[CASI EN EL DÍA DEL JUICIO…]

Casi en el Día del Juicio los muertos se desgarran del abrazo de la tierra

y el globo aligerado se propulsa hacia el cielo tras su impulso.

Casi del mismo modo también se precipitan los vivos en la tierra

basta que ella cargada con su peso,

se hunde allá en su suelo: el fundamento

del mundo entre las algas de milenios, donde aún los destinos,

callados con la obtusa mirada de los peces,

se encuentran con el frío. Allá surgen de tubos

cual marinas anémonas, heridas suntuosas que florecen

y la misma corriente va guiando el tentáculo

del espantoso pulpo que va a atrapar su presa.

Del calcio de los huesos, se forma allí el pálido coral:

aterido horror vivo que, mudo, se bifurca.

Irschenhausen, septiembre de 1914