¡Luchador!, ¡paz, tu lucha ha terminado,
No su estocada honda, ahora arderá
Más tu talante noble!
Por lo más entrañable que querías
Para tu pueblo hasta el final puñaste
En la dura contienda.
Dios es lo que tú mismo has realizado
Y ahora hete aquí que gracia saboreas:
De eternidad el ansia.
¡El Señor, con su mano premurosa,
A tu espíritu libre abierto está!
¡La vital lucha ahora te recompensa
Con paz celeste!