El hermano cuerpo es pobre…: lo que quiere decir
que debemos ser ricos por él.
Él fue a menudo el rico: así que puede serle perdonada
la pobreza de sus peores momentos.
Si él actúa después como si casi no nos conociera,
puede uno amablemente recordarle todo lo que nos une.
Bien es cierto que no somos uno, sino dos solitarios:
nuestra conciencia y Él.
Pero ay cuántas cosas
después de tanto tiempo uno a otro nos debemos:
¡igual que los amigos!
Y con la enfermedad se da uno cuenta:
¡qué difícil que es la amistad!
Val-Mont, mayo de 1926