Capítulo I

[1] Era típico de Carroll, en su pasión por los vivos contrastes, iniciar la continuación con una escena interior en pleno invierno (el primer libro empieza al aire libre, en una cálida tarde de mayo). El tiempo invernal armoniza también con los símbolos invernales de la vejez y la proximidad de la muerte, incluidos en los poemas preliminar y final. Los preparativos para la hoguera, y el comentario de Alicia: «¿Sabes qué día es mañana Kitty?», indican que se trata del 4 de noviembre, víspera del día de Guy Fakes (fiesta que se celebraba anualmente en el Christ Church con una enorme hoguera en Peckwater Quadrangle). Apoya esta hipótesis la declaración de Alicia a la Reina Blanca (en el capítulo V) de que tiene exactamente siete años y medio, ya que el cumpleaños de Alicia Liddell era el 4 de mayo, y el anterior viaje al País de las Maravillas acontece el 4 de mayo, en que, se supone que Alicia tiene exactamente siete años (véase la nota 4, capítulo VII, del libro anterior).

Esto deja en suspenso la cuestión de si se trata del año 1859 (en que Alicia tiene efectivamente siete años), del 1860, del 1861 o del 1862, en que Carroll cuenta y escribe la primera aventura de Alicia. En 1859, el 4 de noviembre cayó en viernes. En 1860 cayó en domingo; en 1861, cayó en lunes; y en 1862, en martes. La última fecha parece la más probable, a juzgar por la advertencia de Alicia a la gatita (dos párrafos más abajo) de que está reservándole los castigos una semana, para el otro miércoles. <<

[2] Campanilla [«Snowdrop»] era el nombre de una gatita que pertenecía a una de las primeras amiguitas de Carroll, Mary Macdonald. Mary era hija de un buen amigo de Carroll: George Macdonald, poeta y novelista escocés y autor de famosas fantasías infantiles, tales como The Princess and the Goblin y At the Back of the North Wind. Las hijas de Macdonald fueron parcialmente responsables de que Carroll se decidiese a publicar Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas. Al comprobar el atractivo general del cuento, pidió a la señora Macdonald que les leyese el manuscrito a sus hijas. La acogida fue entusiástica. Greville, de seis años (quien más tarde evocaría esta ocasión en su libro George Macdonald and His Wife), declaró que deberían hacerse sesenta mil ejemplares de él. <<

[3] «Escurriéndose» es una buena descripción de cómo el caballo se mueve en el tablero del ajedrez. <<

[4] Parece que el tema del espejo fue una adición tardía al relato. Tenemos la palabra de Alicia Liddell de que buena parte del libro está basada en cuentos sobre el ajedrez que Carroll les contó a las pequeñas Liddell en una época en que estaban aprendiendo entusiasmadas a jugar a ese juego. Hasta 1868 no intervino otra Alicia, Alicia Raikes, prima lejana de Carroll, al sugerirle el motivo del espejo. Así es como contó ella el hecho en el Times de Londres, el 22 de junio de 1932:

«De pequeñas, vivíamos en Onslow Square y jugábamos en el jardín, detrás de las viviendas. Charles Dodgson solía ir allí a estar con un viejo tío, y pasear arriba y abajo, con las manos detrás por la franja de césped. Un día, al oír mi nombre, me llamó y me dijo: "Conque tú eres otra Alicia, ¿eh? Yo quiero mucho a las Alicias. ¿Te gustaría venir a ver algo asombroso?".

»Le seguimos a su casa, que, como la nuestra, daba al jardín, y pasamos a una habitación llena de muebles, con un espejo alto de pie en un rincón.

"Vamos a ver", dijo, dándome una naranja: "primero dime en qué mano la tienes". "En la derecha", dije yo. "Bueno", dijo él, "ve y ponte delante de ese espejo, y dime en qué mano la tiene la niña que ves en él". Después de mirar un rato perpleja, dije: "En la izquierda". "Muy bien", dijo el, "¿y cómo explicas eso?". Yo no sabía explicarlo; pero viendo que esperaba una solución, aventuré: "Si yo estuviera en el otro lado del espejo, ¿no seguiría estando la naranja en mi mano derecha?" Recuerdo que se echó a reir. "Bien dicho, Alicita", dijo el. "Es la mejor respuesta que me han dado hasta ahora".

»Entonces no supe nada más; pero años después me contaron que él había dicho que le había sugerido la primera idea para A través del espejo, uno de cuyos ejemplares me envió, como hizo con cada uno de sus otros libros, regularmente.»

