su soberano gusto y placer, y someternos a él.
»Frente a esta postura, sostengo que cualquier autor está plenamente autorizado a darle el sentido que guste a cualquier palabra o frase que quiera emplear. Si me encuentro con que un autor dice al principio de su libro: "Quede entendido que con la palabra 'negro' quiero decir siempre 'blanco'; y que con la palabra 'blanco' quiero decir siempre 'negro'", aceptaré humildemente su decisión por insensata que me pueda parecer.
»Así que, respecto a la cuestión de si debe entenderse o no que una Proposición asegura la existencia de su Sujeto, sostengo que cada autor puede adoptar su propia regla; con tal que, naturalmente, sea coherente consigo mismo y con la realidad reconocida de la lógica.
«Examinemos un número de opiniones que puedan ser sostenidas lógicamente, y decidamos cuál de ellas puede mantenerse convenientemente; después de lo cual, me juzgaré en libertad para decidir cuál de ellas me propongo sostener.»
La opinión adoptada por Carroll (de que «todos» y «algunos» implican existencia, pero que «ningún» deja la cuestión en el aire) no triunfó finalmente. En la moderna lógica, sólo las proposiciones particulares «algunos» implican que un conjunto no es un conjunto vacío. Naturalmente, esto no invalida la actitud nominalista de Carroll y de su huevo. El punto de vista actual ha sido adoptado únicamente porque los lógicos lo juzgan más útil.
Cuando los lógicos desviaron su interés de la lógica de conjuntos de Aristóteles al cálculo de las proposiciones o del valor real, se desencadenó otro furioso y divertido debate (aunque entre nológicos en su mayoría) en torno al significado de «implicación material». Casi toda la confusión provenía de no comprender que la expresión «implica» del juicio «A implica B» tiene un significado restringido peculiar del cálculo y no se refiere a ninguna relación causal entre A y B. Todavía subsiste una confusión similar respecto a la lógica de valor múltiple, en la que términos tales como «y», «no», e «implica» no tienen un significado habitual o intuitivo; de hecho, no tienen otro significado que el que definen exactamente las tablas matrices, las cuales generan estos términos «conectivos». Una vez comprendido esto, casi todo el misterio que envuelve a esta extraña lógica se desvanece.
En matemáticas se gastan iguales cantidades de energía en discusiones inútiles sobre el «significado» de expresiones tales como «número imaginario», «número transfinito», y demás; inútiles porque esas expresiones significan precisamente lo que están destinadas a significar; ni más ni menos.
Por otra parte, si queremos comunicarnos con precisión, ha de ser una especie de obligación moral nuestra evitar la práctica de Tentetieso de dar significados particulares a palabras de uso corriente. «¿Podemos… hacer que nuestras palabras signifiquen lo que se nos antoje?», pregunta Roger W. Holmes en su artículo «The Philosopher's Alice in Wonderland»; Antioch Review, verano 1959. «Uno piensa en un delegado soviético utilizando la palabra "democracia" en un debate en las Naciones Unidas. ¿Podemos darles a nuestras palabras paga extra, o es éste el material con que se confecciona la propaganda? ¿Estamos obligados por el uso del pasado? Por un lado, las palabras son nuestras dueñas; de lo contrario sería imposible la comunicación. Por otro, somos nosotros los amos; si no, no habría poesía.» <<
[7] «Portmanteau word» («palabra-maleta») puede encontrarse en muchos diccionarios modernos. Se ha convertido en expresión corriente para designar palabras que encierran, como una maleta, más de un significado. Es la literatura inglesa, el gran maestro de la palabra-maleta es, naturalmente, James Joyce. Finnegans Wake (un sueño, al igual que los libros de Alicia), contiene miles y miles. Entre ellas, esos truenos de centenares de letras que simbolizan, entre otras cosas, la tremenda caída de Tim Finnegan, peón de albañil irlandés, de su escala. El propio Humpty-Dumpty (Tentetieso) está contenido en el séptimo trueno:
Bothallchoractorschumminaoroundgansumuminarumdrumstrumtruminahumptadumpwaultopoofoolooderamaunsturnup! <<
[8] Puede que algún lector no sea tan rápido como Alicia en captar el chiste de Tentetieso: cada palabra «way» [aquí «largo trecho»] va seguida de otra que empieza por «be-» [aqui «de»; por lo que hemos traducido «wabe» por «larde»]. <<
[9] [En ingiés] «from home», al pronunciarse con «h» muda, da el sonido «mome». <<
[9a] John Q. Rutherfurd, Mill Lane, Essex, me llama la atención sobre la desagradable costumbre de algunos miembros de la aristocracia victoriana de ofrecer dos dedos al estrecharle la mano a sus inferiores sociales. En su orgullo, Tentetieso lleva esta práctica al último grado. <<
[10] No hace falta recordarles a los estudiosos de Finnegans Wake que Tentetieso es uno de los símbolos fundamentales del libro: el gran huevo cósmico cuya caída, como la caída de Finnegan, sugiere la de Lucifer y la del hombre. <<