Ahí conocí a una mujer llamada Sylvia Silk, y en seguida supe que vivía en la calle frente a donde estaba mi casa, así que comenzamos a dar caminatas en el parque una vez a la semana. Sylvia está casada con un psiquiatra, tiene una maestría en psicología espiritual y posee un espíritu encantador. Atesoro mucho nuestras caminatas y siempre la consulto cuando estoy confundida, molesta (enojada o desesperada) o busco algo. Sylvia sabe justo cómo ir al grano, reenfocar mi atención en lo que en verdad importa o hacer la pregunta perfecta de búsqueda. Durante una de nuestras caminatas, estaba muy nostálgica. Varios de mis programas de televisión favoritos, como Lost, llegaban a su final. Las despedidas estaban en mi mente, así como el amor y las conexiones entre las personas. Disfrutaba ver el amor que compartían los personajes en estos programas y me sentía un poco despojada mientras se dirigían al ocaso. Ya no podría compartir sus aventuras, batallas y pasiones. Sí, todo era imaginario e indirecto, pero igual se sentía como una pérdida total. Con algo de melancolía, comencé a recordar todas las pérdidas en mi vida, todas las relaciones que no duraron, las esperanzas y sueños que no se concretaron, los planes que no fructificaron. No tenía un matrimonio exitoso, no había vendido tantos libros como los de la serie Caldo de pollo para el alma, no había estado en el programa de televisión de Oprah, etc. En verdad estaba nadando en la autocompasión. "Chellie, eso es solo tu ego hablando", dijo Sylvia (y con un tono nada sutil, debo agregar). ¡Boom! Al instante me detuve. La volteé a ver y también dejé de hablar. En esta vida no se trata de alimentar el ego. El éxito de una empresa no es el punto; lo es la aventura, la exploración a través de la cual descubrimos nuestros valores, visión y voz. Es la prueba por medio de la cual destilamos nuestros espíritus. Es el aprendizaje, la escuela, el desarrollo del alma. A lo largo de su camino gana y pierde. A los jugadores de póquer les gusta decir: "Lo mejor después de jugar póquer y ganar es jugar póquer y perder". Lo importante es estar en acción, en el juego, dando todo su esfuerzo. Para aprender, crecer, amar a Dios, amar la vida y amar a los semejantes. ¡Oh, sí! |