Canto con motivo de la recepción de los bustos de Wergeland y Wellhaven[34]

(En la Asociación de Estudiantes, el día 9 de mayo de 1863)

Recién reconstruida está la sala del estudiante;

Mas sus muros los levantan los espíritus surgidos

Del campo de la batalla por el triunfo de la palabra,

Sombras de la lucha por el pensamiento.

Nuestra morada cobró su bautismo entonces

Por bellas mujeres adornada, a ella

Corrió la esperanza del estudiante

Apuntalada por sus recios recuerdos.

Luchan pensamientos escudo contra escudo

En torno a los mil valles. El pensamiento

Que se levanta como un baluarte de esfuerzo unido

Es la silla de corcel del estudiante. Aquí

Se decidirá la batalla cuando ésta

Aquí alce su estruendo, cuando el caído,

Como un dios, se alce,

Aquí, finalmente, reconciliado.

Las estocadas las trocará sin odio

Un solo campeón del espíritu;

La lucha es la contienda purificadora

De la verdad, vista desde las altas llanuras;

La palabra tendrá el peso de la fuerza

Que en la batalla contundirá; la sentencia

Voz será de una raza

Que está por encima del tiempo.

Visible se alza desde ese día el sello

Del pensamiento redentor,

Tallado en hondos trazos

Reforzados por la reciedumbre de la memoria.

Y la fuerza de un suave, aplomado consuelo

Yace en el femenino don:

Ésa es la corona, tiernamente dejada

Sobre la tumba del caído.