DRAMATIS PERSONAE
ALLEN, EL RENTISTA DE: Iba a casarse con la señorita de Toul–Goulic. Los rentistas de Allen prestaron todo el dinero que andaba a crédito por Bretaña, en el siglo XVIII, con lo cual dieron en casarse con señoritas de la nobleza, que rescataban con la boda el ciento por tanto. Eran negros de pelo, y los más de ellos salían con seis dedos en cada mano. El dedo sobrante era rojo, y se aseguró en un pleito en Rennes que los de Allen leían de noche a oscuras, con la luz que aquel daba, los pagarés.
ANA ELOÍSA: La hermana mediana de madame De Saint–Vaast, que quedó embarazada de su tío, el contador de la renta de la ballena, monsieur De Dombaze. Madre del bastardo de Audierne. Tenía una mancha en una oreja.
ASHAVERO: El Judío Errante, que se empeñaba en que ya había sido ahorcado en Nancy su primo Elías Hebreo, por no pagarle una deuda y los réditos correspondientes. Cada siete años pasa por Ruán y escupe en el río, desde la Puente Matilde.
AUDIERNE, EL BASTARDO DE: Hijo de Ana Eloísa de Semplacat y del contador de la renta de la ballena. Les había salido muy gracioso y algo tartamudo. A los cinco años estaba apuntado para la Marina Real.
AULNE, EL MOZO DEL VADO DEL: Pasó muy alegre el vado del río Aulne una mañana. De cara era muy franco, y no digamos de los ojos claros. Ensayó con él un nudo el verdugo de Lorena la noche en que los chouans les robaron dos cañones a los republicanos.
«BERIS»: El cuervo del capitán De Combourg; muertos ambos, traía posado en el hombro el esqueleto del pájaro.
BLANCA: La madre de monsieur De Nancy, verdugo de Lorena. Lo parió en el tapadillo que un peinador marsellés tenía en Dijon, por detrás del repeso de la carne. Se aposentó de animadora con un alemán que andaba mostrando una linterna mágica por las villas de Francia.
CARAFFA, DON JUVENILIO: Nepote romano, que cada dos años iba a Rocamador de romero. Dejaba surtida a una viuda en Montpellier. Lo envenenó en Roma el médico Sabat, para robarle el recetario de venenos de César Valentino. Posteriormente, resultó que era un demonio vacante.
«CATALINA»: Mula sorda que montó para venir de París a Nancy el prelado que investigó en el caso de Elías Hebreo. Tenía paso muy liberal.
CATALINA DE ERQUY: La muy enamorada señora, prometida esposa del coronel Coulaincourt de Bayeux. Quedó embarazada de este después de muerto. El hijo, llamado Bastardo de Château–Caradeuc, fue para los cadetes de El Rey. Mademoiselle Catalina era como una dorada espiga de trigo turanés que el viento estival cimbrease.
CLAMOT, EL MAYORAL: Había robado una valija al demonio Salomón Capitán. Vivía de ocultis. Murió sin haber podido abrir la valija, que tenía por cerradura un juego suizo de maña, que consistía en pasar siete bolitas de vario color de un solo golpe por una puente que representaba la de la ciudad de Ginebra.
CLARINA, DONNA: La sacaron en una novela. Moría en ella de cólera morbo en Italia, a donde había ido con un amante inglés que tenía y que leía el porvenir en una copa de cuerno basilisco. Era muy celebrada por sus ojos verdes.
COLEGIAL MAYOR, EL: Prior de la Santa Colegial Capilla de Pontivy. Era una viejecito etiquetero y tosedor. Innovó en el arte de capar los pavos turcos, y traía muy correspondida esta ciencia con monsieur Diderot. Hizo el primer capón de perdiz de que hay noticia, y ordenó poner en latín este triunfo en su sepultura.
COLET, LLAMADO CALDERO: Tabernero de Dijon, que se consideró padre de monsieur De Nancy, por testimonio de la Blanca. La mujer que había tenido lo abandonó por un cabo de dragón de Metz, asegurando que no cumplía el débito conyugal. El tabernero se ufanaba del mérito de haber hecho a monsieur De Nancy en una tarde de otoño y con tan poca alarma.
COMBOURG, CAPITÁN RENÉ PIERRE PAULINUS DE: Rama octava de los señores De Chateaubriand de Combourg; fue muerto por De Crozon el Bizco en el asalto a Château–Josselin. Viajaba por los pastizales de Kernascléden con el cuervo Berís al hombro, ambos difuntos, hasta que el cuervo encontrase un anillo que el capitán De Combourg robara en una posada y la prenda fuese restituida. Era hombre muy abroncante y huraño, y hacía la higa por nada. Tenía plaza–lanza en el Real Navarra.
