(Con motivo del centenario de la librería Gyldendal, el día 30 de diciembre de 1870)
¡Ahí va de lejos mi apretón de manos;
Ahí van mis gracias en palabras muertas!
Cierto que sabe usted con cuánto júbilo
Participé también en el festejo.
Si allanar sendas el deseo pudiese,
La suya sin obstáculos se abriera,
Sólo cerrada por el vital pórtico
En un véspero fúlgido y tardío.
Siga, pues, hasta entonces, siga impávido,
Siga elevando el nórdico castillo;
Sus muros crecen tras el parapeto;
La torre va subiendo poco a poco.
¡Sereno constructor, que rompe piedra
para construir nuestra común morada,
Adentro: entre las filas de altos bustos
Para el de usted también hay nicho!