[AY QUE CAIGA AL CONTACTO CON UN ÁNGEL]

Ay que caiga al contacto con un ángel

un reflejo en el mar sobre una luna:

allí mi corazón habita cual coral en muda lucha

sus más jóvenes ramificaciones.

Incierto permanece para mí todo el mal infringido

por el desconocido de allí enfrente;

la corriente vacila, se impulsa al otro lado;

profundidad y obstáculos producen sus efectos.

Venidas de otro tiempo, rígido, inconmovible,

dan vueltas las criaturas de repente elegidas

y el eterno mutismo de todos los seres

precipita el bramido de la historia.

París, febrero de 1914