Volver a casa es lo más difícil. Está todo tan silencioso, tan ordenado… el tiempo se detuvo aquel día. La puerta de tu dormitorio está siempre cerrada, siempre. Rosa es la única que entra para abrir las ventanas. Bueno, no, no es la única. Yo también entro, algunas veces.
Tu bata sigue colgada tras la puerta y bajo la cama están tus viejas sandalias Birkenstock. En el armario aún están todos los vestidos, salvo uno: el de seda azul claro con la chaqueta a juego. Lo llamabas tu traje Armani, pese a que no lo era, y te sentaba de maravilla. Ése ya no está. Era tu vestido preferido, me lo dijiste varias semanas antes de morir: «Es el vestido más bonito que tengo», dijiste: recuerdo las palabras pero no la voz, y nunca sabré si hablaste por hablar o si intuías ya tu muerte. En cualquier caso, fue terrible y tuve que darme media vuelta para ocultarte las lágrimas que no conseguí contener.
A un lado del armario, a la derecha, está tu bolso. Dentro, todas tus cosas: la cartera, la agenda, un par de libretas, bolígrafos y otros objetos por el estilo. El móvil, claro. Todo sigue ahí, en el bolso, igual que la última vez que lo usaste para ir al hospital. Después suspendieron la terapia y nos dijeron que era inútil volver, que bastaba una enfermera para las cosas que aún cabía hacer. Pocas, en realidad una sola: esperar. A partir de ese día no volviste a coger el bolso. En ocasiones meto las manos y toco su contenido, porque pienso que en esos objetos todavía queda algo tuyo. Una vez llamé a tu móvil y esperé imaginando que tu voz me decía: «Soy mamá, Alessandra, ¿dónde estás?»
Junto al bolso hay un frasco de perfume medio vacío. Te lo regalé yo, y te encantó. Muchos de tus jerséis huelen a él. Sobre la mesilla de noche están los últimos libros que me pediste que te comprase. No los acabaste. Apoyado en la cómoda, el bastón que usabas para caminar. A menudo me siento en uno de los sillones a los pies de la cama y te imagino durmiendo. Me quedo allí sin saber qué pensar. Me siento como tu bata, como tu bolso, como tus zapatos.
Abandonada por tu amor.