[DAME, OH TIERRA, LA PURA]

Dame, oh tierra, la pura

arcilla para el lacrimatorio;

derrama, ser mío,

el llanto que se ha escondido en ti.

Que aquello retenido se libere

en el vaso dispuesto.

Tan sólo la ninguna-parte es perniciosa:

cada ser es conforme a su ley.

Muzot, octubre de 1924