A mi amigo el orador de la revolución

Dicen que me volví “conservador”.

Soy lo que he sido en toda mi existencia.

Jamás me ha divertido mover ficha.

Ir muy allá; y así seguro estoy.

Una revolución sólo recuerdo

Que no fue hecha chapuceramente.

Vale por toda la ulterior bambolla.

Claro está que al diluvio me refiero.

Mas hasta entonces fue el diablo engañado;

Sabido es: de Noé fue la dictadura.

¡Repitamos la hazaña, oh extremistas;

Mas para eso oradores y hombres quiero!

Cuidáis vosotros de inundar la tierra.

Yo, con gozo, un torpedo pongo al arca.