(1858)
Quiero salir a la naturaleza,
A lucidor, primaveral deleite;
Mi pecho espónjase, mi jaula rompo,
¡Alas y ardor para la lucha tengo!
Ansio luchar contra el dolor del mundo;
Largo tiempo ya túvome aherrojado.
¡Júbilo quiero ahora, reír quiero
Entre la alada, primaveral grey!
Rimas en elegiaca flor exhalo
Del ventanal al empañado vidrio;
Un cordial rayo de hogareña luz
El rancio perifollo ha desterrado.
Mi mente cual lancha es con vela henchida,
Impetúame joven libertad;
¡Mi camino ahora avanza hacia la altura,
Y a todos en mi avance atrás os dejo!
¡Afuera, al fin, de la razón el lastre!,
¡Añadamos, sin más, la última vela!
¡Quizá mi lancha encalle yo, mas, cierto,
A popa a todos ahora he de dejaros!
En el bosque el abedul
Entre musgosa piedra y azul flor,
Vital, secreto ardor fermentan
Las ramas jóvenes, mecientes.
En umbría cuesta brota el abedul,
Tal su fuerza es cual si romperse ansiase;
De dolor voluptuoso el aire empapan
Sus virginales ramas.
Fresco en el monte el abedul
Y en matinal rocío aroma,
Aunque pronto, en la noche de San Juan,
Recortarla sabrá la podadera.
¡Abedul en laderas! A cada hoja
De virginal ropaje reluciente
Polen fecundo traigo
Que puje y crezca hasta tornarse fruto.
También, cual tú, vitales ansias siento
Que, impacientes, fermentan hacia el día;
Aguarda hasta la noche de San Juan,
Bien poco falta ya para la poda.
¿Callaré yo antes de que te desnudes?
¡Yo los designios del destino ignoro!
¡Mas libre en vital, bella primavera
Cantar quiero, mis fuerzas me lo piden!
Ved, como mil enseñas de victoria,
De calma en un instante,
Jóvenes ramas frágiles se alzan
Sobre setos y brezos.
Entre ellas avanza el camino,
Y da igual hacia dónde,
Da igual, mientras no sea a casa.