Hogar |
"El hogar es el lugar a donde, cuando usted va, tienen que recibirlo." |
—Robert Frost |
Nací un 9 de junio. Mi hermana Jane nació el mismo día, tres años después. Tres años y medio después de eso, mi hermana Carole nació el día de Navidad. Debido a que su cumpleaños podía perderse en las festividades navideñas, la familia siempre celebraba también su cumpleaños el 9 de junio. Así que teníamos una gran celebración (casi como una segunda Navidad) cada 9 de junio. Una mujer me preguntó una vez si me molestaba no tener una celebración propia de cumpleaños. La miré con sorpresa; nunca se me había ocurrido. Las festividades grupales siempre fueron tan divertidas que sentía pena por las personas cuyos cumpleaños eran asuntos individuales. Así que esperé con gran anticipación un viaje especial de cumpleaños, cuando mis hermanas, sus esposos, mi papá y yo fuimos a Las Vegas por tres días. Nos divertimos mucho viendo todos los hermosos hoteles, comprando en el Caesar's Palace, jugando póquer en el Bellagio, probando todas las máquinas tragamonedas, comiendo en el Hugo's Cellar del centro (¡culminando con un pastel de queso Snickers que decía "Feliz Cumpleaños"!) y desvelándonos hasta altas horas de la madrugada. Para el domingo, estábamos exhaustos. Empacamos para el viaje de regreso a Los Ángeles, y Carole y yo logramos meter nuestras maletas en un elevador lleno. Una mujer amable que estaba en el rincón mantuvo su mano en el panel de botones, preparada para presionar nuestro número de piso, y preguntó: "¿A dónde van?". Carole de inmediato respondió: "¡A casa!". Todos soltaron la carcajada porque no hay un botón en el elevador que diga "Casa". Tampoco puede golpear sus zapatos rojos (como Dorothy en El mago de Oz) para llegar ahí. Tiene que empacar y viajar, a veces por muchos kilómetros y muchas lunas, para regresar a ese lugar de descanso y oasis, la cómoda familiaridad del hogar. El plato de home, la página de inicio, el lugar seguro donde las paredes la protegen, el sillón le da la bienvenida y la gente está feliz de verla. Salimos del hogar para enfrentar los desafíos y celebraciones desconocidas de cada día y debemos armarnos para dichas batallas. En nuestra casa, podemos relajarnos, quitarnos nuestra armadura, soltar nuestro cabello y bajar nuestras defensas. Si no puede hacerlo en el lugar que ahora llama hogar, entonces no lo es. Pero hay una visión más grande de este. El hogar es la amiga que puede llamar en una crisis a las tres de la mañana. Es su sentido de conexión con la tierra húmeda bajo sus pies y con la belleza del amanecer; es la gloria de la vista desde la cima de la montaña. El hogar es el gato ronroneando en sus brazos o el perro que corre para saludarla. Es la luz en los ojos y la sonrisa amable del extraño que acaba de conocer, pero que de algún modo le parece familiar, cuyo corazón se abre de par en par para dejarla entrar. El propósito más importante del trabajo es ser feliz en casa; el de la vida, es ser feliz; el del espíritu, es ayudar a otros a serlo también. Si podemos lograr todo eso, tendremos más riquezas de las que alguna vez pudimos imaginar. ■ |