(Kristiania, 1859)
Al final de las nórdicas deidades,
Cuando Balder cayó y Odín, cual tardo
Abuelo, en celestial cojín sentóse
De héroes adormecidos en la fila,
Y Tor mismo una cuba ahíta semeja
Y Brage en harpa soñoliento toca,
Vala habló: “¡Pronto vaciaráse el mundo!”.
Augura Wiehe ahora; y H. O. Blom.
Tú el Vala eres, fulmíneo profeta,
De nuestro pueblo vate augurador;
De métricas “visiones” firme oráculo,
A la tosca manada te adelantas;
A aviesa grey que frena en la frontera
Hocico y cuernos perspicaz detectas;
Mas lo que viste en el Pegaso alígero
En Morgenbladet se imprimió el día siete.
Un Ragnarok[9] angústiate, que ya
Acecha con “barbarie” a nuestra puerta.
Del pensamiento el rabo aún se adhiere
De la cometa al cuerpo, escueto y parco;
Mas, créeme, hace a las musas muy nerviosas
La hoja de parra que tu imagen cubre.
Deja, pues, poeta, de asfixiar nuestro arte;
Haz prosa en vez; se te atraganta el verso.
Recuerda, de tu acción saldrá tu fe;
Y trata, pues, de no quedar por tonto.
Ser campeón del buen gusto te complace,
Mas nuestros viejos modos uncir quieres
A una lanza del armón de Tespis.
¡Sí, Dios en manos de ambas te abandona!
¡Del can del pensamiento el meollo hiede
Y en verso sale demasiado hirsuto!
Tu poesía es rol único y doblado
Y el pueblo pide bélica poesía;
Tú fantaseas sobre “substitutos”;
Tu ojo deslumbra del té hirviente el humo;
Hipogrifo tú tienes bien domado,
Y jaco de simón, empero, alquilas;
Alto, ante ti, torres de un burgo se alzan,
Y tú huyes de espaldas cuesta abajo.
Un día de una pirámide sacaron
Embalsamada momia al pleno día.
Altiva estaba en su atuendo pétreo,
Sin recordar cuán fuerte el sol reluce;
¿De qué sirve, si mucho menos vale
Que un pobre dios sepulto de otros tiempos?
La momia acaso amargamente ríe
Con sarcasmo del tiempo que no para.
Del mismo modo abriste tú esta justa.
Quieres por fuerza al tiempo hundir en nada;
Te irrita oír el ritmo de la vida,
Y ansias volver del báratro al silencio.
Pero hubo antaño poesía en tu alma
Y en ella el genio de lo bello alzóse,
¡Mas tú tu innato anhelo malvendiste!
Mas volvamos a tu siniestro augurio:
Que Ragnarok tras Navidad acecha.
Arriba, todos, ricos en consejo:
¿Cuál es del arte el mejor substituto?
Nuestra manduca es agria y está rancia,
Y ni preces ni llanto esto remedian.
Pero el arte del mundo es ciudadano,
Traed, pues, a nuestra tierra japoneses.
No, en nuestra patria el Parlamento Real
La inmigración controla en Copenhague;
Y, como el luso mosto es falso e impuro
Mas deviene en el barco noble vino,
Así el barco nos trae nombres anónimos
A los que sólo el viaje dignos vuelve.
Así endereza el arte de alto bordo
A ex clientes de sastre provinciano.
Culpa tuya es si ahora yo me aposto
Al acecho de alguno que cecee,
O tiro sobre algún liante exhausto
Que te robe tu mosto de Madeira.
¿Se transforma el coturno en vieja bota
O buena carne en rancho campesino
Con sólo que en la horma lo introduzcan
O a gusto de labriego lo sazonen?
En fin, dejadle comenzar de nuevo;
Pronto tendré de nuevo tiempo y hora
De llamar a la puerta del prodigio
Si a punto de caer se ve tu verso.
No escrutaremos este o aquel rango;
Pero a tu canto mi sentencia afilo:
Tú al mañana le llamas Ragnarok;
Así que es el Valhalla el que se hunde.
Que Ragnarok es antes que el Valhalla
Tan sabido es como el abecedario.
Que hay gelidez de hálito es seguro,
Y que el yantar del hombre es fino y dulce
Los jueves, mas no tal como el que otrora
Brindaba el cocinero de los dioses.
Hay mucho héroe caído: los azotan
Los críticos, y los acoge el público.
¿Do están en esto Tor y su martillo?
El fuerte Tor, que raja un monte entero
Y trae a Freya a disfrutar del Norte
Mientras su barba el ogro de horror muerde.
¿Y do está Frey, cuyo poder desdobla
De abedules un manto por la tierra?
¿Y de Yduns la manzana?, hállalo, amigo.
Yo sólo una podrida pera encuentro.
No, de Yduns la manzana falta, dícelo
La leyenda y hasta abril Balder[10] no múdase;
Séllalo, pues, contra el fin de los días,
Lanza golpes de lanza, lanza mazas,
Deja pacientemente tu arma en paz,
Salta a la mesa, cose a los heridos;
Monta lo que bien sabes; si un dios duerme
No se levantará; debe sumirse.
Mas no te asustes, Ragnarok fin tiene,
Tras la cima un futuro sol levántase;
Todo a la raza luz futura augura,
Mejor mañana ya sentir se deja.
Tú lo verás: la luz diurna arde
Do al podre árbol nocturno rayo casca;
Y verás que el más alto de los cielos
Es el joven empíreo, no el Valhalla.