COMFRONT, ALCALDE CONSTITUCIONAL DE: Jorobeta con perrera a lo Saint–Just, que por educar al pueblo, llamó a Comfront a la Compañía de Comedia de Italia para representar en el atrio viejo la función de los famosos enamorados Romeo y Julieta.
CONDESA DE LOS PAGARÉS, LA: Apaño que tuvo en Nancy el verdugo de Lorena. Se llamaba Lisette Le Diamant–Vert, y el título de condesa lo traía, por parte de madre, de un desconocido que se hacía llamar de incógnito don Ignotus de Flandes, y que embarazaba con mucha facilidad en Lorena porque prometía dejar titulados los frutos y heredados en Pondichery a noventa días vista.
COULAINCOURT DE BAYEUX, EL SEÑOR CORONEL PIERRE HENRI POL DE LÉON: Coronel propietario del Principal de Normandía. Era pariente de treinta y seis casas en Bretaña, y sólo una de ellas había decaído, a causa de un tío cura que gastara todo el capital en comprar un perro de Venecia que había sido intérprete del Gran Turco y hablaba variado. Fue fusilado en el patio de armas de Sedán por orden del señor mariscal de Turena. Era un hidalgo serio y militar, muy impuesto en lo suyo, dentro de una condición amigable.
CROZON, DE: Linaje de Bretaña, que viene situado en tercera línea de los duques de Broglie, en el pago de la media annata. Por armas llevan, pintan y ponen, un cuerno de caza sinople en campo de plata. La línea mayorazga terminó en el pirata De Crozon de Kerity, y la cadete en el sochantre bombardino con menores, de quien tanto se trata en estos folios. Fue gente perezosa, y los más cazadores. Se les concedía el mérito de haber traído a Bretaña el níspero.
CROZON, CHARLES ANNE GUENOLÉ MATHIEU DE: Racionero con menores de Pontivy, de cuyas memorias se toma este relato. Los últimos años de su vida, muerta madame Clementina Marot, los pasó en Pontivy por las tertulias, contando de cuando había viajado con los difuntos. Fue a Audierne a visitar la tumba de madame De Saint–Vaast y poner en ella un vasito con flores. Cuando estaba a punto de morir, mandó que le trajeran una manzana de su pomarada y la olió, y después pidió el bombardino, para despedirse de amigo tan constante, un tres cuartos italiano tan humano de embocadura, y lo besó en ella, y al besarlo se le fue el último aliento, y el bombardino, como si tuviese cristiana complexión, se quejó y dijo: «¡Miii!».
DIEULEBON: Donado que llevó por paje el escribano de Dorne cuando fue a investigar el tesoro. Sentó plaza en la caballería republicana.
DOMBAZE, DE: Cobrador de la renta de la ballena en Brest, tío de las señoritas de Semplacat. Embarazó a la mediana y huyó con la más joven, dejando a la familia por puertas. Toda esta labor la hizo en un año.
DU CRANN, CAPITÁN DE FRAGATA: Uno de los treinta y seis parientes anotados del coronel Coulaincourt de Bayeux. Mandó en la chouannerie. Pasado al Ejército de los Príncipes, murió de una bala de cañón en la batalla de Valmy. Era un joven valiente, que se enamoraba igual en las posadas que en los castillos o en el teatro. A bordo, mandaba tanto como un viento. Fue una pérdida.
EFFLAM, SANTO: Monje que hubo en otros tiempos, y después obispo. Hacía pájaros con hierbecillas que cogía aquí y allá, y les daba suelta en los campos. Leía a folio abierto en libros cerrados, y se impuso en la curación de las dolencias del bajo vientre. Una vez fue a Roma, y porque le llegó un olor a chamusco, supo que ardía su iglesia en Terre, y vino volando, y ordenó que lloviese. Y él estaba en una nubecilla dorada viendo cómo la lluvia apagaba el fuego. Dijo que moriría el día de la romería de la Palud, y los bretones cambiaron la fiesta de fecha para que no muriese, y la hicieron siempre variable. Así vivió ciento cincuenta y tres años.
ELÍAS HEBREO: Afilador de hoces en Jericó, primo de Ashavero, a quien le había prestado dinero. Se salvó de ser ahorcado en Nancy. Iba a poner en Roma una tienda de espejos. Por cada siete años que viaja, descansa otros siete.
