[CUÁN A MENUDO PERMANECÍAMOS ANTES]

Cuán a menudo permanecíamos antes,

estrella en la estrella,

cuando, de la constelación más libre,

aquella estrella parlante

daba un paso adelante y llamaba.

Estrella en la estrella, nos admirábamos:

ella, la voz de su constelación,

yo, la boca de mi vida,

satélite de mi ojo.

Y la noche, cómo nos otorgaba

tras la vigilia la comunicación.

Val-Mont, febrero de 1926