Galardonado en 1997, Biología. En 1983, a los veintiocho años, siendo profesor ayudante de Psicología en la Universidad de Dupont, Starling llevó a cabo un experimento con treinta gatos a los que un colaborador y él extirparon la amígdala, una masa de sustancia gris de forma almendrada situada en la parte anterior del lóbulo temporal del cerebro cuya función es controlar las emociones de los mamíferos superiores. Era bien sabido que la intervención provocaba que los animales demostraran estados afectivos impropios; es decir, aparecía aburrimiento cuando debía existir miedo, o se hacían un ovillo en lugar de limpiarse el pelaje, o se excitaban sexualmente cuando nada habría estimulado a un animal intacto. Sin embargo, los gatos amigdalectomizados de Starling entraron en un estado de excitación sexual hipermaníaco en grado sumo. Los animales intentaban copular con tal frenesí que un gato montado sobre otro era a su vez montado por un tercero, y éste por otro, y así hasta crear cadenas de hasta tres metros de longitud.
Starling pidió a un colega que observara el experimento. Los treinta gatos amigdalectomizados y otros treinta intactos utilizados como grupo de control se alojaban en jaulas situadas en la misma sala, a razón de ejemplar por jaula. Starling empezó a abrirlas para que los animales amigdalectomizados se reuniesen. El primer gato liberado saltó de inmediato sobre el visitante, se le aferró al tobillo con las patas delanteras y empezó a agitar la pelvis convulsivamente contra su zapato. Starling conjeturó que el animal habría olido el cuero y, en plena excitación, confundido el calzado con un animal compatible. Ante aquellas palabras, su colaborador apuntó: «Pero, profesor Starling, si es uno de los sujetos de control.»
En aquel momento se produjo un descubrimiento que desde entonces ha alterado radicalmente la concepción de la conducta animal y humana: la existencia (podríamos decir que generalizada) de «paraestímulos culturales». Los sujetos de control habían tenido la oportunidad de observar a sus compañeros amigdalectomizados desde sus jaulas a lo largo de varias semanas y habían sufrido una inmersión tan absoluta en aquel entorno de obsesión sexual hipermaníaca, que la conducta provocada por vía quirúrgica en los ejemplares operados se había inducido en los demás sin ningún tipo de intervención. Starling había descubierto que una atmósfera social o «cultural» de gran intensidad, aunque fuera tan anormal como aquélla, podía modificar con el tiempo las respuestas determinadas genéticamente de los animales sanos. Catorce años después, se convirtió en el vigésimo docente de la Universidad de Dupont en obtener el premio Nobel.
MCGOUGH, Simón y SLOANE, Sebastian J.R. (ed.):
The Dictionary of Nobel Laurates, 3.a ed., Oxford y
Nueva York: Oxford University Press, 2001, p. 512.