En el espejo, todos los objetos asimétricos (no superponibles a sus imágenes en espejo) «están para el otro lado». En el libro hay muchas alusiones a inversiones laterales. Patachunta y Patachún son, como veremos, reflejo el uno del otro; el Caballero Blanco, en su canción, habla de meter el pie derecho en el zapato izquierdo; y tal vez no sea accidental que se mencione varias veces el sacacorchos, puesto que la hélice es una estructura asimétrica con distintas formas laterales. Si ampliamos el tema de la imagen en espejo para incluir la inversión de cualquier relación asimétrica, daremos con un nota que domina el relato entero. Sería demasiado largo enumerar aquí todos los casos; pero pueden servir de ejemplo los siguientes: para acercarse a la Reina Roja, Alicia anda hacia atrás; en el vagón del tren, el Revisor le dice que está viajando en sentido contrario; el Rey tiene dos mensajeros: «uno para ir y otro para venir». La Reina Blanca explica las ventajas de vivir hacia atrás; la tarta del espejo se reparte primero y se corta después. Los números pares e impares, equivalente combinatorio de la izquierda y la derecha, son introducidos en diversos momentos del relato (p. ej.: la Reina Blanca ofrece mermelada cada dos días). En cierto modo, el mismo disparate es una inversión sensatez-insensatez. El mundo ordinario es invertido, y puesto del revés; se le convierte en un mundo en el que las cosas van en todas direcciones menos en la que deben ir.

El tema de la inversión está naturalmente presente en todos los disparates escritos por Carroll. En el primer libro de Alicia, Alicia se pregunta si los gatos comen murciélagos o los murciélagos comen gatos, y le dicen que decir lo que se piensa no es lo mismo que pensar lo que se dice. Cuando come del trozo izquierdo de la seta aumenta de tamaño; el trozo derecho tiene el efecto contrario. Estos cambios de tamaño, que ocurren tan a menudo en el primer libro, son en sí mismos inversiones (p. ej.: en vez de una niña grande y un cachorrillo pequeño tenemos un cachorrillo grande y una niña pequeña). En Sylvie and Bruno se nos habla del «imponderal», lana antigravitatoria que puede meterse en el embalaje de los paquetes postales para hacerlos pesar menos de cero; de un reloj que invierte el tiempo; de la luz negra; de la bolsa de Fortunato, plano proyectivo con el interior hacia afuera, y viceversa. Nos enteramos también de que E-V-I-L [«mal»] es simplemente L-I-V-E [«vivir»] al revés.

En la vida real, Carroll exprimió también cuanto pudo la noción de inversión para divertir a sus pequeñas amigas. En una de sus cartas habla de una muñeca cuya mano derecha se convierte en «izquierda» cuando se le desprende la izquierda; en otra carta habla de cómo a veces se acuesta tan poco tiempo después de haberse levantado que se encuentra en la cama otra vez antes de levantarse. Escribía cartas en espejo, advirtiendo que había que tener un espejo delante para poderlas leer. Otras, había que leerlas empezando por la última palabra y terminando por la primera. Tenía una colección de cajas de música, y una de sus proezas favoritas era hacerlas tocar al revés. Hacía dibujos divertidos que se convertían en otros distintos al invertirlos.

Incluso en los momentos serios, la mente de Carroll, como la del Caballero Blanco, parecía funcionar mejor cuando veía las cosas invertidas. Inventó un método de multiplicación en el que el multiplicador se escribía hacia atrás y encima del multiplicando. La caza del snark, nos dice, la compuso en sentido inverso. El verso final: «Pues el Snark, como veis, era un Boojum», se le ocurrió como una súbita inspiración; entonces elaboró una estrofa en la que encajara el verso, y finalmente un poema en el que encajara la estrofa.

Estrechamente relacionado con su gusto por la inversión, está su gusto por la contradicción lógica: la Reina Roja sabe de una colina tan grande que, comparada con ella, esta otra es un valle; las galletas secas sirven para apagar la sed; un mensajero susurra gritando; Alicia corre con todas sus fuerzas para seguir en el mismo sitio. No es de extrañar su afición a la incongruencia cuya esencia es la contradicción lógica. Una vez le escribió a su hermana: «Por favor, analiza lógicamente el siguiente razonamiento: «Niña. —Me alegro mucho de que no me gusten los espárragos. Amiga. —¿Por qué? Niña. —Porque si me gustasen, me los tendría que comer… ¡y no puedo soportarlo!». Un conocido de Carroll recordaba haberle oído decir de un amigo que sus pies era tan grandes que tenía que ponerse los pantalones por la cabeza.

Tratar un «conjunto vacío» (un conjunto formado por cero miembros) como algo efectivamente real es otra fuente abundante de disparates lógicos carrollianos. La Liebre de Marzo ofrece a Alicia un vino inexistente; Alicia se pregunta dónde está la llama de una vela cuando la vela no arde; el mapa de La caza del Snarck está «completa y absolutamente en blanco»; el Rey de Corazones considera inusitado que se escriban cartas a nadie, y el Rey Blanco felicita a Alicia por su vista, ya que al preguntarle a quién ve venir por el camino, ella contesta que a nadie.

