DECLARACIÓN DEL DOCTOR SCOTT WADE
En mi condición de especialista en enfermedades infecciosas, me pidieron que examinase al doctor Eben Alexander cuando ingresó en al hospital el 10 de noviembre de 2008 y se descubrió que estaba aquejado de meningitis bacteriana. El estado del doctor Alexander se había agravado rápidamente, con síntomas similares a los de la gripe, dolor de espalda y jaquecas. Se le trasladó de inmediato al servicio de Urgencias, donde se le practicó una tomografía computerizada (CT) de la cabeza y a continuación una punción lumbar. El examen del fluido espinal sugería una meningitis gram negativa. Al instante se le sometió a un tratamiento antibiótico específico y se le conectó a un respirador debido a su condición crítica, coma incluido. En menos de veinticuatro horas se confirmó que las bacterias gram negativas del fluido espinal eran E.coli.
La meningitis por E. coli es mucho más rara en adultos que en niños (con una incidencia anual inferior a un caso cada diez millones de habitantes en Estados Unidos), sobre todo en ausencia de traumatismos encefálicos u otras afecciones médicas, como la diabetes. El doctor Alexander estaba en muy buena condición física en el momento del diagnóstico y no se pudo identificar ninguna causa subyacente para la meningitis.
La tasa de mortalidad de la meningitis gram negativa en niños y adultos oscila entre un 40 y un 80 por ciento, respectivamente. El doctor Alexander se presentó en el hospital con ataques y un estado mental muy alterado, dos factores de riesgo que pueden acarrear complicaciones neurológicas o la muerte (mortandad por encima del 90 por ciento). A pesar de la administración rápida de un tratamiento antibiótico agresivo y específico para la meningitis por E.coli y de los cuidados constantes que se le administraron en la UCI, permaneció en coma durante seis días, mientras las esperanzas de una recuperación rápida se iban difuminando (mortandad por encima del 97 por ciento). Entonces, al séptimo día, sucedió algo milagroso: abrió los ojos, totalmente despierto, y pudimos retirarle el respirador. El hecho de que se recuperara tan plenamente de su enfermedad tras haber pasado casi una semana en coma es realmente notable.
SCOTT WADE, doctor en Medicina