[MUNDO HABÍA EN EL ROSTRO DE LA AMADA]

Mundo había en el rostro de la amada,

pero se ha desbordado de repente

y el mundo ahora está fuera; el mundo es inasible.

Por qué no lo bebí vertiéndolo de lo alto

desde el completo rostro, desde el amado rostro:

mundo que estaba cerca de mi boca,

perfumado. Y bebí. Cómo bebí insaciable.

Mas yo también de mundo me llené demasiado,

yo mismo que bebía me desbordé.

Ragaz, julio de 1924