AL DIBUJO QUE REPRESENTA A JOHN KEATS EN SU MUERTE

Ahora lo lejano, venido desde abiertos horizontes,

toca el rostro al apaciguado celebrante;

así es como el dolor, para nosotros

inasible, regresa a su oscuro poseedor.

Y esto persiste un instante aún,

de este modo ser espectador

del sufrimiento pudo convertirse en

la mayor libertad—; una nueva clemencia

se instala despreciando la corrupción

y el mismo devenir.

Rostro: oh, ¿de quién?: no más esas alianzas

todavía un instante consentidas.

Oh ojo que nunca más

hará brotar la más bella de todas

las cosas de la vida, a la que se ha abdicado.

Oh umbral del canto, boca de juventud

a la que para siempre se renuncia.

Y tan sólo la frente, a partir de volatilizadas referencias,

desea construirse algo más duradero al otro lado,

como por desmentir los bucles fatigados del cabello

que se le entregan ya, tristes y tiernos.

París, enero de 1914
Ámbito de las Elegías de Duino