No siempre supe esto; en el primer año que impartí mi taller, hubo una mujer en mi clase que estaba muy ocupada y estresada, y en la mitad del curso, me preguntó si podía transferirla al siguiente. Sentí compasión por su situación, y soy amable, así que le dije que sí. La segunda vez, tuvo aún más problemas y me pidió que la transfiriera de nuevo. Accedí. ¡Pero tampoco completó el curso la tercera vez! Fue ahí cuando comprendí lo de la pared de resistencia. El problema que la detuvo era el mismo problema que quería resolver con el taller, y mi condescendencia para dejarla salir del proceso solo demoró su recuperación. Estuvo mal que yo hiciera eso y aprendí mi lección. La gente quiere abandonar la clase cuando llega al punto de cambio y aborda su problema: eso que le impide tener todas las riquezas y alegrías que quiere en la vida. Una amiga mía que es abogada me dijo que se inscribió a mi taller para resolver sus problemas de administración de tiempo. Tomó mi curso dos veces; ambas ocasiones, faltó a la misma sesión: administración de tiempo. Así que ahora tengo un contrato que todos firman en la primera clase. Lo reviso con cuidado, se los leo en voz alta y hago que cada persona diga "Sí, estoy de acuerdo" a cada estipulación. El primer acuerdo es que deben seguir en el taller hasta el final. Pero claro, cuando abordan su problema, se olvidan de todo eso. Así que les recuerdo con toda amabilidad acerca de su contrato y que no hago ninguna excepción, sin importar cuál sea su problema. El éxito requiere trabajo, tanto físico como psicológico. Si fuera fácil, todos lo harían. |
Asustarse |
Asustarse es una reacción natural al cambio cuando parece negativo; de hecho, los altibajos en los negocios son solo una manifestación de la desviación estándar. Puede lanzar una moneda al aire 20 veces seguidas y que siempre caiga "águila" (si lanza pesos mexicanos), pero eso no por fuerza quiere decir algo; solo es una cuestión de probabilidad. |