¿Por qué el humor de Carroll está tan entremezclado de juegos lógicos de esta clase? No entraremos aquí en la cuestión de si es explicación suficiente el interés de Carroll por la lógica y las matemáticas, o si tenía impulsos Inconscientes que le hacían andar siempre curvando y estirando, comprimiendo e invirtiendo, deformando y volviendo del revés el mundo familiar. No parece que la tesis que propone Florence Becker Lennon en su biografía, Victoria Through the Looking Glass, por lo demás admirable, sea la correcta. Sostiene que Carroll era zurdo de nacimiento, pero que le obligaron a utilizar la mano derecha, y «se vengó haciendo un poco de inversión». Por desgracia, sólo existe una prueba ligerísima y muy poco convincente de que fuera zurdo. Y aun cuando fuese así, sería una explicación lamentablemente insuficiente del origen del disparate carrolliano. <<

[5] La especulación de Alicia sobre la leche del espejo tiene más importancia de la que Carroll sospechaba. Varios años después de la publicación de A través del espejo, la estereoquímica descubrió pruebas positivas de que las sustancias orgánicas tienen una disposición asimétrica de los átomos. Son sustancias isómeras las que tienen moléculas compuestas exactamente por los mismos átomos, pero enlazados en estructuras topológicamente distintas. Los estereoisómeros son isómeros idénticos incluso en estructura topológica, pero debido a la naturaleza asimétrica de esta estructura, forman parejas en espejo. La mayoría de las sustancias presentes en los organismos vivos son estereoisométricas. El azúcar es un ejemplo corriente: en su forma derecha se llama dextrosa; en su forma izquierda, levulosa. Debido a que la asimilación de alimentos comporta complicadas reacciones químicas entre los alimentos asimétricos y las sustancias asimétricas del cuerpo, a menudo se dan acusadas diferencias en el gusto, el olor y la digestibilidad entre las formas derecha e izquierda de una misma sustancia orgánica. Ningún laboratorio o vaca ha producido hasta el momento leche inversa, pero si se obtuviese el reflejo de la estructura asimétrica de la leche corriente, es casi seguro que tal leche en espejo no sería buena de beber.

En este juicio sobre la leche en espejo sólo se contempla una inversión de la estructura con que enlazan los átomos de la leche unos con otros. Naturalmente, un auténtico reflejo de la leche invertiría también la estructura de las partículas elementales mismas. En 1957, dos físicos chinoamericanos, Tung Dao Lee y Chen Ning Yang, recibieron el Premio Nobel por el trabajo teórico que condujo al «gozoso y extraordinario descubrimiento» (según la frase feliz de Robert Oppenheimer) de que algunas partículas elementales son asimétricas. Ahora parece probable que las partículas y sus antipartículas (es decir, partículas idénticas con carga opuesta), al igual que los estereoisómeros, no son más que formas en espejo de la misma estructura. Si esto es cierto, entonces la leche en espejo estaría formada por «antimateria», por lo que Alicia no podría beber la leche y estallarían en cuanto entrasen en contacto. Por supuesto, una anti-Alicia, al otro lado del espejo, encontraría la anti-leche la mar de sabrosa y nutritiva.

Recomendamos a los lectores que deseen saber más sobre las implicaciones filosóficas y científicas de este tipo de lateralidad el delicioso librito de Hermán Weyl, Symmetry, 1952; el artículo de Philip Morrison, «The Overthrow of Parity», en Scientific American, abril 1957; y mi artículo, «Is Nature Ambidextrous?», en Philosophical and Phenomenological Research, diciembre 1952. En plan más ameno está mi estudio de determinadas cuestiones sobre la derecha y la izquierda en el último capítulo del Scientific American Book of Mathematical Puzzles and Diversions, 1959, y mi relato «Left or Right?», en Esquire, febrero 1951. Un relato clásico de ciencia-ficción en el que se aborda la inversión derecha-siniestra es «The Plattner Story», de H. G. Wells. Y no debemos pasar por alto la Sección de Aclaraciones del New Yorker, que el número correspondiente al 15 de diciembre de 1956, pág. 164, el doctor Edward Teller habla con ingenio carrolliano de un poema anteriormente publicado en el New Yorker (10 de noviembre de 1956, pág. 52), el cual describe la explosión que tuvo lugar cuando el doctor Teller le estrechó la mano al doctor Edward anti-Teller.

En la época en que se escribe esto, los científicos nucleares especulan abundantemente sobre la posibilidad de crear antimateria en el laboratorio, mantenerla suspendida en el espacio mediante fuerzas magnéticas, y combinarla luego con la materia para conseguir una conversión total de la masa nuclear en energía (en contraste con la fusión y la fisión, en las que sólo se convierte una pequeña parte de la masa). Por tanto, puede que la última vía de acceso a la energía nuclear se encuentre al otro lado del espejo. <<

[6] La repisa de la chimenea. <<

[7] Obsérvese que, además de la cara sonriente del dorso del reloj, Tenniel ha puesto otra en la parte de atrás del jarrón. Era costumbre victoriana poner flores artificiales y relojes bajo fanales de cristal. Obsérvese también que Tenniel ha invertido su monograma en el grabado de la derecha. En las dos ilustraciones aparece sin invertir el apellido «Dalziel», presente en la mayoría de las ilustraciones de los dos libros de Alicia. Los hermanos Dalziel ejecutaron las xilografías de todas las ilustraciones de Tenniel. <<