ERQUY, LOS SEÑORES ALMIRANTES CONDES DE: Era gente de mucho trajín y valentía, y competían los Erquy con los Treboul y los de l’Isle–Adam en ir a quemar Londres. El almirante viejo de Erquy había mandado hacer una carroza semejante al navío Royal Furieux, e iba en ella a los Estados, haciendo salvas, y en la Cámara Noble hablaba con anteojo de larga vista en la mano. Los almirantes jóvenes salieron a la casta, y el mayorazgo no quería engordar para poder seguir durmiendo dentro de un cañón de doce pulgadas. Bebían vino con pólvora.
FRANKLIN AMERICANO, DON: Inventor del pararrayos y de la «grande armónica». Era un chinchete opinante, y se mostraba muy jactancioso mandando novedades a las escuelas. Inventó también el gobierno filantrópico, y se lo fue a poner como contención a los criollos de Nueva Inglaterra. Podía hablar nueve horas sin remojar, y todo por la Enciclopedia. Decía que no había tal sexto mandamiento.
GAILLON, CAPITÁN DE: Punto fijo que se echó en una posada la triste viuda de Semplacat, y quien le pagó gastos en Bagnoles de l’Orne. Era de la Real Artillería Montada, Cuerpo Segundo, y apuntaba los cañones por tabla matemática.
GALVAN, EL CURANDERO DE: Hipócrates de cámara del caballero De Saint–Vaast. Estaba muy familiarizado con venenos y había puesto en píldoras el tanatos umbrae, lo que fue un gran adelanto. En lanceta, era de la escuela de París, que pide suspensión en las diez de últimas.
GUY PARBLEU: Criado que fue, o aún es, del demonio Salomón Capitán. De día es un tableteante que no se ve, y de noche una luz vagabunda. La ilusión que tuvo siempre, fue la de ser gaitero.
ISMAEL FLORITO: Demonio que vino de sastre a Cambray, y para quitarse unas molestias de espinazo que se le habían puesto en las alamedas de bajo tierra. Pasó en Polonia por portador de la peste bubónica. Compró el alma del coronel Coulaincourt de Bayeux en el patio de armas de Sedán, y cumplió siete años y un día de cárcel en Liverpool, por monedero falso. Quiere pasar de modisto a París, pues siempre fue muy aficionado a conversar con el mujerío.
IVES: El ciego de Guimiliau, en el que hizo milagro tan sorprendente Saint–Pol de Leon, y que iba a ser guillotinado en la villa de Dinan por haber cantado unas coplas realistas.
KERITY, EL MÉDICO DE: Era muy famoso en fiebres secretas, e incluso lo llamaban de París. También era muy famoso por cabrón consentido.
KERJEAN, EL VIZCONDE DE: También pariente de los Chateaubriand de Combourg y de los Coulaincourt de Bayeux. Venía a Ruán siempre que por la justicia se partía a alguno por medio de caballos, y lanzaba un silbido muy súbito para ellos. La familia del condenado lo consideraba una fineza, y siempre lo agasajaban. Andaba de pie en el lomo de un caballo alazán que tenía, y al entrar así a galope en Caen, para presumir, dio con la frente en la viga de la Puerta de los Frailes, y cayó redondo.
LABAULE, MONSIEUR: Tejedor de chalecos, junto al puente de Audierne. Viniendo del San Emeterio le dio una parálisis, pues bebió sidra caliente.
LABAULE, PIERRE: Sobrino del tejedor, novio de madame De Saint–Vaast y marido de Ana Eloísa. La más triste flauta de Bretaña.
«LA GARDE»: Caballo de guerra del coronel Coulaincourt de Bayeux. Sabía paso de trenza. Andaba en la hueste, y de noche, como cualquier difunto, se convertía en esqueleto. Era zaíno lucero, y calzaba de ambas manos.
LE BEC-HELLOUIN, QUAY PIERRE: Hidalgo de Quelven. Gustaba de oír el bombardino. Le dejó como manda en el testamento una pomarada al sochantre de Pontivy. Por ir a tocar en su entierro, se vio el bombardino en la hueste.
LES PIEUX, LAS HIJAS DEL TABERNERO DE: Eran cuatro. Pusieron de moda en Bretaña las natillas de café. En verano y en invierno andaban remangadas. Fueron muy solicitadas de amores, porque eran muy lucidas de carnes. Se casaron en el país.
LEVEJEAN, EL TÍO: Zuequero de Redon, que recogió a Guy Parbleu.
LEVEJEAN, LA TÍA: Una iracunda borracha, que de joven hacía plantos por difuntos en Carhaix. Registraba a Guy Parbleu para sacarle las limosnas que le daban en la diligencia. Desde que vio que emplumaba, ya le dio otro trato.
