En primer lugar, y como siempre, a Andrés,

por su apoyo durante el proceso de desarrollo de esta novela.

También, a Pablo, por sus lúcidos comentarios

sobre el primer borrador y por todas las

anotaciones al margen, que me fueron muy útiles.

No podría olvidar a todos los lectores de

Alas de fuego que deseaban poder leer algún día

la continuación, especialmente a Alexia, por todo

el cariño que ha demostrado siempre hacia esta

historia y sus personajes.

Y, por último, al equipo de la editorial Laberinto,

que retomó este proyecto con mucha ilusión.

Muchas gracias a todos por ayudarme a que

Ahriel volviese a volar.