[8] Obsérvese cómo Tenniel en la ilustración para esta escena, insinúa duplicados en espejo en el emparejamiento de las piezas de ajedrez. Carroll no menciona a los alfiles (en inglés «bishops», «obispos») en su relato (¿para evitar que se ofendiera el clero?); sin embargo, en el grabado, hay varios claramente visibles, vestidos con ropajes eclesiásticos. <<

[9] El precario equilibrio del pobre Caballero Blanco sobre el atizador presagia su precario equilibrio sobre el caballo, cuando Alicia se lo encuentra más adelante, en el capítulo VIII. <<

[10] Al principio, Carroll quería que se imprimiese en forma invertida el Jerigóndor entero; pero más tarde decidió limitarlo sólo a la primera estrofa. El hecho de que Alicia viese las letras de manera invertida es prueba de que ella no se había invertido al atravesar el espejo. Como se explica en la nota 5, hay en la actualidad razones científicas para sospechar que una Alicia sin invertir no podría existir más de una fracción de segundo en un mundo en espejo (véase también la nota 8 del capítulo V). <<

[11] La estrofa inicial del Jerigóndor apareció por primera vez en Misch-Masch, el último de una serie de pequeños «periódicos» particulares que escribió a mano e ilustró el joven Carroll para diversión de sus hermanos. En un número fechado en 1855 (Carroll tenía entonces veintitrés años), bajo el título «Estancia de poesía anglosajona», aparece este «curioso fragmento».

Carroll pasa a continuación a interpretar las palabras de la manera siguiente:

—BRYLLIG [«cocillaba»] (der. del verbo «BRYL» o «BROIL»); «hora de cocinar la comida; es decir, cerca de la hora de comer».

—SLYTHY [«agilimosas»] (voz compuesta por «SLIMY» y «LITHE»). «Suave y activo».

—TOVA. Especie de tejón. Tenía suave pelo blanco, largas patas traseras, y cuernos cortos como de ciervo, se alimentaba principalmente de queso.

—GYRE [«giroscopar»], verbo (derivado de GYAOUR O GIAOUR, «perro»). «Arañar como un perro».

—GYMBLE [«barrenar»], (de donde viene GIMBLET [«barrena»]) «hacer agujeros en algo».

—WABE [«larde»] (derivado del verbo «to swab» «fregar») o «soak» «empapar»). «Ladera de una colina» (del hecho de empaparse por acción de la lluvia).

—MIMSY (de donde viene MIMSERA-BLE y MISERABLE): «infeliz».

—BOROGOVE [«burgovo»], especie extinguida de loro. Carecía de alas, tenía el pico hacia arriba, y anidaba bajo los relojes de sol: se alimentaba de ternera.

—MOME (de donde viene SOLEMOME, SOLEMONE, y SOLEMNE). Grave.

—RATH [«rasta»]. Especie de tortuga de tierra. Cabeza erecta, boca de tiburón, patas anteriores torcidas, de manera que el animal caminaba sobre sus rodillas; cuerpo liso de color verde; se alimentaba de golondrinas y ostras.

—OUTGRABE [«silbramar»]. Pretérito del verbo OUTGRIBE (emparentado con el antiguo to GRIKE O SHRIKE, de que proceden «SHREAK» [«chillar»] y «CREAK» [«chirriar»]: «chillaban».

Por tanto, el pasaje dice literalmente: «Era por la tarde, y los tejones, suaves y activos, hurgaban y hacían agujeros en las laderas; los loros eran muy desdichados, y las graves tortugas proferían chillidos».

Probablemente había relojes de sol en lo alto de la colina, y los ’borogoves' tenían miedo de que les minasen sus nidos. La colina estaba probablemente llena de madrigueras de 'raths', las cuales salían chillando, asustadas al oír a las 'toves' escarbar fuera. Se trata de un vestigio oscuro, aunque profundamente conmovedor, de poesía antigua.

Es interesante comparar estas explicaciones con las que da Tentetieso en el capítulo VI.

Son pocos los que ponen en duda que el Jerigóndor sea el más grande de los disparates poéticos que se han escrito en inglés. Era tan conocido por los escolares ingleses de finales del siglo xix que en la conversación entre estudiantes de Stalky & Co., de Rudyard Kipling, se emplean de pasada cinco de sus vocablos. La propia Alicia, en el párrafo siguiente al poema, da con la clave del encanto del poema: «… Parece llenarme la cabeza de ideas… sólo que no sé exactamente cuáles». Aunque las extrañas palabras no tienen un significado preciso, tintinean con mil vibraciones sutiles.

