Y ahora, ¿no lo ves
como una enfermedad?
¿No te parece un mal sueño
del que querer despertar?
¿No desearías que el tiempo
supiera volver atrás,
que de algún modo pudieras
tener la oportunidad
de deshacer lo vivido
y de poder olvidar?
¿No quieres cerrar los ojos
y gritarnos… «ojalá»?
Porque de veras nos duele
sentir tu infelicidad
y «ojalá» es la palabra
que más nos oyen llorar.
«Ojalá», suspira el río,
donde solías jugar.
«Ojalá», dicen las aves
que te escuchaban cantar.
Ojalá en nuestro palacio
pudieras volver a entrar,
porque en él hasta las piedras
gimen pensado «ojalá».
Ojalá antes de irte
te pararas a escuchar.
Ojalá hubieses sabido
quién te quiere de verdad.
Ojalá ahora lamentes
lo que hiciste años atrás.
Ojalá sientas el odio
y la venganza aflorar,
y comprendas la misión
que te vamos a encargar.
Porque no es un castigo,
te queremos ayudar,
pero tú nos olvidaste
y lo tienes que pagar.
Despreciaste a tus hermanas
y el calor de nuestro hogar.
Ya que solas nos dejaste…
Disfruta tu soledad.