[AL ÁNGEL]

No aguardes mi elección, sino que exige;

tú lo puedes, pues no te falta nada.

Cómo con un crujido, impenetrable,

te has precipitado y me has salido al paso.

Mi angustia aún propendía

a eludir tu oleaje.

Mas quién se ocultaría y tras qué dique

si creciera el océano hasta el cielo.

París, en el cambio de año 1913/1914