de Cuesco
Mi mejor receta, que la abuela Livi le confió a mi madre y que mi madre me confió a mí. Es para dos tartas.
Mezcla el aceite con la harina y la sal, antes de añadir el agua poco a poco hasta que la mezcla quede uniforme. Parte la masa por la mitad y trabájala hasta que quede fina.
Un buen cocinero lo entiende, pero la habilidad para hacer una base de tarta estupenda es un don, no algo que se pueda aprender. Ve a la tienda y compra la pasta quebrada ya hecha si no te sale.
Vas a necesitar un bol bien grande para esto. Mezcla el azúcar morena con el resto de los ingredientes antes de añadir poco a poco la calabaza. Reserva la leche en polvo para el final, cuando la calabaza ya esté bien mezclada. Añade la leche y mezcla con la batidora al mínimo, o tendrás calabaza por toda la cocina. Te dará la sensación de que has metido la pata porque la masa estará muy líquida y te habrá salido de un color parduzco, no naranja.
Precalienta el horno a 230 °C. Engrasa los moldes para que no se peguen. Pon primero las bases en crudo, arregla los bordes para dejarlos bonitos y reparte el relleno entre las dos tartas. Hornea a 230 °C durante 15 minutos antes de bajar la temperatura del horno a 160 °C durante otros 40 ó 45 minutos, para que se terminen de hacer. Tardan bastante en hornearse. La tarta estará lista cuando al clavarle un cuchillo en el centro, la hoja salga limpia.