Había en un jardín un gran manzano
Que en torno a sí esparcía flores blancas.
Una abejita entró revoloteando
Y de una flor del manzano prendóse.
Ambos del corazón la paz perdieron
Pero se prometieron allí mismo.
La abeja fuese en su estival viaje;
Al volver, la flor ya era verde fruto.
¡Tristes la abeja y la manzana verde!,
Pero ya nada se podía hacer.
Cabe el árbol, del muro en una grieta,
Vivía un ratón pobre, mas virtuoso.
Gemía a solas: “¡Bella y verde poma,
Cielo sería mi choza si mía fueras!”.
La fiel abeja se marchó de viaje;
Y al volver, madura era ya la poma.
¡Tristes la abeja y la manzana pingüe,
Pero ya nada se podía hacer!
Del alero colgaba como un cesto
Un nido, y un gorrión en él vivía.
Gemía a solas: “¡Tú, madura poma,
Cielo sería mi nido si mía fueses!”.
Triste la abeja y triste la manzana,
Dolorido el ratón, el gorrión duro.
No hubo mensajes, todo en paz siguió,
Y es que allí ya no había nada que hacer.
Cayó la fruta y se despachurró,
¡Y el ratón en un ay murió angustiado!
Igual cayó el gorrión; en su refugio;
El trigo de la ofrenda se elevaba[15].
La abeja quedó libre al quedar hueros
Los setos e idas las estivas flores.
A la colmena fue; paz allí halló
Y murió al fin como industrial cerero.
¡Siendo el ratón abeja, no habría muerto
Viendo a su flor hacerse fruto verde!
Y todo habría ido bien siendo gorrión
El ratón cuando el fruto maduró.