Hay una evidente semejanza entre un disparate poético de este género y un cuadro abstracto. El artista realista se ve obligado a copiar la naturaleza, imponiendo a la copia las formas y colores agradables que puede; pero el artista abstracto es libre de jugar con la pintura cuanto le plazca. De manera parecida, el cultivador del disparate poético no tiene que buscar modos ingeniosos de combinar el ritmo y el sentido; simplemente, adopta el criterio opuesto al consejo que da la Duquesa en el libro anterior (véase cap. IX, nota 4): cuidar los sonidos, y dejar que el sentido cuide de sí mismo. Las palabras que utiliza pueden sugerir significados vagos, como un ojo aquí y un pie allá en una abstracción de Picasso, o puede que carezcan por completo de significado, y ser sencillamente un juego de sonidos agradables, como el juego de colores no figurativos en un lienzo.

Por supuesto, Carroll no es el primero en emplear la técnica del doble sentido en el verso humorístico. En esto le precedió Edward Lear; y es curioso que ninguno de estos dos líderes indiscutibles del disparate inglés haga referencia al otro ni una sola vez en parte alguna de sus cartas o de sus escritos, ni haya pruebas de que llegaran a conocerse. Desde la época de Lear y Carroll se han hecho intentos de escribir una poesía más seria de este género —los dadaístas, los futuristas italianos, o Gertrude Stein, por ejemplo—, pero en cierto modo, cuando la técnica se toma demasiado en serio, los resultados son tediosos. Todavía no sé de nadie que sea capaz de recitar uno de los esfuerzos poéticos de Stein; sin embargo, conozco a muchos carrollianos que han descubierto que se sabían el Jerigóndor de memoria sin haber hecho nunca un esfuerzo consciente para aprendérselo. Ogden Nash escribió un precioso disparate en su poema Geddondillo («The Sharrot scudders nights in the quastran now, / The dorlim slinks undeceded in the grost…»); pero incluso aquí parece haber demasiada concentración en el efecto, mientras que el Jerigóndor tiene una cadencia y una perfección despreocupadas que lo hacen único.

El Jerigóndor era el poema predilecto del astrónomo británico Arthur Stanley Eddington, y aludió a él en varios de sus escritos. En New Pathways in Science compara la estructura sintáctica abstracta del poema con esa rama moderna de la matemática conocida como teoría de grupos. En The Nature of the Physical World afirma que la descripción que hace el físico de una partícula elemental es, en realidad, una especie de Jerigóndor: un número de palabras aplicadas a «algo desconocido» que «hace no sabemos qué». Dado que dicha descripción contiene números, la ciencia es capaz de imponer cierto orden en los fenómenos y hacer predicciones acertadas sobre ellos.

«Al contemplar ocho electrones circulando en un átomo y siete electrones circulando en otro», escribe Eddington, «empezamos a darnos cuenta de la diferencia entre el oxígeno y el nitrógeno. Ocho tovas agilimosas giroscopan y barrenan en el larde de oxígeno; siete en el de nitrógeno. Admitiendo unos pocos números, hasta el 'Jerigóndor' puede resultar científico. Ahora podemos aventurar una predicción: si una de sus tovas se escapa, el oxígeno se disfrazará con un ropaje que pertenece propiamente al nitrógeno. En las estrellas y las nebulosas encontramos lobos disfrazados de ovejas que de no estarlo nos habrían asustado. No sería mal recordatorio de la incognoscibilidad esencial de las entidades fundamentales de la física traducirla al 'Jerigóndor'; mientras todos los números —todos los atributos métricos— permanezcan inalterados, no sufrirá lo más mínimo.»

El Jerigóndor ha sido hábilmente traducido a varios idiomas. Hay dos versiones en latín. Una de ellas hecha por Augustus A. Vansittart, miembro del consejo rector del Trinity College de Cambridge, publicada en forma de folleto por Oxford University Press en 1881, y que puede encontrarse en la página 144 de la biografía de Carroll escrita por Stuart Collingwood. La otra versión, hecha por un tío de Carroll, Hassard H. Dodgson, está en The Lewis Carroll Picture Book, pág. 364 (The Gaberbocchus Press, extravagante editora de Londres, toma el nombre de la traducción hecha por el tío Hassard del Jerigóndor al latín).

La siguiente traducción francesa, de Frank L. Warrin, apareció por primera vez en The New Yorker el 10 de enero de 1931 (la tomo del libro de la señora Lennon, donde aparece reeditada):

LEJASEROQUE

Il brilgue: les tóves lubricilleux

Se gyrent en vrillant dens le guave,

Enmimés sont les gougebosqueux,

Et le mómerade horsgrave.

Garde-toi du Jaseroque, mon fils!

La gueule qui mord; la griffe qui prendí

Garde-toi de l 'oiseau Jube, evite

Lefrumieux Banda-prend.

Son glaive vorpal en main il va.

T-á la recherche dufauve manscant;

Puis arrivé á l'arbre Té-Té,

Il y reste, réfléchissant.

Pendant qu'ilpense, tout uffusé

Le Jaseroque, a l 'oeil flambant,

Vienf siblant par le bois tullegeais,

Et burbule en venant.

Un deux, un deux, par le milieu.

Le glaive vorpal fait pat-á-pan!

La béte défaite, avec sa tete,

Il rentre gallomphant.

As-tu tué le Jaseroque?

Viens a mon coeur, fils rayonnais!

