Sentados estaban los dos

(Primer borrador de El Arquitecto Solness[32])

Allí estaban ambos, cálida la casa,

En invernales y otoñales horas.

La casa se incendió, todo está en ruinas.

Y ambos, entre ceniza, aún persisten.

Y es que una joya aguarda entre rescoldos,

Una joya que nunca podrá arder.

Y si, fieles, la buscan, ser podría

Que ella o él finalmente la hallaran.

Mas si hallan ambas víctimas del fuego

La joya inapreciable e incombustible,

Seguirá ella sin su ardida fe,

Y él sin su ardida dicha seguirá.