A Esther Bartlett y Comic, educadores sociales pertenecientes a la Asociación para la Acción Crítica, que me han brindado importante información sobre fenómenos sociales tan cercanos como desconocidos.
A José M.ª Rodríguez-Ponga, abogado, quien me dio datos tan inquietantes sobre el mundo de las leyes que llegaron a inquietarlo a él mismo.
A Agustín Febrer Bosch, experto en armas de fuego, quien, como siempre, me apabulló con sus conocimientos regalándome su sabiduría.
A todos ellos, la constatación pública de su generosidad y ayuda inestimable.