O jour frabbejeais! Calleau! Callai!

Il cortule dans sajoie.

Il brilgue: les tóves lubricilleux

Se gyrent en vnllant dans le guave,

Enmimés sont les gougebosqueux,

Et le mómerade horsgrave.

Hay una magnífica traducción al alemán debida a Robert Scott, eminente erudito en griego que había colaborado con el decano Liddell (padre de Alicia) en un léxico griego. Primero apareció en un artículo: «The Jabberwock Traced to Its True Source», Macmillan's Magazine, febrero 1872. Con el seudónimo de Thomas Charterton, Scott habla de su asistencia a una sesión en la que el espíritu de un tal Hermann von Schwin insiste en que el poema de Carroll es sólo una traducción al inglés de la siguiente balada alemana:

DER JAMMER WOCH

Es brillig war. Die schlichten Toven

Wirrten und wimmelten in Waben;

Und allermumsige Burggoven

Die mohmen Rath 'ausgrabe.

Bewahre doch vor Jammerwoch!

Die Zahne knirschen, Krallen kratzen!

Bewahr' vor Jubjub-Vogel, vor

Frumósen Banderschnatzchen!

Er griffsein vorpals Schwertchen zu,

Er suchte lang das manchsam ' Ding;

Dann, stehend unten Tumtum Baum,

Er an-zu-denken-fing.

Ais stand er tiefin Andacht auf,

Des Jammerwochn s Augen-feuer

Durch tulgen Wa/d mit wiffek kam

Ein burbelnd Ungeheuer!

Eins, Zwei! Eins, Zwei!

Und durch und durch

Sein vorpals Schwert zerschnifer-schnück,

Da blieb es todt! Er, Kopfin Hand,

Gelaumfig zog zurck.

Und schlugst Duja den Jammerwoch?

Umarme mich, mein Bohm' sches Kindl

O Freuden-Tag! O Halloo-Schlag!

Er chortelt froh-gesinnt.

Es brillig war, etc.

Se han escrito innumerables parodias del Jerigóndor. Tres de las mejores se encuentran en las págs. 36 y 37 de la antología carrolliana de Wells, Such Nonsense, 1918: Somewhere-in-Europewocky; Footballwocky, y The Jabbenvocky of the Publishers («’Twas Haspers and the Little Browns / Dis Houghton Mifflin the book…»). Pero me inclino por la sombría opinión de Chesterton (expuesta en su artículo sobre Carroll al que he aludido en la introducción) a propósito de todos estos esfuerzos por hacer imitaciones humorísticas de algo humorístico.

En «Mimsy Were the Borogoves», uno de los más famosos relatos de ciencia-ficción de Lewis Padgett (seudónimo que emplearon el difunto Henry Kuttner y su esposa Catherine L. More para su obra en colaboración), las palabras del Jerigóndor se revelan como símbolos de un idioma futuro. Correctamente entendidas, explican una técnica para entrar en un continuo cuatridimensional. Parecida idea se encuentra en la novela detectivesca de Frederic Brown, espléndidamente divertida, titulada Night of the Jabberwock El narrador de Brown es un carrolliano entusiasta. Se entera por Yehudi Smith, al parecer miembro de una sociedad de admiradores de Carroll llamada «The Vorpal Blades», de que las fantasías de Carroll no son en absoluto ficticias, sino reales en otro plano de existencia. Las claves de las fantasías están hábilmente ocultas en los tratados matemáticos de Carroll, especialmente en Curiosa Mathematica, y en sus poemas no-acrósticos, que son en realidad acrósticos de tipo más sutil. Ningún carrolliano puede permitirse ignorar Night of the Jabberwock. Esta excepcional obra de ficción tiene lazos estrechos con los libros de Alicia. <<

[12] «Toves» [Las «tovas»], dice Carroll es su prefacio a La caza del Snark, debe pronunciarse de manera que rime con «groves». <<

[13] «Slithy», [«agilimosas»]. El Oxford English Dictionary registra «slithy» como variante de «sleathy», vocablo en desuso que significa «slovenly» [«desaliñado»]; pero en el capítulo VI, Tentetieso da a «slithy» una interpretación distinta.

Este primer verso del poema proporciona una clave excepcional para el relato detectivesco carrolliano, «The Jabberwocky Thrust», de Bruce Elliott (quien emplea el seudónimo de Maxwell Grant), publicado en la revista Shadow Mystery, octubre-noviembre 1947. La víctima es encontrada junto a un ejemplar de Alicia abierto por el Jerigóndor. Su dedo cubre la palabra «tovas». [En inglés], la primera palabra del verso, más las letras iniciales de las cuatro siguientes, componen la frase: «'T was Bats» [«fue Bats»], nombre del asesino. <<

[14] «Gyre» [«giroscopar»]. El Oxford English Dictionary sitúa la primera documentación de «gyre» en 1420, con el significado de girar o dar vueltas. Esto coincide con la interpretación de Tentetieso. <<

