Canto de salutación a Suecia

(En una reunión estudiantil, Uppsala, 1875)

¡Gracias por convocarme en vuestra urbe

A juvenil encuentro!

Ahora hendeduras no hay entre nosotros.

Saltó la hilera de encontrados túmulos;

De la frontera las altivas filas

No mermaron nuestro cortejo;

Recto va hacia vosotros el camino

Desde el noruego bosque.

Dejad al canto, cual la senda recto,

Su acerina vara asestar;

Canto es, como susurro en la pineda,

La sueca lengua madre.

Lleva esa lengua de noruegas voces

El saludo fraterno;

De la réplica sueca el chorro llega

Del este a nuestro hogar.

Por demasiado tiempo hemos cantado

En el mundo, en coro esparcidos;

Allá do suecas voces recundieron

Calló la voz noruega;

Allá do la palabra hemos amado

Nuestras voces surgían

No estando el coro popular de Suecia

En nuestro anillo cantarín.

Bajo palmeras de Jorsal[23] canciones

Sonarán de Brettland en el estrecho,

Canto bélico en Narva, en Lüztzen[24] salmos,

Mas sólo a medio coro.

Que ancestrales banderas se disgreguen

En su pálido fausto;

Nuevas proezas de la raza en hombros

Ha su espíritu impuesto.

Nueva canción primaveral va a oírse

A través de este tiempo;

Agudo sea el oído de un cantor:

Captar canturrio debe.

Nuestra hueste cantora son los jóvenes

Y del popular seso en lo más hondo

Su ímpetu canoro anunciará

La aparición de tiempos nuevos.

Escuchad con nosotros lo que albea;

Escuchad el canturrio de la aurora;

Y acordes intuid

Que cual rayos contunden.

¡A la hueste impetuémonos que acecha

Al tupido bosque noruego!

¡Allá corremos! ¡Ni murallas pueden

Coartar nuestro avance!