Capítulo XXIII

De los últimos sucesores de los Ingas

Lo demás que a lo dicho se sigue está largamente tratado en las Historias de las Indias por españoles; y por ser ajeno del presente intento, sólo diré la sucesión que hubo de los Ingas.

Muerto Atahualpa en Cajamalca, y Guáscar en el Cuzco, habiéndose apoderado del reino Francisco Pizarro y los suyos, Mangocapa, hijo de Guaynacapa, les cercó en el Cuzco y les tuvo muy apretados, y al fin, desamparando del todo la tierra, se retiró a Vilcabamba, allá en las montañas, que por la aspereza de las sierras pudo sustentarse allí, donde estuvieron los sucesores Ingas hasta Amaro, a quien prendieron y dieron muerte en la plaza del Cuzco, con increíble dolor de los indios, viendo hacer públicamente justicia del que tenían por su señor.

Tras esto sucedieron las prisiones de otros de aquel linaje de los Ingas. Conocí yo a don Carlos, nieto del Guaynacapa, hijo de Paulo, que se bautizó y favoreció siempre la parte de los españoles contra Mangocapa, su hermano. En tiempo del marqués de Cañete salió de Vilcabamba Sayritopa Inga, y vino a la ciudad de los reyes de paz, y diósele el valle de Yucay, con otras cosas en que sucedió una hija suya. Esta es la sucesión que se conoce hoy día de aquella tan copiosa y riquísima familia de los Ingas, cuyo mando duró trescientos y tantos años, contándose once sucesores en aquel reino, hasta que del todo cesó.

En la otra parcialidad de Urincuzco, que, como arriba se dijo, se derivó también del primer Mangocapa, se cuentan ocho sucesores, en esta forma: A Mangocapa sucedió Chinchiroca; a éste, Capac Yupangui; a éste, Lluqui Yupangui; a éste, Maytacapa; a éste, Tarco Guamán; a éste, un hijo suyo, no le nombran, y a éste, don Juan Tambo Maytapanaca. Y esto baste para la materia del origen y sucesión de los Ingas, que señorearon la tierra del Perú, con lo demás que se ha dicho de sus leyes, gobierno y modo de proceder.