(En Trondhjem, en la Fiesta del Parlamento en honor de la delegación sueca para la coronación)
El templo visteis con los rotos arcos
En el alto coro;
Empero, gris como viejo, amplio de ver,
Recuerdo proclama:
Otrora resonaron ahí suecas canciones
De audaces victorias y sangre;
Y ante el relicario de San Olavo, al pie del altar,
Trabó su corcel el osado sueco.
La tierra visteis de angostas valladas,
Visteis el blanco glaciar,
El cual también del recuerdo hablar puede
De nuestra guerrera época:
Del templo los rajados muros esplendor no cubren,
Roto está el relicario de San Olavo;
Más arriba, bajo la alba extensión,
Duerme, inmóvil, un ejército en filas formado.
¡Hermano sueco!, sobre limítrofes montañas
Hay ahora lisa vía.
El templo tiene más recientes sagas que contar:
La saga de este año.
Aquí, do candente odio en bélico tiempo ardió,
Parientes ahora sonríen;
Se alza el monumento a un horror pasado
Cual monumento prometedor de futura victoria.
Sí, aunque el tesoro de San Olavo en su iglesia profanóse,
El pueblo sigue vivo;
Y si suecos en la vasta llanura reposan
Otros quedan aún.
Bendita sea pues su honrosa enseña
Cuanto nuestra bandera moza;
¡Juntos surjan ambos por la nórdica causa
Bajo un rey común en común camino!