A los supervivientes

Late ahora elogio en boca de la gente;

Mas dormitar debió antes el gigante.

En el país él encendió una luz;

Y a su frente vosotros fuego disteis.

Una espada a blandir os enseñó;

Hondo en su pecho hincáistesla vosotros.

Ardua guerra él movió del día al trasgo;

Entre escudos vosotros le aplastasteis.

Mas victoriosa estrella reluciente

Vosotros por guardián tras él tomasteis.

¡No os hurtéis si de espinas coronado

Reconciliado sueño un jefe duerme!