LISON: El percherón de alquiler en Pontivy, que llevaba al señor sochantre a los entierros. El sochantre le tenía aprecio, pues le había entrado la manía de que el capón gustaba de oír el bombardino.
LOUIS JOSEPH: Artillero de segunda, que después resultó que era una muchacha. Terminó de cocinera en Josselin, y tuvo de pupilo a nuestro sochantre. Porque este no tenía alientos para plaza montada en el Regimiento Navarra, y lo metieron los suyos de músico de iglesia, se cabreó y sentó plaza de suizo del papa.
MAINTENON, LOS SEÑORES CONDES DE: Parientes de Villiers de Flers el Negro, que pleiteaban por el tesoro secreto. Los mató con un azadón el escribano de Dorne. Eran muy pulidos y aficionados al naipe.
MAMERS EL COJO: Mayoral de la carroza de la hueste. Había sido ahorcado en Nantes porque disfrazado de lobo les salía a las pastoras en las landas del Aule. Ya difunto, aprendió a leer, asegurando Ismael Florito que no se sabía de otro caso.
MAMERS EL COJO, EL TÍO DE: Sacristán de los franciscanos de Quimper, era medio latino y notable exorcista. Le abrieron una vez la cabeza de una pedrada, y no se dolió ni sangró. Cuando murió, un inglés compró su cabeza, y la llevó a Edimburgo, muy salteada en aguardiente, y resultó que tenía dos calaveras, y entre ambas un poco de ceniza. Fue muy comentado.
MAROT, MADAME CLEMENTINA: En su casa en Pontivy vivía nuestro sochantre. Era viuda de un ministro tambor de los Estados. Decía que hubiera podido casarse en segundas nupcias, y que las carnes blancas no pasan de moda. Sobresalía en la tortilla de hierbas.
MERMUID, LAS SEÑORAS MONJAS DE: Probaban ocho apellidos para entrar y usaban mitra. Cuando les llevaron al ciego Ives de Guimiliau, que entonces aún era bizco, les salieron verrugas en el ombligo, lo que causó gran alarma.
METZ, EL BOTICARIO DE: Lo encontró el médico Sabat, ya difunto, buscando en un campo vecino de Grenoble la Cotula aurea linneana, variedad macho. Aseguraba que los médicos de Montpellier tenían que examinarse en el infierno de lanceta de Lyon y limonada purgante.
MEZIDON, EL VIEJO: Jorobeta movedizo. Tenía una tienda de ropa vieja en Dinan, en la plaza.
NANCY, MONSIEUR DE: Hijo de la Blanca, y porque se inscribió en la partida de bautismo, de Colet, llamado Caldero. Verdugo titulado de Lorena, se cuenta de él largamente en el texto.
NETTUNO: Caco romano, criado que había sido de los rabinos de la sinagoga, junto al puente Fabricio. Aprendiera el oficio de sastre, y se le daba muy bien el corte de la dulleta.
NIÑA DEL ATRIO DE COMFRONT, LA: Era de unos mendigos. La entristeció que no hubiera ni Romeo, ni memorias, ni lirios.
PLEVEN, JEAN: El escribano de Dorne. Siempre testimoniaba con la ley romana. Los que lo vieron ahorcar dicen que iba algo decaído.
POL, SANTO: Patrón muy correspondido en Léon de Bretaña. Había venido por el mar, y la mayor parte de su caridad la realizaba dando el mejor bien de la vista. Una vez que venían los piratas berberiscos hacia Quimper lo mandaron llamar, y puso un Quimper simulado en la ribera, donde no era; los piratas desembarcaron allí y se ahogaron. Tenía entre los pies desnudos un espejito, e iban a mirarse en él los casados, por si estaban coronados, pues el tal espejito era muy delator. El obispo de Vannes mandó quitarlo. Cuando murió lo llevaron a la tumba siete ciegos, y veían como de día.
POLACO, EL SASTRE: Sastre muy entallador de casacas y muy famoso en ribetes de lazo, que vestía a toda la Satanía. El entalle de los demonios es arte mayor, porque cuando van vestidos traen el rabo de cinturón.
PLOUARET, EL MENDIGO DE: Sale al camino con la cabeza en la mano y hay que ponerle la limosna en la boca.
RANCY, EL SEÑOR CURA DE: Trajo una vaca de la Grande–Chartreuse y yendo a ser cubierta por un toro, este quedó muerto de pie, pues lo había mirado el bizco Ives, y a la vaca, hallándose puesta en lo Suyo, al no ser cubierta, se le puso el celo vario y no se logró cría alguna de ella. Esto traía al cura, que era muy eructador cuando se irritaba, más que cabreado.
