El petrel de tempestad

El petrel de tempestad cría do la tierra cede;

Yo mismo le he oído esto a un viejo lobo de mar.

En la espuma de las olas sume el petrel sus alas;

Se posa en sus oquedades, no se hunde nunca en ellas.

Con el mar desciende, con el mar también se levanta;

Si el mar está en calma, calla; pero en tormenta chilla.

Mucha agitación palpita entre vuelo y natación,

Cual la que palpita entre el cielo y el abisal sueño.

Gravísimo en el aire y livianísimo en la ola;

¡Poética ave, poética ave, he aquí las consecuencias!

Sí, cierto, y lo peor es que, a ojos de los filósofos,

Trátase, sin duda, de embustes de lobos de mar.