Cliff me pregunta sobre la cena que dio Veronica de una manera que me hace sospechar que mi madre ya lo ha comentado con él (probablemente en un intento de hacer que me ponga las camisas que me compró en Gap y que a ella le encantan y a mí no). En cuanto me siento en el sillón marrón reclinable, Cliff saca el tema y se toca la barbilla (como hace cada vez que me pregunta por algo que mi madre ya le ha contado).
Aunque sé que ya se lo ha contado, tengo ganas de decirle que tuvo razón al aconsejarme que me pusiera la camiseta que mi hermano me había regalado. Sorprendentemente, no quiere hablar de la ropa que llevé, quiere hablar de Tiffany, y no deja de preguntarme por ella, por cómo me hizo sentir y si disfruté con su compañía.
Primero soy educado y respondo diciendo que Tiffany es muy agradable, que iba muy bien vestida y que tiene muy buen tipo, pero Cliff no deja de buscar la verdad como hacen siempre los terapeutas. Todos tienen alguna especie de habilidad psíquica que les permite ver a través de las mentiras y por eso saben que al final te cansarás de seguir el rollo de la mentira y querrás contar la verdad.
Al final, digo:
—Bueno, la verdad es que no me gusta decir esto, pero Tiffany es un poco guarra.
—¿Qué quieres decir? —me pregunta Cliff.
—Quiero decir que es un poco puta.
Cliff se sienta más erguido. Parece sorprendido y lo suficientemente incómodo para hacer que yo también me sienta incómodo.
—¿En qué basas esa observación? ¿Vestía de manera provocadora?
—No. Ya te lo he dicho. Llevaba un vestido bonito. Pero en cuanto terminamos de cenar me pidió que la acompañase a casa.
—¿Qué hay de malo en eso?
—Nada. Pero al final del paseo me pidió que tuviésemos un encuentro sexual. Y no con esas palabras.
Cliff se quita la mano de la barbilla, se recuesta y dice:
—Oh.
—Lo sé. Yo también me quedé alucinado, sobre todo porque sabe que estoy casado.
—¿Y lo hiciste?
—¿Hacer qué?
—Tener un encuentro sexual con Tiffany.
Primero me cuesta asimilar las palabras de Cliff, pero luego me cabreo al comprenderlas.
—¡No!
—¿Por qué no?
No puedo creer que Cliff realmente me esté preguntando eso, sobre todo porque es un hombre felizmente casado, pero le respondo de todas formas.
—¡Porque amo a mi mujer! ¡Por eso!
—Eso es lo que pensaba —dice.
Eso me hace sentir mejor, pues me doy cuenta de que solamente estaba poniendo a prueba mi moral, lo cual es del todo comprensible ya que las personas que salen de una institución mental deben tener una buena moral para que el mundo continúe girando sin interrupciones mayores y pueda haber finales felices.
Luego digo:
—Ni siquiera sé por qué Tiffany quería tener sexo conmigo. Quiero decir, no soy un hombre atractivo, y ella es muy guapa. Podría encontrar a alguien mejor, seguro. Estoy pensando que quizá sea ninfómana. ¿Qué piensas?
—No sé si es ninfómana o no —dice—. Lo que sé es que a veces la gente dice y hace lo que cree que los demás quieren que haga. Quizá Tiffany no quería tener sexo contigo pero pensó que te ofrecía algo que tú querías, para que la valorases.
Pienso durante unos instantes en esta explicación y digo:
—¿Quieres decir que Tiffany pensaba que yo quería tener sexo con ella?
—No necesariamente —dice sujetándose la barbilla de nuevo—. Tu madre me contó que llegaste con la camiseta llena de maquillaje. ¿Puedo preguntarte cómo sucedió?
Reticente, porque no me gusta cotillear, le cuento que Tiffany llevaba su anillo de casada a pesar de que su marido ha muerto y le cuento lo del abrazo y lo de que nos pusimos a llorar frente a la casa de sus padres.
Cliff asiente y dice:
—Parece que Tiffany necesita un amigo y que pensó que tener sexo contigo la ayudaría a que fueses su amigo. Pero cuéntame otra vez cómo manejaste la situación.
Así que le digo exactamente lo que nos llevó al abrazo y cómo dejé que me manchase la camiseta de Hank Baskett con maquillaje y…
—¿Dónde conseguiste una camiseta de Hank Baskett? —me pregunta.
—Ya te lo dije. Me la regaló mi hermano.
—¿Eso es lo que te pusiste para la cena?
—Claro, como me dijiste que hiciera.
Sonríe y hasta se ríe, lo cual me sorprende. Luego añade:
—¿Qué dijeron tus amigos?
—Ronnie dijo que Hank Baskett era el hombre.