ROBIC, EL MÉDICO: Pariente del médico Sabat, y quien lo mandó a Montpellier a estudiar medicina, y a Roma la ciencia del láudano.
ROSSINI, DON: Músico de Italia, que entre otras piezas compuso un rondete muy sentimental.
RUANESA, LA: Dueña de la mancebía de Pontivy. Había aprendido inglés en Calais. Se casó con uno del lugar de Wemoël, al que le ardiera la casa con la familia dentro.
RUFO DE SEGOVIA: Albéitar certificado, que baja al infierno a sangrar los años bisiestos. Utilizaba lanceta toledana.
SABAT, JOHN: Médico por Montpellier, que yendo a Roma a aprender la ciencia del láudano, quiso envenenar las fuentes. Se cuenta de él muy demoradamente en las memorias del sochantre.
SAINT–VAAST, EL CABALLERO DE: Era amigo de Voltaire y escribió de terremotos. De viejo se casó con Clarina de Semplacat. Haciendo temblar la tierra en Guimiliau, pues era empírico, le cayó una pared encima, y murió. Hablaron de él las gacetas.
SAINT–VAAST, MADAME CLARINA DE: El Autor pide que os acordéis de la verde vaguedad de sus ojos. Pasados años de su viaje, el sochantre se volvía súbitamente, pues le parecía que ella estaba detrás, sonriéndole en la sombra.
SALOMÓN CAPITÁN: Demonio de negociado. Le había robado una valija el mayoral Clamot. Se supo por Ismael Florito que la prisa que tenía de encontrar la valija era grande, pues iban en ella las pruebas de que había sido castrado. Lo que era una merma. Tuvo por paje a Guy Parbleu. Bajó definitivamente, porque nada le salía a derechas, por súbito y bullanguero.
SAN GIUSEPPE: Bandido calabrés, coronel mayor de la caquería de Roma, que puesto de guardia en San Lorenzo extramuros, se halla empeñado en que podía ser papa.
SAUVAGE, GASTÓN FEBUS DE: Coronel de los Guardias Montados de Bretaña. Se le tenía por heredero del tesoro de Villiers de Flers el Negro. Al hablar le estorbaba la erre.
SEMPLACAT, EL CAZADOR DE: Padre de las señoritas de Semplacat. Pasó a la Armada de los Príncipes, y murió de una gran borrachera en el cerco de Maguncia.
TOULET, EL SUSTITUTO: Vino a Dinan a enseñarle el manejo de la guillotina a monsieur de Bretaña. Padecía mucho de sofocos húmedos.
TREBOUL, SEÑORES ALMIRANTES, VIZCONDES Y ABANDERADOS DE: Parientes mayores de los De Crozon de Château–Josselin. Presentaron a Charles Anne para la ración de que eran patronos en el coro de la Colegial de Pontivy. Eran tan marineros estos señores, que estando en sus navíos, en la puente de mando, mirando para el mar despaciosamente y como quien no mira, les balanceaba los ojos el compás de las ondas, manteniendo ellos la cabeza quieta. Se alborotaban en seguida, con prontos de soberbia, y siempre andaban con la manía de quemar Londres y mear a la vista del rey de Inglaterra para probar su fe católica, pues es sabido que una prueba de la suya que tienen los ánglicos protestantes es que no pueden mear si su rey los ve, que se les corta la orina con graves posturas a continuación en el aparato. Los Treboul mearían a desprecio.
TURENA, EL SEÑOR MARISCAL DE FRANCIA, VIZCONDE DE: Se cita de pasada este señor príncipe de Sedán. Tenía un cocinero hugonote que se pasó a la verdadera Iglesia para que dejasen de cortársele las salsas, que en la protesta no lograba una.
VERDUGO DE RENNES, EL: Utilizaba cuerdas de esparto de Tarragona y liquidaba a los penados sin solemnidad.
VILLIERS DE FLERS EL NEGRO, EL MARQUÉS: Enterró un tesoro y lo dejó por cifra. Tenía un criado que andaba con la cabeza para abajo y los pies para arriba. Lo llevó a París para que lo viese el Rey, y de pies hacían sus orejas, que las tenía encallecidas.
VITRÉ, LAS SEÑORITAS DE: Eran hijas naturales del conde sordo de Laval, que las hizo en la confitera que iba a su palacio a comprar higos para poner en almíbar. De la más joven estaba enamorado el hidalgo de Quelven, que en paz descanse. Tuvo una famosa serenata de bombardino en Bagnoles de l’Orne.