[15] Según el Oxford Eng. Dic, «gimble» es una variante de «gimbal». «Gimbals» [suspensión de cardán] son unos anillos giratorios utilizados para diversos usos, como suspender el compás de un barco a fin de que permanezca horizontal cuando el barco se balancea. No obstante, Tentetieso explica que el verbo «gimble» está empleado aquí con una acepción diferente. <<

[16] «Mimsy» [«debirables»] es el primero de los ocho vocablos disparatados del Jerigóndor que Carroll vuelve a emplear en La caza del Snark. Aparece en el ataque VII, verso 9: «Y cantaba con los acentos más debirables». En tiempos de Carroll, según el O. Eng. Dic, «mimsey» (con una «e» intercalada) significaba «remilgado, mojigato, despreciable». <<

[17] «Pero perdió totalmente el corazón, y silbramó de desesperación»; Snark, Ataque V, verso 10. <<

[18] El vocablo inglés mome [aquí traducido por «alecas»] tiene varios significados en desuso, como «madre», «zoquete», «criticón», «bufón», ninguno de los cuales, a juzgar por la explicación de Tentetieso, tuvo presente Carroll. <<

[19] Según Tentetieso, una «rasta» [«rath»] es un cerdo verde; pero en tiempos de Carroll era una vieja voz irlandesa bastante corriente que designaba un recinto, por lo general un muro circular hecho de adobe, que servia de fuerte y lugar de residencia al jefe de una tribu. <<

[20] En el Snark no se menciona al Jerigóndor; pero en una carta a la señora Chataway (madre de una de sus pequeñas amigas), Carroll explica que el lugar donde habita el Snark es «una isla frecuentada por el Jubjub y el Zumbabadanas…, sin duda la misma isla donde fue muerto el Jerigóndor».

Cuando una clase de la Girls' Latín School de Boston pidió permiso a Carroll para ponerle a la revista del centro el nombre de The Jabberwock, él contestó:

«El señor Lewis Carroll tiene el gusto de conceder permiso a las editoras de la proyectada revista para que utilicen el título que desean. Encuentra que la palabra anglosajona “wocer” o “Wocor” significa "descendiente" o "fruto". Tomando "jabber" en su acepción corriente de "discusión excitada y voluble", nos daría el significado de "resultado de excitadas discusiones". Si tal definición tiene algo que ver con el proyectado periódico, será el futuro historiador de la literatura americana quien deba determinarlo. El señor Carroll le desea los más grandes éxitos a la futura revista.» <<

[21] En el Snark se cita cinco veces al Jubjub: Ataque IV, verso 18; y Ataque V, versos 8, 9, 21 y 29. <<

 

[22] «… Aquellas fauces frumiosas»; Snark, Ataque VII, verso 5. En el prefacio del Snark, explica Carroll:

«Por ejemplo, toma las palabras "fuming" ["humeante"] y "furious" [«furioso»]. Piensa que vas a pronunciar las dos palabras, pero deja sin decidir cuál vas a decir primero. Ahora abre la boca y dilas. Si tus pensamientos se inclinan un poquitín hacia "fuming", dirás “fuming-furious": si se inclinan, aunque sea el espesor de un cabello, por “furious” dirás “furious-fuming”; pero si tienes un rarísimo don de una mente perfectamente equilibrado, dirás "firumious ". Supón que cuando Pistol pronuncia la famosa frase:

¿Bajo qué rey, Bezoniano?

¡Habla o muere!

Justice Shallow hubiera tenido la certeza de que era William o Richard, pero sin ser capaz de decidir cuál, de manera que no le habría sido posible pronunciar un nombre con preferencia al otro; ¿puede haber alguna duda de que, antes que morir, habría jadeado: «Rilchiam»? <<

[23] El Zumbabadanas [«Bandersnatch»] vuelve a citarse en el capítulo VII, y en el Snark, Ataque VII, versos 3, 4 y 6. <<

[24] Alexander L. Taylor, en su libro sobre Carroll, The White Knight, muestra la obtención de la voz «vorpal» tomando letras alternativamente de «verbal» y «gospel»; pero no hay ninguna prueba de que Carroll recurriese a tales técnicas para acuñar sus neologismos. De hecho, Carroll escribió a una de sus pequeñas amigas: «Me temo que no puedo explicarte «espada vorpal» ni «túlgido bosque». <<

[25] «Manx» es el nombre celta de la Isla de Man; de ahí que esta palabra llegase a emplearse en Inglaterra para designar cualquier cosa perteneciente a dicha isla. Su lenguaje se llamaba «manx», sus habitantes «manxmen», y así sucesivamente. No sabemos si Carroll tuvo esto presente al acuñar la voz «manxome». <<

[26] «Tum-tum» era una expresión coloquial corriente en tiempos de Carroll que hacía alusión al sonido de un instrumento de cuerda, especialmente cuando se tocaba de manera monótona. <<

[27] «El Campanero miró irribundo, y arrugó la frente», Snark, Ataque IV verso 1. En una carta fechada en 1877 a su amiguita Maud Standen, Carroll dice que «uffish» [«irribundo»] le sugiere un estado espiritual en que la voz es «guffish» [«ronca»], la actitud «rougish» [«agria»], y el humor «huffish» [«enojado»]. <<

