No más debes saber tú que la estela
o que el trazo diáfano sobre la piedra pura:
casi sereno y tan leve, que se diría
hecho sin el esfuerzo que es ley sobre la tierra.
Tú 110 puedes sentir más que ese puro
sentimiento de privación sin fin—
o acaso, ay, también la frialdad de aquellas piedras que ella
a veces trasladaba por la tarde.
Pero aparte de eso, caro te sea el consuelo
que en lo más familiar tú reconoces.
En el viento hay consuelo, consuelo hay en el fuego.
Te seduzca lo mismo estar aquí o allí,
sin hacer distinción, pues de otro modo diferenciarías
la blancura del blanco del vestido.
Muzot, febrero de 1922
Del ámbito de Los Sonetos a Orfeo