[QUÉ PODRÍA IMPONERME TU SONRISA]

Qué podría imponerme tu sonrisa,

qué cosa me impondría que la noche

antes no me haya dado,

la que con un inicio casi tímido

comienza ya en mi rostro

y dónde acaba, dónde.

En ti terminaría, mas así se fatiga

mi corazón: afluye y nunca tiene, nunca,

suficiente el espacio.

París, marzo de 1913