[28] «Whifjling» [aquí traducido por «bafeando»] no es un neologismo carrolliano. Tenía gran variedad de acepciones en tiempos de Carroll, pero normalmente significaba exhalar pequeños soplos de manera vacilante; de ahí pasó a ser un término de argot equivalente a variable y evasivo; un siglo antes, «whifjling» significaba fumar y beber. <<

[29] Si tomamos los verbos "bleat" (balar), "murmur" ("murmurar") y "warble" ("gorgear")», escribe Carroll en la carta antes citada «y seleccionamos las partes que he subrayado, obtendremos "burble"; aunque me temo que no recuerdo claramente haberlo hecho de ese modo». La palabra [combinación de «burst» («estallar») y «burble» («burbujear») al parecer] ha sido utilizada mucho tiempo en Inglaterra como variante de «bubble» (p. ej.: «the burbling brook» («el arroyo burbujeante»), así como con el significado de to perplex, confuse or muddle (el Oxford Eng. Dic. cita la frase «His life fallen into a horribly burbled state», de una carta de la esposa de Carlyle escrita en 1883). En la moderna aeronáutica, «burbling» alude a la turbulencia que se origina cuando el aire no fluye suavemente en torno a un objeto. <<

[30] «El Castor marchaba sencillamente galofante», Snark, Ataque IV, verso 17. Este término carrolliano ha sido incorporado al Oxford English Dic, donde se atribuye a Carroll y se define como una combinación de «gallop» y «triumphant», con el significado de «andar exultante, a saltos irregulares». <<

[31] La impresionante ilustración que hizo Tenniel para esta estrofa estaba destinada originalmente a ocupar el frontispicio del libro; pero le salió tan horrenda que Carroll pensó que era mejor iniciar el libro con una visión más agradable. En 1871 efectuó un sondeo particular entre una treintena de madres, enviándoles la siguiente carta impresa:

«Le envío, junto con ésta, una reproducción del frontispicio proyectado para A través del espejo. Me han dicho que es un monstruo demasiado terrible, que puede asustar a los niños nerviosos e imaginativos, y que en todo caso, sería preferible iniciar el libro con un motivo más grato.

En consecuencia, he decidido consultar este asunto con cierto número de amigos, para cuyo fin he mandado hacer copias del frontispicio impreso.

Tenemos tres caminos:

1) Dejarlo como frontispicio.

2) Colocarlo en el sitio que le corresponde en el libro (donde se encuentra la balada que pretende ilustrar), y elegir un nuevo frontispicio.

3) Suprimirlo totalmente.

La última opción supondría sacrificar el tiempo y el trabajo que la ilustración ha costado, y sería una lástima adoptarla, a menos que fuese verdaderamente necesario.

Le agradecería que me diese su opinión (que puede contrastar mostrando la ilustración a los niños que usted considere apropiados) sobre cuál de estas opciones es mejor.»

Evidentemente, la mayoría de las madres optaron por la segunda solución, ya que salió como frontispicio el grabado del Caballero Blanco a caballo. <<

[32] («Beamish»). «Pero, ¡Oh!, sonrillante sobrino, ten cuidado del día», Snark, Ataque III, verso 10. No es un vocablo inventado por Carroll. El Oxford English Dictionary sitúa cronológicamente su primera documentación al año 1530, como variante de «beaming» («radiante»), y sinónimo de «shining, brightly, radiant» («brillante, alegre, radiante»). <<

 

[33] Hay una especie de pato ártico que inverna en el norte de Escocia llamado calloo por su llamada en el crepúsculo: «¡Calloo! ¡Calloo!».

Mas probablemente, como los lectores Albert L. Blackwell y la señora Carlton S. Hyman han señalado, Carroll pensaba en dos formas de un vocablo griego kalós, que significa bello, bueno, amable. Se pronunciaría como Carroll los deletrea, y estarían en consonancia con el significado del verso. <<

[34] («Chortled»), palabra acuñada por Carroll, se ha abierto camino también en el Oxford English Dictionary, donde se define como una mezcla de «chuckle» («reír entre dientes») y «snort» («resoplar», «bufar»). <<

[35] Todavía dista mucho de estar claro si el Jerigóndor es en cierto modo una parodia. Roger Green, en el London Times Literary Supplement, 1 de marzo de 1957, y más recientemente en The Lewis Carroll Handbook, 1962, sugiere que Carroll puede haber tenido presente «The Shepherd of the Giant Mountain», larga balada alemana sobre cómo un joven pastor mata a un mostruoso Griffin. La balada había sido traducida por una prima de Carroll, Manella Bute Smedley, y publicada en Sharpes London Magazine, 7 y 21 de marzo 1846. «No se puede determinar con precisión la semejanza», dice Green. «Gran parte está en el sentimiento y en la atmósfera; la parodia reside en el estilo general y en el enfoque.» <<