Al profesor Schweigaard

(Canción estudiantil por su jubilación)

Nuevo terruño en el tupido bosque

Se extendía nuestra patria.

Del rústico el arado tosco hendía

Del páramo la arena.

Lo que allí más urgía era el sol,

Que de la tierra es baño;

Avanzaban los fuertes taladores

Blandiendo el hacha cual feliz agüero.

Cobraron vida así los secos troncos

En el árido páramo;

Do raíces secas llamas escupían

Podía crecer el trigo;

Y do la tala había hecho su obra

Se erguían nuevos hogares

En los que de hombres fuertes raza nueva

Sencillas coplas entre hojas cantaban.

¡Fornido talador del pensamiento!

Tú de ésos eres uno

Ante cuya obra huir debe la noche

En nuestra tierra patria.

El áureo sol se hundía entre altos pinos

De tu hacha a los golpes;

Y así en la tarde cantos recibíante

Cual gratitud que del corazón mana.

Pues lo que cuajó en vida fue tu obra

Y te hizo legendario;

Y nosotros, cual hijos de la idea,

Esta tarde aclamámoste.

Largo tiempo tus claros sueños fueron

Luz sobre el vasto llano;

Habla la tradición, el joven vástago

Más prospera si el rayo al oeste luce.