—Es que Hank Baskett es el hombre. Estoy seguro de que hará al menos siete touchdowns esta temporada.
—Cliff, ¿eres seguidor de los Eagles?
Hace el cántico de los Eagles.
—¡E! ¡A! ¡G! ¡L! ¡E! ¡S! ¡EAGLES!
Eso me hace reír, ya que es mi terapeuta y no sabía que a los terapeutas les gustase el fútbol americano.
—Bueno, ahora que sé que tú también tienes sangre verde, tendremos que dejar el tema de los Pajarracos para luego —dice Cliff—. ¿Realmente permitiste que Tiffany llorase sobre tu camiseta nueva de Hank Baskett?
—Sí, y es una camiseta buena, no una de esas baratas.
—¡Una camiseta de Hank Baskett auténtica! —dice—. Eso fue muy amable de tu parte, Pat. Me parece que Tiffany realmente necesitaba un abrazo y se lo diste porque eres un buen muchacho.
No puedo evitar sonreír, pues realmente estoy tratando de ser un buen muchacho.
—Lo sé, pero ahora me sigue a todas partes.
—¿Qué quieres decir?
Así que le cuento a Cliff que desde el día de la cena, cada vez que voy a tirar la basura o que salgo a correr, Tiffany está fuera esperándome con su chándal y su cinta rosa para la cabeza.
—Muy educadamente, le dije que no me gusta correr con otras personas y que me dejase solo, pero ella me ignoró y simplemente se puso a correr unos metros por detrás de mí todo el rato. Así cada día, y sigue haciéndolo. De alguna manera sabe lo que voy a hacer y siempre está ahí cuando salgo al atardecer, y me sigue a todas partes. Corro deprisa y sigue conmigo. Corro por calles peligrosas y me sigue. Nunca se cansa, y sigue corriendo tras de mí hasta que paramos en la puerta de mi casa. Ni siquiera me dice hola o adiós.
—¿Por qué no quieres que te siga? —pregunta Cliff.
Así que yo le pregunto a él cómo se sentiría Sonja, su mujer, si una mujer que estuviese buena lo siguiera cada vez que saliese a correr.
Sonríe como hacemos los hombres cuando estamos solos y hablamos de mujeres de manera sexual, y dice:
—¿Así que crees que Tiffany está buena?
Eso me sorprende, pues no sabía que los terapeutas pudieran hablar como hacen los amigos. Eso me hace preguntarme si Cliff piensa que ahora yo soy su amigo.
—Claro que está buena —digo—, pero estoy casado.
Se vuelve a coger la barbilla y pregunta:
—¿Cuánto hace que no ves a Nikki?
Le digo que no lo sé.
—Quizá un par de meses —contesto.
—¿Realmente crees eso? —dice cogiéndose la barbilla de nuevo.
Cuando le digo que sí, oigo esa voz que grita en mi cabeza, e incluso digo la palabra que empieza por «j». Inmediatamente me siento mal, pues Cliff me estaba hablando como a un amigo, y las personas cuerdas no gritan ni maldicen a sus amigos.
—Lo siento —digo cuando Cliff empieza a parecer asustado.
—No pasa nada —responde mientras fuerza una sonrisa—. Debería creer que realmente crees lo que me dices. A mi mujer le gustan las películas extranjeras. ¿A ti te gustan las películas extranjeras?
—¿Con subtítulos?
—Sí.
—Odio ese tipo de películas.
—Yo también —dice Cliff—, sobre todo porque…
—No hay finales felices.
—Exacto —dice Cliff poniendo un dedo en mi cara—, la mayor parte del tiempo son deprimentes.
Asiento para mostrar que estoy de acuerdo, aunque hace mucho tiempo que no veo ninguna película y no lo haré hasta que Nikki regrese, pues ahora estoy viendo la película de mi vida mientras la vivo.
—Mi mujer solía suplicarme que la llevase a ver esas películas extranjeras con subtítulos a todas horas. Era como si cada día me pidiese que fuésemos a ver películas extranjeras, así hasta que cedí y empecé a llevarla. Todos los miércoles por la noche íbamos al cine Ritz y veíamos alguna película deprimente. ¿Y sabes qué?
—¿Qué?
—Al cabo de un año simplemente dejamos de ir.
—¿Por qué?
—Dejó de pedírmelo.
—¿Por qué?
—No lo sé. Pero quizá si te tomas algún interés en Tiffany y le pides que vaya a correr contigo o a cenar un par de veces, puede que dentro de unas semanas se haya cansado de perseguirte y te deje en paz. Dale lo que quiere y puede que luego ya no lo quiera. ¿Entiendes?
Lo entiendo, pero no puedo dejar de preguntarle:
—¿Realmente crees que funcionará?
Y Cliff se encoge de hombros de una manera que me hace creer que sí lo hará.